Los afectados por la tromba hacen balance de daños y piden medidas para que no se repita
Mayor limpieza y mantenimiento del alcantarillado y de las arquetas son algunas de las peticiones tras el aguacero sufrido
Calles con restos de barro, paquetes mojados o suelos levantados son algunas de las señales visibles que todavía quedaban en el día después de la ... segunda mayor tromba de la historia registrada en Santander. Para muchos afectados era el momento de subir la persiana con el fin de recobrar la normalidad y hacer balance de los daños ocasionados por estas precipitaciones torrenciales, pero con un mensaje claro: que se tomen medidas para que estas imágenes no se vuelvan a repetir.
En Candina, uno de los puntos con mayor incidencia del aguacero, se vivieron este jueves momentos de gran complejidad, tanto en las calles como en el interior de los negocios. En el caso de Recambios Arrosam, a sus trabajadores el agua les llegaba hasta la altura de la rodilla dentro de la nave industrial y tuvieron que levantar arquetas y tapas de alcantarillado de la calle para hacer frente a la situación. «Que no se nos abandone, que estamos en la ciudad». Así de contundente se mostró este viernes Iván López, encargado en la empresa de repuestos. «Vivimos una situación de dejadez, el polígono está dentro de la ciudad. Todos los que estamos en esta zona, nos entró un montón de agua a las naves».
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López destacó que necesitarán de varios días para cuantificar el valor de todo lo perdido: «Tenemos que hacer un inventario para saber el alcance que ha tenido en nuestros productos, ahora mismo hay aparatos como transpaletas eléctricas sin arrancar». Pese al contratiempo, lograron salvar el día. «A las seis y media de la tarde conseguimos sacar todo el agua gracias a la ayuda de los bomberos, mediante el uso de sus bombas de achique, sino puede que todavía estaríamos sacando agua de la nave. Hemos trabajado a un 25% de nuestra capacidad normal, que en una empresa como esta, al final es una pérdida grande», confesó. El trabajador de Arrosam tiene claro que el mayor problema al que se enfrentan en Candina es que «no hay ningún tipo de mantenimiento en los alcantarillados».
A unos pocos metros, la empresa de mensajería y logística Nacex intentaba recuperar la normalidad. «Creemos que cerca de unos 90 paquetes se han dañado con el agua», remarcó una de sus trabajadoras. «Hemos tenido que sacar la mercancía mojada de aquí y llevarla a otra nave que nos han dejado porque este viernes llegaban más entregas y no podíamos tenerlo acumulado todo».
Un contratiempo en el que los destinatarios de los paquetes se mostraron comprensibles: «La gente nos ha llamado, pero ha entendido perfectamente la situación y los motivos por los que sus paquetes no están bien». Asimismo, señaló que el alcantarillado está en «buenas condiciones», pero que la ciudad no se preparó lo suficientemente bien ante las alertas que había por lluvia. «Si se hubiera previsto, se podría haber gestionado el tema de tener las arquetas abiertas y puede que la situación no hubiera tenido el mismo impacto».
Otra de las empresas que se vio sorprendida por las inundaciones en el polígono industrial fue Casper Suministros. Roberto Moretón apuntó a la suciedad de las arquetas y a la circunstancia de la pleamar como motivos principales para el desenlace de este jueves. «Lo que pedimos es que haya más mantenimiento, para que sí se da otra lluvia de estas, no repita o tenga menos consecuencias. El alcantarillado lo renovaron hace unos pocos años. El problema es que aquí no viene nadie a limpiar, si echas un vistazo al interior de las arquetas ves que hay de todo dentro», lamentó. «Nunca he visto que traigan y pasen máquinas barredoras por aquí».
