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«Cuando no hay averías, el tren es un lujo»
Los usuarios del servicio de Cercanías de Cantabria creen que su funcionamiento es satisfactorio, pero en cambio critican su falta de fiabilidad
CAYETANO GUERRA LAVID
SANTANDER.
Jueves, 22 de agosto 2019, 07:11
El hecho objetivo es que la red de Cercanías de la antigua FEVE en Cantabria ha perdido en la última década 1,2 millones de viajeros ... , el 28% de sus usuarios. Según los sindicatos, por la falta de confianza en el servicio debido a las continuas averías y la falta de personal. La parte subjetiva la aportan los que ayer hicieron el viaje entre Santander y Torrelavega. En esta ocasión, puntual y sin fallos. En un porcentaje elevado se muestran encantados con el funcionamiento del tren. Y esta valoración se mantiene siempre que no se produzcan contratiempos desagradables. «Cuando no hay averías, el tren es un lujo. Es rápido, puedes despejarte mirando por la ventana y no se me ocurre ninguna pega que ponerle. Una verdadera gozada». Así lo expresaba Antonia, una mujer que viaja habitualmente con su nieta desde Torrelavega, donde ella vive, hasta Santander, donde viven los padres del bebé. «Mírala. Ella va ahí sentada mirando todo lo que ve por la ventana. También está encantada», añade señalando al cochecito.
Ambas caras de la moneda son compatibles. Una, la de los usuarios que se 'borraron' del ferrocarril hartos de llegar tarde al trabajo y que se han pasado al coche por su falta de fiabilidad. Otra, la que también subrayan los propios sindicatos, que este medio de transporte con multitud de potencialidades sería muy competitivo-por ejemplo, que recorre la mayoría de grandes municipios de Cantabria y vertebra el territorio- si funcionara correctamente. Por eso lo valoran positivamente los que no se topan con una de las casi 400 averías que se han acumulado entre enero y agosto. Desde Renfe, la empresa que actualmente opera la línea tras la fusión con FEVE, sí reconocen la pérdida de usuarios, pero matizan que estos problemas son la excepción.
Ayer, como no hubo incidencias, todo eran buenas palabras entre los que a las 10.30 horas se subieron al tren en Santander con destino a Torrelavega. Salió de la estación puntual, pero con solo tres personas en el interior. Adela se sorprendió al verse tan sola. «Espero no haberme equivocado de tren, porque somos cuatro gatos», comentaba visiblemente nerviosa. Le daba la réplica Antonio: «No te preocupes. Es que esta es una línea directa que solo para en Bezana. Y entonces la gente decide a qué hora le viene mejor y suele ser muy tranquila siempre». El recorrido transcurrió sin contratiempos y a su llegada a la capital del Besaya hacía su particular evaluación: «Va realmente rápido». Esa es, precisamente, la virtud que más destacaban ayer en los vagones. Unos minutos después, en el tren procedente de Cabezón de la Sal hasta Santander -parando por cada pueblo-, la situación era completamente distinta. El tren estaba abarrotado, pero tampoco suponía un problema encontrar un sitio en el que sentarse, ya que el número de personas que entraba era casi el mismo que el de las que bajaban.
«Cojo el tren desde hace años. Es rápido, el paisaje de Cantabria es precioso y yo he sufrido pocos fallos»
Antonio Fernández | Usuario habitual
En la parte final de un vagón, al lado de la puerta del maquinista, estaba sentado Luis, que a sus 17 años ya es un usuario habitual de esta línea, que emplea para ir al gimnasio dos veces por semana. A pesar de que pueden llevarle en coche sus padres, ha optado por esta alternativa. Él es uno de esos afortunados que nunca ha tenido problemas. Y eso que no es fácil encontrarles entre los más asiduos al servicio de Cercanías del ferrocarril en Cantabria. Por eso está muy contento con la experiencia. «Ruidoso, incómodo, muy inestable». Son las principales pegas que le atribuye a este transporte una mujer que se apeaba en Bezana. «Eso sí. Es muy rápido», argumenta finalmente a favor del tren. Todo su viaje lo hizo sin revisores. Esta circunstancia es otra de las críticas que ponen sobre la mesa los sindicatos. Según su versión, como no hay vigilancia en los trenes, muchas personas entran sin billete, o compran uno de precio inferior. Es decir, que aunque hay una caída importante en las cifras de viajeros, las reales son algo inferiores a las que aparecen en las estadísticas oficiales de la compañía debido a esta «estafa».
