El adelanto electoral que Buruaga medita: del voto útil a un Ejecutivo en funciones
La presidenta ha pasado en dos meses del rechazo a una cita con las urnas antes de tiempo a amenazar con ellas si la oposición condiciona la acción del Gobierno desde el Parlamento
Mucho han cambiado las cosas desde que la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, aseguró categóricamente hace dos meses que aquí no habría ... adelanto electoral. «No hay ninguna razón que lo justifique. En las circunstancias actuales, no existen razones para llevar a los ciudadanos a esa situación», explicó a comienzos de octubre. Incluso, descartaba ir a las urnas si no se aprobaban las cuentas para 2026: «Tenemos dos presupuestos aprobados -gracias al apoyo del PRC- en tiempo y forma, y en este momento solo estamos centrados en pisar el acelerador para seguir transformando Cantabria», dijo. Pero, claro, en aquel momento todavía existía una esperanza real de llegar a un acuerdo para aprobar el Presupuesto, la oposición no estaba unida en bloque contra el Ejecutivo y no existía la amenaza de condicionar la acción de Gobierno desde el Parlamento durante el próximo año. Por eso, Buruaga ha cambiado el paso y, ahora sí, pone sobre la mesa un posible adelanto electoral que lanzaría por los aires el tablero de juego político de Cantabria.
El lunes, en el Parlamento, la presidenta aseguró que no le «temblará la mano» para llamar a las urnas antes de tiempo si la oposición «intenta formar un gobierno alternativo en la sombra».
Y es que, al contrario de lo que ocurre con las proposiciones no de ley (PNL) que se debaten cada semana en la Cámara a propuesta de los grupos políticos, que son una mera declaración de intenciones que la Consejería aludida puede atender o no, las proposiciones de ley que salgan adelante sí son de obligado cumplimiento. Esta forma de impulsar la acción del Gobierno desde el hemiciclo es infrecuente porque, históricamente, en las últimas tres décadas, los distintos ejecutivos han podido aprobar sus Presupuestos y no han tenido una mayoría parlamentaria en contra, pero puntualmente los diputados si han impulsado proposiciones de ley para modificar las Cuentas.
El Parlamento no solo podría mover partidas, también introducir algunas de las bonificaciones fiscales -en materia de apoyo de compra a la vivienda y apoyo a las personas con enfermedades raras, entre otras- que estaban en la Ley de Acompañamiento del Presupuesto elaborada por los populares y que también decayó. Esas mismas u otras nuevas. Y eso es lo que temen en el Gobierno.
«Estamos preparados para afrontar unas nuevas elecciones, nosotros estamos en la calle y en campaña permanente»
Paula Fernández
Candidata del PRC
«No nos asustan unas elecciones. El Presupuesto le sacaba más dinero del bolsillo a los cántabros sin mejora de los servicios públicos»
Leticia Díaz
Portavoz de Vox
«Es una huida a ninguna parte y una muestra de la debilidad de Buruaga. Lleva dos años escondida en una burbuja y ahora se hace la víctima»
Mario Iglesias
Portavoz del PSOE
Los cálculos políticos en uno y otro lado comenzaron en cuanto la presidenta puso sobre la mesa la posibilidad de un adelanto electoral. En la oposición, más allá de las declaraciones públicas, no creen que Buruaga se atreva a dar ese paso por el riesgo que supondría para su Gobierno. Si convoca elecciones para marzo o abril y no logra la mayoría absoluta -algo complicado teniendo en cuenta que ahora suma 15 diputados y son necesarios 18-, ningún grupo estaría dispuesto, en principio, a apoyar su investidura, por lo que el Gobierno se quedaría en funciones, lo que limitaría aún más su capacidad de gestionar.
Además, se da otra circunstancia que resta mucho valor a un adelanto electoral. Los estatutos autonómicos, igual que sucede en Asturias, Madrid, La Rioja, Castilla-La Mancha y Murcia, recogen expresamente que, en caso de disolución anticipada, el nuevo mandato durará hasta «el término natural de la legislatura originaria». Es decir, Cantabria tiene que ir a las urnas en mayo de 2027 sí o sí, aunque en 2026 se convoquen elecciones.
Pero en el PP tienen otra lectura de la jugada. Si no se logra la mayoría absoluta en un adelanto electoral el año que viene, los comicios de 2027 funcionarían como una segunda vuelta en la que el mensaje de 'voto útil' para el PP empaparía en el electorado, restando fuerza a Vox y al PRC. Además, cogería en fuera de juego a los regionalistas, que deberían decidir si es Paula Fernández de nuevo la candidata o, por el contrario, tendrían que reiniciar el proceso de sucesión de Miguel Ángel Revilla con otro nombre distinto.
Las reacciones
De momento, los partidos de la oposición reaccionaron ayer con serenidad al anuncio de Buruaga. «El PRC respeta la potestad de la presidenta, estamos preparados para afrontar unas nuevas elecciones, nosotros estamos en la calle y en campaña permanente, pero el Gobierno tiene que hacer lo que realmente le interesa a los ciudadanos resolver sus problemas del día a día, sus médicos, sus pediatras, la cesta de la compra...», reclamó su candidata, Paula Fernández.
La portavoz de Vox, Leticia Díaz, cree que la presidenta «tendrá que tomar la medida que considere oportuna, si cree que para los cántabros es mejor convocar elecciones, que lo haga. No nos asusta. Lo que sí tenemos claro es que esos presupuestos le sacaban más dinero del que debía a los ciudadanos del bolsillo y eso no se veía reflejado en unos mejores servicios públicos».
Por su lado, el portavoz del PSOE, Mario Iglesias, considera que la amenaza de Buruaga es «una huida a ninguna parte». «No tiene ningún sentido, volver a repetir elecciones en mayo de 2027. Demuestra su debilidad. Durante dos años ha estado escondida en una burbuja y ahora solo aparece para atacar al Gobierno de España y hacerse la víctima», dijo.
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