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Pancho, José García y Joaquín intentan arrebatar el oval a un jugador del Quesos ante la mirada de Agustín Schab. A. Mingueza
El Senor dice adiós al sueño de la final
Rugby

El Senor dice adiós al sueño de la final

Los verdes caen con claridad ante un Quesos que decidió el choque tras una rigurosa amarilla a Lualdi | Los cántabros cierran así una temporada en la que han cumplido con su objetivo de llegar al menos a las semifinales de la División de Honor

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Sábado, 19 de mayo 2018

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Un resultado de 44-5 deja pocas dudas. A paliza huele. A equipo dominador y a otro sin ninguna opción. El Senor Independiente cerró este sábado la temporada 2017-2018 en el Pepe Rojo de Valladolid. Cayó por ese resultado ante el Quesos en una de las semifinales de la División de Honor. Pero dentro de esa gran paliza, se admite un pequeño matiz. En el momento en el que se abrió la tierra bajo los pies a los verdes, el 'señor' del partido –el asturiano David Joaquín Castro– volvió a echar una mano al grande. Al que no lo necesita. Con 17-0 y casi toda la segunda parte por jugar, una amarilla de lo más rigurosa que se ha visto en tiempo dejó al Senor con uno menos. Otra vez un cable, como ocurrió en San Román en el partido de Liga entre ambos equipos. Así las cosas, ya se ha dado el primer paso para esa final entre equipos pucelanos que se quiere organizar en Zorrilla. Ese partido para el que el Quesos anunciaba en su web venta de entradas incluso antes de anunciar la que correspondía a la de estas semifinales –con la reserva de la devolución del dinero si ningún equipo pucelano llegaba a ella–. Sólo falta que El Salvador cumpla este domingo, también en el Pepe Rojo, ante el Alcobendas.

El Senor no jugó bien. Pero tampoco mal. Y ni mucho menos tan rematadamente mal para llevarse ese resultado. Los azules salieron mejor que los cántabros de inicio. 'Gas' Griffiths evitó un placaje en medio campo e hizo llegar el oval a un ex de los verdes, Guillermo Mateu, que como una flecha cruzó la 22 cántabra para ensayar bajo palos. Griffiths ponía el 7-0 en el minuto cinco de partido.

Los santanderinos no perdían la cara al encuentro. Intentaban atacar la rocosa defensa pucelana. Aunque casi siempre por el centro. El juego por las alas de los cántabros no aparecía. Una de las incógnitas del partido se despejó pronto. El 'Chucho' Mozimán preveía que el Quesos iba a enmarranar todas las melés. Y así fue casi desde inicio. Lo que ocurrió fue que el señor Castro, en la primera parte, no señalaba nada en ellas en contra de los azules.

En un partido bastante trabado, eran los locales los que se movían bastante mejor. No en vano, y eso nadie lo discute, es la mejor plantilla de la Liga. Y el candidato en buena lid a todo. A los nueve minutos, tras una touche quesera, varias fases llevaron el oval a Bell, que consiguió la marca por la zona izquierda del campo. De nuevo el rifle de Griffiths pateó con precisión para el 14-0.

El Quesos, a partir de ahí, entregó el oval al Senor Independiente. El escenario le pintaba de lo más cómodo. Así, se pasó a jugar en la mayor parte del tiempo en campo azul. A la media hora, un golpe de castigo de Griffiths (17-0) hizo bueno el temor del preparador de los verdes. Cada infracción, costaría cara. Sin grandes ocasiones para nadie más, al final del primer tiempo Castro se animó a pitar una infracción quesera en una melé.

Amarilla y sentencia

Al Senor no le quedaba otra que salir a bloque en el inicio del segundo tiempo. La diferencia era amplia, pero un par de ensayos metían a los verdes de lleno en la semifinal. Hasta parecía que Castro iba a enderezar el desatino de la melé, cuando pitaba otra pillería de los azules y les castigaba con 10 metros más lejos de la falta. Pero eso fue la antesala del estropicio. Sutil. Pero estropicio. Lautaro Lualdi saltó a por un oval dividido con un jugador del Quesos. Como hay decenas en cada partido y miles a lo largo de una temporada. Ni siquiera nadie salió trastabillado del vuelo. Y el señor estimó que 'Lauti' había molestado a su adversario en el salto. Amarilla y diez minutos al 'sin bin'. Hasta los comentaristas de la retransmisión vía web –siempre partidarios de los equipos pucelanos– reconocían el «riguroso» golpe de castigo contra los cántabros. Fue la trompeta del Apocalipsis. El Senor se quedaba con uno menos.

El grande jugaba, así, a favor de obra. Y poco tardó el Quesos en aprovechar la superioridad numérica. Aún con uno más, el sudafricano John Wessel-Bell arrancó como una bala por el ala izquierda. La defensa verde, exhausta, no llegó a tanta velocidad. Ensayo y posterior transformación de Griffiths. Era el 24-0 en el minuto 54. La señal de que todo había acabado. Los 26 minutos que quedaban, sobraban de facto. Ya se podían comprar las entradas para la final de Zorrilla.

A los verdes sólo les quedaba lo que han mostrado toda la temporada. Orgullo. Y que en igualdad de condiciones, pueden plantar cara a cualquiera. Así, sacaron fuerzas de flaqueza para lograr el ensayo del honor. Fue Domínguez quien aprovechó un pase de Fraser desde lo alto de una touche. Pero el casi siempre infalible Mariano García esta vez no acertó con los palos. Con ese 27-5 y doce minutos por jugar, el partido se convirtió en un correcalles en el que las alas que tiene Bell en los pies fueron el factor decisivo para que ese marcador ya amplio se convertirse en una paliza, con tres ensayos más para los azules –uno transformado– que llevaron el marcador al 44-5. Se acababa una temporada mucho más que digna para un equipo cántabro que ha logrado el objetivo inicial de meterse en las semifinales de la Liga. La final, esa para la que se anunciaba la venta de localidades antes de que se jugase la ronda anterior, parece que es inalcanzable.

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