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«Las cifras que se barajan para la mina de zinc del Besaya no son disparatadas»

«Las cifras que se barajan para la mina de zinc del Besaya no son disparatadas»

El director de la Escuela de Minas de Torrelavega, Julio Manuel de Luis, señala a China como la culpable de que el precio de ese metal se haya disparado en el mercado

Gonzalo Sellers

Santander

Domingo, 10 de diciembre 2017, 08:11

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Los datos megalómanos que acompañan al proyecto de la mina de zinc del Besaya –600 millones de euros de inversión y la creación de 2.000 empleos–, unido al rosario de iniciativas empresariales fallidas en el pasado, han generado un clima de incredulidad en torno a las intenciones de la empresa canadiense Emerita Resources. Un sector importante de los empresarios, políticos y profesionales de la región no pueden evitar ver en este plan minero las sombras de las láminas de fibroyeso de GFB o de los fastuosos edificios de la Ciudad del Cine de Cuchía.

Pero también hay datos y opiniones que dan cierta credibilidad al que puede convertirse en el proyecto industrial estrella de la legislatura de Miguel Ángel Revilla. El director de la Escuela de Minas de Torrelavega, Julio Manuel de Luis, aseguró a este periódico que «las cifras barajadas no son disparatadas». Los 17 millones de euros previstos para los sondeos iniciales y los 600 millones para la construcción de la mina «no son descabellados, sobre todo teniendo en cuenta el margen de beneficio que maneja esta empresa». Estamos hablando de 2,2 millones de toneladas de zinc que, al precio del valor actual en el mercado (3.237 dólares la tonelada), generarían unos ingresos de 7.000 millones de euros a los inversores canadienses.

Cambio de ley «impensable»

De Luis se muestra «cauto» con las posibilidades de que este proyecto llegue a materializarse, pero da dos claves que invitan al optimismo. En primer lugar, la información de que existe ese mineral bajo el suelo de la comarca del Besaya es «veraz y está contrastada, los indicios son sólidos». Los próximos sondeos lo que harán es determinar su grado de concentración y en cuántas vetas se encuentra repartido. El resultado de ese estudio será determinante para que los canadienses decidan apostar o no a lo grande.

«La contaminación cero en minería no existe. Es labor del Gobierno controlar que el proyecto sea sostenible»

Julio Manuel de Luis | Director de la Escuela de Minas

En segundo lugar, el director de la Escuela de Minas destaca el interés mostrado en el último año, que ha motivado, incluso, un cambio de ley «impensable en esta región». «En unos meses se ha modificado la normativa, se ha resuelto el concurso y se han pedido los permisos. Se respira mucha prudencia, pero también ilusión por un proyecto que puede generar mucha riqueza en el entorno», reconoció De Luis.

Escalada de su valor

Desde 1856 hasta 2003, Asturiana del Zinc extrajo 7,3 millones de toneladas de concentrado de este metal y 0,7 millones de toneladas de concentrado de plomo, según los datos publicados en su página web. Pero estas cifras no se pueden extrapolar a la actualidad, ya que hay que tener en cuenta las técnicas artesanas que se utilizaban en el siglo XIX y comienzos del XX y la modernización de los sistemas de los últimos años. No en vano, en las últimas tres décadas de existencia, se extrajo de la mina a cielo abierto de Reocín tanto mineral como en los 120 años anteriores.

La explotación cerró hace catorce años, cuando los precios cayeron en picado. Una situación que ha cambiado ahora. La remontada en las cotizaciones llamó la atención de Emerita Resource hace más de un año. «Hay que reconocer que acertaron. Cuando vinieron a Cantabria por primera vez, estaba a 2.500 dólares la tonelada y ahora está en más de 3.200», destacó De Luis, que señala directamente a China como una de las culpables de esta escalada en el precio.

Para misiles y tuberías

La producción mundial de zinc triplica actualmente la que existía en la década de los 60 y duplica la que había en 1995. La razón no es otra que responder al fuerte incremento de la demanda. Sólo en los últimos quince años se ha incrementado un 55%. Sólo China ha multiplicado por tres su necesidad de este mineral. Desde hace cuatro años, los chinos incluyen los fertilizantes a base de zinc dentro de sus recomendaciones nacionales para el abono de los cultivos más importantes. Aunque ese modelo de negocio no ha parado de crecer desde entonces, los mayores consumidores del mundo siguen siendo Brasil y México, con un 70% del total, ya que el principal uso de este mineral sigue siendo industrial y es en esos dos países donde más se utiliza.

La mitad del zinc que produce el planeta se usa para galvanizados. Es decir, para cubrir otro metal, que suele ser hierro, y hacerlo más resistente a la oxidación del aire. El mejor ejemplo son las tuberías para la conducción de agua.

Otro 15% del zinc se utiliza para fabricar latón –muy aprovechado para construir instrumentos musicales– y otro 15% para aleaciones, esto es, para dar mayor solidez y resistencia a los materiales. Por ejemplo, transformándolo en alpaca, si se combina con níquel y cobre, para hacer cubiertos de mesa. También se usa en la industria aeroespacial para misiles y cápsulas espaciales por su óptimo rendimiento por unidad de peso.

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