«Vivimos una situación de dejadez, que no se nos abandone, que el polígono de Candina también forma parte de la ciudad»
Iván López
Encargado en Arrosam
«El suelo de la oficina se ha llevado la peor parte, me imagino que habrá que cambiarlo, ya que se han levantado planchas»
Jesús Cobo
Trabajador en Vereras
«Aunque estuvo el factor de la marea, se debió principalmente a la falta de mantenimiento en el alcantarillado»
Mónica Gómez
Socia en Jevemosa
«Lo que pedimos es más mantenimiento, nunca he visto que pasen máquinas barredoras por aquí»
Roberto Moretón
Casper Suministros
«Algunos bolsos y zapatos que se han mojado puede que tengan solución, será una cuestión de tiempo ver su estado definitivo»
Carmen Castillo
Calzados Lua
Moretón tuvo que lidiar con pequeños charcos a lo largo de la nave, ya que la peor parte se la llevó el hueco de su elevador: «Estaba todo lleno de agua». «Terminamos de limpiar todo a las cinco de la tarde y tuvimos que dar el día por tirado para centrarnos en abrir este viernes con total normalidad».
Con un ir y venir de clientes se encontraba la Cafetería Avenida, en la que celebraban la vuelta a la tranquilidad, eso sí, con los lavavajillas en fuera de juego. «Es lo único que se nos ha estropeado, por suerte, tenemos todo lo demás a cierta altura y eso nos ha ayudado a no perder más cosas», contó uno de sus trabajadores. «En verano esta zona se queda algo más descuidada y eso ha podido ser una de las claves».
Menos desperfectos
Aunque en la zona de La Albericia tampoco se libraron de los efectos de las lluvias torrenciales, el rastro de los daños al día siguiente era menos visible. No obstante, se podía ver a algún trabajador del servicio de limpieza municipal realizar trabajos con mangueras a presión en zonas donde quedaban huellas de barro en el asfalto.
En una de las empresas de la zona –Vereras– uno de sus empleados, Jesús Cobo, enseñó algunos de los desperfectos que quedaron tras la entrada del agua hasta la nave este jueves. «Serían como unos 20 centímetros de altura, aunque lo mejor es que la mayoría de materiales que tenemos son resistentes al agua. Lo único que corría más peligro era el hierro, pero estaba a una altura a la que no le podía afectar. Sin embargo, sí que tenemos pequeña maquinaria que no funciona», valoró. «El suelo de la oficina se ha llevado la peor parte, me imagino que habrá que cambiarlo, ya que se ha levantado alguna de las planchas».
Cobo subrayó lo inesperado de las precipitaciones con un ejemplo cotidiano que tienen en su día a día dentro de la propia nave. «Allí al fondo hay una cubeta para recoger el agua de una gotera del techo, cuando me fui el miércoles estaba a la mitad y pensé que no hacía falta vaciarla porque no pensaba que iba a llover».
Si hubo otro punto que se vio sorprendido por la fuerza en la que irrumpió el agua fue el centro de la ciudad. En algunas tiendas de la calle Isabel II y Lealtad las filtraciones afectaron a mobiliario y paredes, además de suelos levantados.
Uno de los ejemplos del cambio de un día para otro fue el establecimiento de peluquería y estética Jevemosa que pasó de tener la entrada llena de papel a recuperar la normalidad gracias a la ayuda de deshumidificadores, que pusieron a trabajar durante toda la noche y mantuvieron en funcionamiento estando abiertos al público. «La peor parte se la ha llevado el suelo, hay algunas partes levantadas y las clientas tienen que llevar cuidado. Esperemos que el seguro venga y lo cambie», aseguraba Mónica Gómez, una de las socias. «Por la tarde pudimos abrir con normalidad, después de todo el disgusto que pasamos por la mañana».
Con marcas de humedad en la pared, Gómez, confía en que esto sirva como lección y se tomen precauciones de cara al futuro. «Aunque estuvo el factor de la marea, yo creo que se debió principalmente a la falta de limpieza y un mayor mantenimiento de las alcantarillas».
Carmen Castillo, de calzados Lua, celebró la celeridad con la que limpió su tienda y pudo reabrir al público. «La otra vez que llovió tanto y se filtró el agua, decidí no abrir, pero esta vez aprendí la lección y me di cuenta que nadie me va a pagar este día por estar cerrada», relató.
Pese a todo, no había tenido tiempo para evaluar todos los bolsos y zapatos a los que les había alcanzado el agua: «Algunos puede que tengan salvación, será una cuestión de tiempo para ver si se secan y se quedan en buenas condiciones para la venta».
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