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El camión volcó a la altura del kilómetro 45 de la AS-114.
Muere un cántabro al volcar su camión, que vierte 18.000 litros de gasoil al río Cares

Muere un cántabro al volcar su camión, que vierte 18.000 litros de gasoil al río Cares

La víctima es un vecino de El Astillero, de 37 años. Los expertos asturianos y cántabros colocaron barreras para detener la expansión del vertido, que llegó al Deva

álvaro machín | lucía ramos

Lunes, 22 de mayo 2017, 17:41

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Millán Martínez duerme pegado al bar en el que es gerente, en Niserias (Peñamellera Alta). Su vivienda y su negocio están juntos. Ayer, a eso de las 8.25, se le vino el mundo encima. Primero, por el enorme estruendo que le despertó. Y, a partir de ahí, por todo lo que le tocó ver. Desde la ventana de su habitación, con vistas al Cares, comprobó cómo un líquido se desparramaba en el agua. Luego, en la parte opuesta, vio el camión cisterna volcado, la estampa de un accidente mortal que le costó la vida al camionero cántabro J. M. B. L, de 37 años y vecino de El Astillero. Kilómetro 45 de la carretera AS-144, el punto exacto. El vehículo se llevó por delante el quitamiedos y aplastó un coche estacionado junto a la carretera AS-114 que une Cangas de Onís y Panes (Peñamellera Baja). Martínez trató sin éxito de sacar al conductor. Se fracturó, incluso, la muñeca al resbalar con el líquido que inundaba ya el suelo. Cuando llegaron los servicios de emergencia sólo pudieron certificar el fallecimiento. Para sacar al chófer de la cabina, para excarcelarlo, fue necesaria una grúa. Y una vez hecho eso empezó la segunda parte de la tarea. La de controlar el vertido en el río. Allí, en Asturias, y en Cantabria, con el Deva amenazado.

Nueve horas de maniobras para asegurar la zona

  • Desde que los primeros efectivos hicieron su aparición en el lugar del siniestro, alrededor de las nueve de la mañana, hasta que el operativo se dio por finalizado con la retirada del camión cisterna accidentado y el restablecimiento del tráfico en el tramo de la carretera AS-114 comprendido entre las localidades de Siejo (Peñamellera Baja) y Arenas de Cabrales, a las 17.50, pasaron cerca de nueve horas.

  • Nueve horas de frenética actividad tanto en torno al vehículo volcado, con complicadas maniobras para excarcelar el cuerpo del conductor y enderezar la cabina y la cuba sin percances, como en el cauce del río, a lo largo del cual se colocaron numerosas barreras absorbentes para evitar que el vertido se propagase. Asimismo, hasta el lugar se desplazaron técnicos del Ministerio de Medio Ambiente, que procedieron a recoger muestras del agua contaminada del Cares para analizarlas posteriormente en el laboratorio.

"Bajé corriendo y me dirigí a la zona donde estaba la cabina, que era un amasijo de hierros, para ver si conseguía encontrar o hablar con el conductor, pero no me respondía por más que lo llamaba. Y tampoco logré verlo". Fue el relato de Martínez. Angustiado. Los compañeros del fallecido no se explican qué pudo haber pasado. La cisterna de 30.000 litros de capacidad y de la empresa La Palmera, se fracturó en el accidente pese a que la estructura de estos contenedores está preparada para resistir impactos de esta naturaleza. Llevaba 22.000 litros de gasoil y otros 5.000 de gasolina. Venía de Bilbao con destino a Arenas de Cabrales. Fuentes de la investigación confirmaron a este periódico que, en total, cayeron al río unos 18.000 litros de la carga.

