Más espuma que sabor

Hay complicidad y elogio de la amistad. Es cine indie y destila ese lado cercano y entonado, reconocible y cargado de querencias. Pero 'Colegas de copas', una cinta de parejas y cervezas, diluye su fuerza y se desmaya en lo intrascendente. Demasiada espuma y poco sabor. Intimismo y afinidad pero también mucha trama sobrante. 'Drinking Buddies', título original más explícito, convierte al espectador en una pieza más del elenco aunque falta intensidad y hondura más allá de que se postule con vocación de historia que cuenta cómo pasar un buen rato con los amigos.

Olivia Wilde y Anna Kendrick encabezan la apuesta semicoral del actor, guionista y director Joe Swanberg, que entre trago y trago brinda por la vida. Una cervecería de Chicago, amigos, fiestas, billar... en una juerga de parejas. Un cuarteto de personajes, entre colisiones amorosas y zarandeos azarosos. La comedia romántica agitada y servida en vaso frío mezcla la mirada escéptica con el vitalismo y la frescura, gracias sobre todo a la sutil actuación de sus actrices y,en especial, Anna Kendrick. Una vuelta de tuerca, entre cerveza y cerveza, a los encuentros donde los sentimientos y el sexo afloran para irrumpir y ser interrumpidos por un relato de camaradas mediatizado por los signos de la atracción.

Una cabaña en el campo es el escenario único que enmarca confusiones, agitados encuentros, encanto y sutileza. Los enredos a cuatro vertebrados por los personajes de Olivia Wilde y Jake Johnson entrecruzan cañas y relaciones sentimentales. La película se bebe con facilidad, y tras su frescor deja un regusto amargo en la boca. Después de las conversaciones y las miradas y las sonrisas, muchos de los silencios son más elocuentes y brillan frente al cristal de la copa.

Drama y romance, una frontera entre la cerveza negra y la rubia, una línea difusa entre la amistad y el amor y entre los límites de las relaciones y el riesgo de dar un paso en falso.