«Nunca había estado en Santander y el viaje en tren está siendo una maravilla. No tengo ninguna queja»
Josefa Martínez | Primera vez en un Cercanías
Sin parar de hablar de lo que van a hacer nada más llegar a Mortera -donde les espera el hijo de una de ellas-, Carmen y María, de Valladolid, confiesan que no suelen ir en tren porque en su ciudad se suelen mover en coche, pero les gusta la rapidez y, sobre todo, poder ir viendo tranquilamente el paisaje. Veranean por la zona y están encantadas con el tren, «salvo por Roiz, que está peor comunicado y nos ha costado más aclararnos por esa zona». Justo a su lado, Gloria, otra usuaria habitual de esta línea, comparte las mismas impresiones: todo es genial si no hay problemas. Al hablarle de las quejas de otros usuarios de la región sobre las constantes averías en los desplazamientos, ella es más benevolente que otros 'compañeros': «Sí, alguna avería ha habido pero el coche también se queda tirado a veces, no?».
Junto a la línea Santander-Torrelavega, la que comunica la capital de Cantabria con Liérganes es la otra que da servicio a un mayor número de ciudadanos. Allí, la situación es la misma. Cuando todo va bien, la reflexión de que «el viaje es una maravilla» que ayer lanzaba Josefa es totalmente válida. Lo que ocurre es que los problemas aparecen más veces de las que tanto Renfe como los usuarios desearían.
Renfe dice que este año el 98,8% de los viajes transcurrieron sin incidentes
La empresa pública Renfe, el operador que gestiona la red de Cercanías de la antigua FEVE en Cantabria, reconoce la pérdida de 1,2 millones de usuarios en la última década que en estas mismas páginas denunciaron desde el comité de empresa. Eso sí, entienden que esa caída en el número de pasajeros en las principales líneas de la región no tiene tanto que ver con las averías y la falta de maquinistas, como denuncian los trabajadores, sino por una tendencia que se arrastra desde la época de la crisis.
Según Renfe, los descensos más importantes se produjeron entre 2008 y 2014, mientras que en los últimos cuatro ejercicios han sido considerablemente más «suaves». Por ejemplo, durante el último año completo la compañía se dejó por el camino a 65.000 usuarios y en 2017 fueron otros 83.000, unas estadísticas aceptables en comparación a la sangría de 2012, que dobló esa cifra. Además, la empresa pública considera que las averías no son tan constantes y continuas como aseguran los representantes de los trabajadores y los colectivos de usuarios habituales. Para defender esta afirmación, ponen sobre la mesa los datos de este 2019. Es cierto como dice el comité de empresa de Renfe que se han tenido que suspender 395 servicios entre enero y el pasado 16 de agosto, pero también que eso supone una cifra del 1,15% sobre el total de trenes programados en estos ocho meses y medio. O lo que es lo mismo, que el 98,85% de los viajes transcurrieron sin incidencias.
En cualquier caso, Fomento insiste en que estas averías están en proceso de erradicación gracias al Plan de Cercanías de Cantabria 2017-2022, un conjunto de inversiones de hasta 590 millones de euros para la modernización de la vía y la renovación de las máquinas. Sobre este asunto se pronunció ayer el vicepresidente regional, Pablo Zuloaga, quien lamentó las averías que se están dando en los últimos días y defendió que la comunidad precisaría que en España haya un «Gobierno cómplice» con sus necesidades y demandas, como a su juicio es el de Pedro Sánchez, para hacer que este tipo de incidencias sean «historia».
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