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Los jugadores atléticos celebran un gol.
El Atlético bloquea su plaza para la gloria
semifinales | vuelta

El Atlético bloquea su plaza para la gloria

El Bayern avasalló al equipo rojiblanco, se estrelló con un Oblak que detuvo un penalti decisivo y Griezmann aprovechó la primera ocasión atlética

Rodrigo Errasti Mendiguren

Martes, 3 de mayo 2016, 02:45

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El Atlético de Madrid está a un solo paso, dentro de 25 días, de terminar de una vez por todas con el estigma de perdedor, 'de pupas' al que el destino quiere castigar. En los 180 minutos de eliminatoria ante el Bayern de Múnich demostró que se ha acostumbrado a estos asedios y aunque parezca que juega en el alambre vive feliz así. El Bayern avasalló al Atlético, le sometió a una presión asfixiante y por momentos parecía imposible que el equipo madrileño alcanzase la final de Milán. Pero por algo el fútbol es un maravilloso juego que emociona a millones de personas en todo el mundo. Cuando estaba más embotellado, cuando el repaso parecía que tendría efecto el Atlético golpeó a su rival. Después supo resistir para vengarse a sus mayores, de aquella final maldita de 1974. Dos estilos distintos para completar una eliminatoria memorable para los aficionados neutrales que no vivieron la recta final del duelo al borde de la taquicardia. Los más antiguos creemos que se ha perdido la magia de la Copa de Europa, pero quizá después de tragarse muchos partidos de relleno estos duelos tan vertiginosos, que entran en la memoria colectiva del fútbol, saben aún más a gloria.

El 19 de mayo de 2012 el Bayern vivió su día más cruel en el Allianz Arena, fue inmensamente superior al Chelsea en una final de la Champions, pero cayó a los penaltis después de que su estrella, Robben, desperdiciase una pena máxima que hubiese evitado llegar a la muerte súbita. Fue un ejercicio de impotencia, ya que no pudo alzar la orejona para confirmar su superioridad en un duelo que remató 37 veces (por las 35 de esta vez), en el que sacó 20 córners (12) y tuvo el balón casi en propiedad (67%). Por momentos, a Guardiola, que se va de Múnich sin la Champions, se le puso cara de Jupp Heynckes viendo que su espectacular primera parte apenas le había servido para igualar la eliminatoria. Y cuando en la recta final, cuando un gol separaba la gloria del llanto, confirmó que los tres grandes españoles le han impedido triunfar en Baviera.

España traba a Pep

El Bayern salió más como un equipo alemán que como un equipo de Pep, directo y agresivo, jugando siempre en el campo del Atlético. Vertiginoso con balón, agresivo sin él, completó una primera mitad de enmarcar; rozando la perfección y mostrando todo su muestrario en la distribución: corto, largo, por fuera, por dentro... Sólo le faltó puntería para que fuese un vídeo de muestrario. Viendo la dificultad para encontrar espacios por dentro, probó con disparos lejanos de Vidal, Lahm y Ribéry. Su mejor opción antes del gol, que llegó en un golpe franco tras una falta innecesaria de Augusto en la frontal, la generó un Müller dejó quiso regalar un gol a Lewandowski tras ganar la espalda a Filipe pero se hizo Oblak grande para detenerla con el pie.. Luego se le escapó una bola por intentar agarrar un derechazo de Ribery pero Müller, el que más desorden provocó con esa virtud suya de aparecer como mediapunta, extremo y delantero, no pudo embocarla. El 1-0 se intuía.

El Bayern impuso un fútbol de tan alto nivel técnico, táctico, de ritmo e intensidad que el Atlético, que se olvidó de la presión, no podía ni defenderse. Completó media hora sin salir de su área. Era casi algo ilógico que los bávaros no hubiesen marcado. Sucedió entonces en una jugada desgraciada. Xabi Alonso, espectacular a diferencia de lo sucedido en Madrid, se pidió el golpe franco ante las protestas de sus compañeros. Y ayudado por la fortuna, la bola tocó en la pierna de Giménez, abrió la lata. Ahí le entró la congoja al bloque madrileño y Giménez cometió un penalti absurdo tras ser agarrado primero por Javi Martínez. Lo pidió Müller que no sabía que Oblak estaba ahí esperando su opción de ser héroe. El esloveno detuvo el chut desde los once metros y también el rechace a Alonso ante los ojos incrédulos de Guardiola. Contar con un jugador de primer nivel mundial bajo palos mantuvo a los de El Cholo en la eliminatoria. Esa fue la única buena noticia para los españoles, que sin comparecer (apenas un disparo lejano de Gabi) y estando completamente desarbolados no estaban por detrás en la eliminatoria. Si el Bayern había tardado 115 minutos en marcarle un gol a su muro, malo sería que pudiera lograr otro en sólo 45.

Una combinación, gol

El Bayern estaba siendo lo esperado ante un rival lejos de su mejor versión. El Atlético necesitaba encontrar una forma de tomar aire, sumar un pase más para tener un poco el balón y alguien que la sujetase arriba para poder ganar metros, para salir de su campo. Simeone varió en la segunda parte con Carrasco, esperando que el Bayern tuviese que correr hacia atrás. Así podrían hacer daño Griezmann y Torres. Y el gol sucedió de ese modo, aprovechando el error en la presión del Bayern. Combinaron los dos últimos tras recibir de Koke y el francés, que arrancó en posible fuera de juego, aprovechó el error local -al cerrar sólo Javi Martínez y Alaba- para fusilar en el mano a mano ante Neuer. Nada mejor que otro gol del Griezmann, que ya supera los goles de Costa en Europa como atlético, para escapar de la presión y venirse arriba ante un rival que encajó mal el gol.

Durante unos minutos, pagó el esfuerzo y veía que necesitaba dos goles en sólo media hora. No le perdió la fe, sobre todo porque ante la Juventus ya hizo lo mismo en octavos ante su público. Pep metió a Coman para abrir más el campo, Lahm pasó al centro del campo y en un centro colgado de Alaba llegó el 2-1. Vidal ganó a Filipe Luís por alto y asistió para que Lewandowski remachase a la red.

El duelo entró en un ida y vuelta loco, no le quedaba otra a los locales. Había más huecos para el Atlético, que consiguió una contra y obtuvo un botín inesperado en forma de penalti para Torres a siete minutos para el final. Neuer concedió siete minutos más emoción al vestirse de Oblak. El esloveno asumió que debería volver a salvar a los suyos y lo hizo cuando Thomas desvió un zurdazo de Alaba. Coman dispuso de la gloria dentro del área en varias ocasiones, pero las mandó todas al limbo.

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En Múnich la letra del himno atlético de Sabina cobró más sentido que nunca. Qué manera de aguantar, qué manera de crecer, qué manera de sentir, qué manera de soñar, qué manera de aprender, qué manera de sufrir, qué manera de palmar, qué manera de vencer, qué manera de morir, decía el cantautor en los momentos más duros de este siglo para los suyos. Este equipo de Cholo, que ha hecho de la creencia y el sufrimiento su seña de identidad, pasó por todos los estados para conseguir el billete a esa final en la que puede lograr por fin su sueño: la orejona.

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