Eso encendió todas las alarmas. A las 8.52 horas, el consejero de Presidencia y Participación Ciudadana, Guillermo Martínez, activó el Plan de Transporte de Mercancías Peligrosas del Principado (Plamerpa). Mientras tanto, los catorce bomberos desplazados hasta el lugar intentaban, en colaboración con cuatro guardas forestales y dos de Medio Ambiente que se empleaban a fondo, contener el vertido. En total, colocaron en torno a una docena de barreras absorbentes, tanto en la zona del río más próxima al lugar del siniestro como en varios tramos aguas abajo. "Nosotros nos hemos ocupado de Panes para abajo", explicaban ya en mitad de la faena miembros del operativo que se puso en marcha en Cantabria. Unos y otros estuvieron en contacto desde el primer momento. "Un dispositivo preventivo para contener los restos del derrame que llegan en forma de irisaciones aisladas en superficie al río Deva. No se ha observado, por el momento, vertido compacto, ni afección a la fauna del cauce", precisaron a primera hora de la tarde desde el 112 en la región.

Tres barreras

Para entenderse, lo que se veía en el agua desde la pasarela que hay en el puesto salmonero de La Concha, en Buelles, eran manchas de colores (irisaciones, por los colores del arco iris) flotando sobre el río. Ese material, algo más revuelto por las zonas de remolino, se convertía en una mancha blanquecina, algo más densa, pero pequeña en cualquier caso. "Es mousse, un gasoil batido, que se va emulsionando". Allí se notaba mucho el olor. Justo en ese punto a la vista desde lo alto de la pasarela se colocó la primera barrera. Doble. Una con material absorbente y de contención y una segunda únicamente absorbente (aunque también ayuda a contener si el material está, como era el caso, por la superficie). Una aportación de Salvamento Marítimo. "Barreras anticontaminación absorbentes para tratar de recoger el máximo de combustible que está bajando por el río", explicó a este periódico Miguel Gómez, coordinador perteneciente a Protección Civil del Gobierno.

Estaba organizando la labor de un equipo numeroso. Efectivos de Cruz Roja, especialistas en el trabajo el ríos, bomberos del 112 del parque de Valdáliga, personal de las direcciones generales de Medio Natural y Pesca... En total, más de veinte personas trabajando. "Es muy pronto y baja bastante diluido. No baja un material compacto de gasoil y el helicóptero que sobrevoló la zona para realizar una inspección ocular aérea nos comenta que lo que está saliendo por la ría está muy difuminado", comentó Pérez al ser preguntado por los posibles riesgos en una de las zonas más importantes de la pesca del salmón. Nadie del equipo vio ningún pez muerto (algo que sí vieron en Asturias y para lo que habrá que esperar).

Trabajaban con rapidez pero hacían falta más barreras. De traerlas se ocupó la Agrupación de Protección Civil de Santander. Del Barrio Pesquero al segundo de los puntos elegidos. En un lugar intermedio entre Molleda y Unquera. "Donde el taller de motos que se inunda a veces". Así explicaban gráficamente el lugar exacto los que conocen bien la zona. Otra doble línea absorbente. "Y lo siguiente será un poco más adelante, en el centro de precintaje de salmones de Unquera". Allí se trasladaron. Al llegar, se encontraron a José, un vecino de la zona que e conoce el río perfectamente. "Aquí acaba de llegar ahora, hará unos diez minutos. Fíjate como brilla". Las primeras manchas. "Pobre chaval, es lo que más siento", repetía mientras segaba la hierba en relación al fallecido en el accidente, a primera hora. Él indicó a los técnicos la parte exacta en la que el río era menos ancha y se ofreció a dejarles su canoa, que finalmente no fue necesaria.

Seis personas se desplazaron hasta la otra orilla y dos expertos, enfundados en sus trajes de neopreno, cruzaron el río sujetando un cable. Con un borde en cada extremo, cuando llegaron las últimas barreras, la operación no tardó en completarse. Tramos de cinco metros enganchados con el margen suficiente para formar dos líneas flotantes en el agua y teniendo en cuenta la comba que provoca la corriente. En total, unos 130 metros de material. "Venga, ya podéis tirar. Con alegría. Ya está la barrera en el agua". Los listones amarillos corrieron sobre el río y llegaron hasta el otro lado en apenas un minuto.

A eso de las ocho, el Servicio de Emergencias del Principado anunció que los efectos del vertido al río Cares ya estaban "controlados". Por si acaso, este martes se continuará con la retirada de aguas debajo de las barreras y, a lo largo de la noche, varios técnicos permanecieron en las zonas afectadas realizando tareas de vigilancia.

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