«Para seguir creciendo ha sido necesario salir a donde nos conocen por la calidad»

-¿El helado permite tomar el pulso a la economía y a la temporada de verano?

-En cierto modo sí, la gente sale más de casa, va de vacaciones. Y este verano lo estamos notando, no es tan bueno como los precedentes, por dos razones, el covid con lo que conlleva (mascarilla, horarios, miedos) y el tiempo, un factor muy importante en el consumo del helado. A Cantabria la gente ha dejado de venir, ha pasado de ser una región ideal para veranear a todo lo contrario. En nuestro caso, el consumo te da idea de que las cosas están flojas.

-En España se consumen, según datos del informe 'Alimentación en España 2020' 1,4 litros de helado/per cápita fuera del hogar y 2,9 litros en el ámbito doméstico, con un gasto de 14,6 y 10,8 euros, respectivamente. ¿Cómo se sitúa Cantabria?

- Cantabria es una región con una amplia tradición heladera. Somos muy aficionados y nos gusta el buen helado. Y respecto a producción artesana, Cantabria, junto con Alicante, siempre ha destacado. No obstante, el consumo del helado en España hay que señala que es bajo si se compara con otros países, incluso estamos al cincuenta por ciento, como los nórdicos, EEUU, Alemania o Italia. Allí consumen mucho más helado en el ámbito doméstico.

-¿Y dónde encuentra las causas de esta situación?

-Siempre pensé que al hilo de que empezaron a convertirse en tendencia productos como las pizzas o las hamburguesas para el consumo en el hogar, iba a ocurrir algo similar con el helado. Pero la realidad es que nos hemos adaptado a unas cosas y otras no las hemos aplicado. El helado en España se sigue considerando un postre extra, como algo festivo. Está considerado un bien superior, su consumo no es tan natural como es de una pizza. En cualquier nevera hay pizzas y el día que no apetece preparar nada se resuelve la cena de los niños con una pizza. Eso no ocurre con el helado.

-¿Artesanos o industriales? ¿Dónde está la clave de un buen helado?

-Un buen helado tiene que ser básicamente cremoso y eso se consigue con un equilibro de los ingredientes, el azúcar, la grasa/la nata... Mejor que hablar de un buen o mal helado prefiero diferenciar entre si me gusta o no me gusta. Y aquí la clave está en la textura y el sabor natural, algo que da la materia prima. En nuestro caso, en cuanto a la forma de elaboración podemos decir que somos artesanos, en cuanto que cuidamos al máximo la selección de las materias primas para que sean cien por cien naturales. En algunos casos, incluso nosotros hacemos la materia primera y un ejemplo puede ser el helado de tarta de queso. En este caso el queso lo elaboramos nosotros. Luego, en el proceso de fabricación a gran escala, la seguridad alimentaria te impone procesos que antes no se implantaban. En nuestro caso, buscamos el mejor sistema de fabricación, pero siempre con el principio de que las materias primas sean naturales, que son las que dar el sabor y por ende la calidad.

-Si tratamos de identificar tendencias en el campo del helado, en materia de sabores ¿vale todo?

-No... Se puede intentar todo, pero al final no vale todo. En sabores, en general, somos bastante tradicionales, siguen triunfando los de siempre...

-Sorpréndame...

-El rey es el chocolate, también en dulces como en helados. Luego están la nata, la vainilla/mantecado..., y en los últimos tiempos están ganando cuota el de yogur y, en nuestro caso, desde hace tres años, el de tarta de queso.

-¿Cuántos sabores tienen?

-Un total de 14. Nos limita tener más lo que he comentado anteriormente, que los ingredientes tienen que ser naturales. Creo, no obstante, que es un abanico suficiente.

-¿Y en formatos hay novedades?

-No muchas. Para el consumo doméstico, se mantienen el de litro y el de medio litro. Para el consumo en tienda, manda el cucurucho, que triplica al vaso o tarrina. El que está perdiendo presencia es el corte.

-En Cantabria desde 1933, desde hace una década en Asturias y más recientemente Vizcaya, Álava, Navarra, Palencia, Valladolid, Burgos..., y desde este año en Madrid. ¿Cuál es la estrategia de expansión de Regma?

-Después de haber tenido cubiertas todas las zonas de Cantabria donde creemos que hay que estar, si quieres seguir vivo y seguir creciendo, hay que salir fuera. Y hay que ir con todo, con buenas ubicaciones, con calidad, con precio y con servicio. En primer lugar optamos por un avance natural, en nuestro radio de acción, instalándonos en las provincias limítrofes y cercanas. Y este año hemos querido probar en Madrid (calle Fuencarral 124) porque es un mercado muy grandes, hay muchos madrileños que ya nos conoces y en la capital hay muchos cántabros que saben quiénes somos.

-¿Cuántos trabajadores tiene Regma?

-La plantilla habitual es de 100 personas, pero en primavera-verano llegamos a superar las 200. Tener presencia fuera también requiere un esfuerzo en logística importante.

-¿Desestacionalizar es utópico?

-Sería muy bonito, pero es complicado y más como venga una primavera mala. El negocio del helado arranca con cierta fuerza en marzo, pero se baja en los meses de verano.

-¿Echa en falta un uso mayor del helado en la restauración más allá de su presencia en los postres?

-Se podía utilizar más, como guarniciones, pero es laborioso y los helados de alta cocina son costosas, ya que se trata de pequeñas producciones diarias.

-Se identifica a Regma con el helado, pero tienen otras líneas de producción...

-Sí, esa identificación es cierta porque es la que nos da más presencia, pero también trabajamos la confitería dulce y salada, pero en Santander y alrededores. Es un producto de diario que no puede ir muy lejos. Cada pastel, por ejemplo, se elabora en el día y lo que no se vende, va a instituciones benéficas.

-¿El próximo reto?

-En 2022 queremos crecer y fortalecer nuestra presencia en lineales de los supermercados, que es donde está el consumo doméstico. Con un buen producto y un precio razonable, la última palabra la tiene el consumidor.