Una sonrisa en cada página de un libro
Voluntarios del programa local ‘Leemos para ti’ visitan cada semana a vecinos mayores para leerles durante media hora y hacerles compañía
Jesús Lastra
Viernes, 14 de abril 2017, 08:33
Carlota González tiene 87 años. Al igual que el resto de sus compañeros, aguarda expectante a que las dos personas que tiene enfrente empiecen con la rutina que todos los miércoles a las seis de la tarde se lleva a cabo en las dependencias de la Residencia Ecoplar, en Maliaño. "Es algo que debiera ser más a menudo. Te ríes y pasas el rato, da alegría, que es algo muy necesario en un sitio como éste", precisa.
Porque lo que González y el resto de mayores congregados en la estancia esperan es una nueva sesión del programa Leemos para ti, un servicio impulsado por el Ayuntamiento de Camargo en el que personas voluntarias relatan cuentos e historia a mayores y personas con minusvalías, una iniciativa que se ha consolidado con el paso de los años y que, como en el caso de Ecoplar, viene a romper la rutina habitual de los residentes, convirtiéndose en uno de los alicientes semanales.
La propia animadora sociocultural del complejo, Luisa Otero, confirma las bondades de este proyecto. "Estamos muy contentos. Comenzamos con él en octubre de 2011 y no hemos parado hasta hoy. Todos los miércoles tenemos lectura", anota, para completar que "a los residentes les viene muy bien para recordar cosas que ya se les habían olvidado. La verdad es que les gusta mucho y prestan mucha atención".
Ana Calvo es la responsable de la Biblioteca Municipal de Camargo. Explica que los inicios de Leemos para ti tuvieron lugar en el año 2010, en colaboración con el Departamento de Asuntos Sociales del Consistorio, para acercar la lectura a personas con dificultades físicas o psíquicas a través de un grupo de voluntarios que previamente habían recibido una formación específica en lectura dramatizada.
Para sondear la aceptación de la propuesta, lo primero que se hizo fue establecer contacto con los directores de las residencias de ancianos para saber si el programa tendría buena acogida o no, constatando rápidamente que sí, que la actuación captaba interés. A partir de ahí, se efectuó un llamamiento en pos de lectores que quisieran colaborar de forma desinteresada y, de "manera sorprendente, rápidamente se apuntaron 30 personas.
Calvo echa la vista atrás y actualmente habla de "un recorrido un poco desigual" en cuanto a la evolución del servicio, especialmente por las fluctuaciones en el número de voluntarios disponibles. Actualmente, hay lecturas semanales en cinco centros del Valle: La Encina, en Herrera; los Hijos del Mar, en Igollo; y Las Alondras, el Centro de Día y la Residencia Ecoplar, en el casco urbano.
La responsable de la Biblioteca explica que, por lo general, dos lectores acuden a cada sesión, en la que se lee para los demás durante media hora aproximadamente. En la actualidad, lejos quedan las cifras de los comienzos y, tras varias renovaciones entre los cooperantes, unos 13 vecinos mantienen vivo el servicio. "Salvo una chica de 17 años, el resto se mueve en un intervalo de edad de entre 40 y 70 años. Por lo general, es gente activa laboralmente y con familia, que suele estar ocupada. Hay voluntarios que se ofrecen a leer todas las semanas, otros una vez al mes... Depende de cada disponibilidad. Nosotros, desde luego, mimamos a los participantes del programa para que no se quemen".
De hecho, Calvo aprovecha para animar a más vecinos a que se sumen a esta iniciativa solidaria y cultural. "Hay que precisar que la incorporación no es inmediata, pues primero les damos una formación en lectura dramatizada y les dotamos de herramientas para poder lidiar con un público que no es el usual", razona.
¿Qué tipo de obras protagonizan las sesiones? La bibliotecaria precisa que se trata de "cuentos tradicionales, relatos cortos y obras sencillas, sin vocabulario complicado. También se leen ejemplares sobre costumbres y tipos populares. Por ejemplo, de Jesús Cancio o José María Pereda, que tienen muy buena acogida, ya que a los mayores les evocan escenas de su infancia".
"Es una suerte"
Para la concejala de Cultura, María Fernández, "es una suerte que contemos en el municipio con un proyecto de este tipo, principalmente por disponer de gente que quiere ayudar de forma altruista a los demás".
No solo eso. La edil expresa su deseo de que "se sumen voluntarios de un perfil más joven, pues ahora la mayoría son mujeres de mediana o avanzada edad". Para ello, según Fernández, ya se está trabajando en su departamento. "Queremos que los voluntarios tengan más apoyo en su labor y se sientan reconocidos, algo que vamos a potenciar", avanza.
Precisamente, Lola Soberón y Pilar González tienen ante sí a una quincena de mayores en Ecoplar. Son voluntarias del programa Leemos para ti y están a punto de iniciar su sesión semanal. Soberón detalla que "llevo cinco años leyendo y lo hago porque se pasa un rato muy agradable haciéndolo y atendiendo a estas personas". Además, "les recordamos cosas que ya se les habían olvidado. Cosas que les atraen o historias y tradiciones que les evocan momentos de su juventud".
González, por su parte, dice que "lo hago por compartir mi tiempo con los demás, me parece importante. Es una actividad muy satisfactoria ver que tu visita y labor alegra el día a otras personas", manifiesta.
Finalmente, el momento más esperado. Las páginas cobran vida en la boca de las dos voluntarias para deleite del auditorio, que no pierde hilo del relato dramatizado de las dos narradoras.
"La meta principal es conseguir que los voluntarios sigan cooperando con nosotros y, en la medida de los posible, captar nuevos vecinos para que nos puedan ayudar con esta labor", sentencia Ana Calvo. Las sonrisas de los ancianos bien valen como recompensa a media hora de esfuerzo.