La baja natalidad vacía las aulas: 1.600 alumnos menos en Cantabria
El curso 2025-26 arroja un nuevo descenso en las matriculaciones, siguiendo la tendencia de pérdida de 3.000 escolares en cinco años
La baja natalidad en Cantabria llega a las aulas. Lleva años haciéndolo, de hecho. Hace una década, aproximadamente, los nacimientos rondaban los 5.000 anuales. « ... Ahora estamos consolidando una cohorte de alrededor de 3.000», expone el consejero de Educación, Sergio Silva. Y este descenso en los nacimientos se traduce en una bajada de las matriculaciones, es decir, del número de alumnos en las aulas de Cantabria. El curso 2025-26 comenzará con 1.600 escolares menos, tal y como informó Silva en junio (con las listas provisionales de escolarización), pero el dato simplemente continúa la tendencia que se viene dando desde hace cinco años, con la pérdida de 2.899 alumnos.
Las aulas se vacían progresivamente y para el entorno escolar no pasa inadvertido. Según los últimos datos del Ministerio de Educación, Cantabria perdió en el último curso el 0,4% de su alumnado. Y las familias de la región lo perciben. El presidente de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres del Alumnado (Fampa), José Manuel Torre, lamenta que ni con la llegada de nuevos alumnos extranjeros «paliamos la pérdida de estudiantes en Cantabria».
¿La causa directa? La baja natalidad. En este factor coinciden tanto la Consejería de Educación, como la Fampa y los sindicatos docentes (STEC, ANPE y Comisiones Obreras). Por ejemplo, a juicio de Diegu San Gabriel, representante de STEC, el Ejecutivo debe «impulsar políticas sociales que favorezcan la natalidad, como la vivienda, uno de los principales impedimentos».
Los sindicatos plantean el descenso de alumnos como una «oportunidad» para bajar la ratio por aula y «mejorar la educación»
En el ámbito educativo, «revertir la situación es imposible», explica Conchi Sánchez, en representación de CC OO, «pero el Gobierno puede aprovecharlo para reducir la ratio de alumno por aula». Todos los sindicatos coinciden en esta «oportunidad». Rus Trueba, de ANPE, plantea que «la realidad que arrojan los datos del número de alumnos debe servir para adaptar el sistema educativo con mejoras de las condiciones». Algo que aplica, también, a la llegada de alumnos extranjeros –que el Ministerio cifra en un 10,7%–. «Debemos aprovechar la riqueza cultural que nos proporciona, pero aplicando un modelo adaptado, con recursos que favorezcan la educación más individualizada: más docentes de Pedagogía Terapéutica o de Audición y Lenguaje», dice.
Y es que los tres sindicatos plantean este inconveniente como «una oportunidad de bajar la ratio de alumno por aula con menos recursos económicos». Algo que el Ejecutivo viene implementando con una estrategia de año por curso, es decir, como indica San Gabriel, «para llegar a Bachillerato necesitaríamos diez años», teniendo en cuenta que el curso que viene la medida se aplicará en tercero de Primaria.
Las frases
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Sergio Silva, consejero de Educación «El descenso de alumnos es independiente a la titularidad de los centros, dada la caída de natalidad en la última década a 3.000 nacimientos»
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José Manuel Torre, presidente de Fampa «El cierre de líneas preocupa a la comunidad educativa, como en los centros rurales donde la incertidumbre por las matrículas es mayor»
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Rus Trueba, ANPE «Los datos requieren adaptar el sistema educativo, en base al alumnado extranjero y rebajando la ratio por aula en todos los cursos»
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Diegu San Gabriel, STEC «Se deben impulsar políticas que promuevan la natalidad, como el acceso a la vivienda, que es uno de los principales problemas en Cantabria»
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Conchi Sánchez, CC OO «Es imposible revertir la situación desde la educación, pero el Gobierno puede aprovechar la oportunidad para bajar las ratios»
La bajada de ratios «puede ser una alternativa al cierre de líneas y centros o, incluso, a la creación de aulas mixtas como ocurrirá en Reinosa y Terán de Cabuérniga», sentencia Sánchez. Es una de las principales «preocupaciones» de las familias y docentes. Desde la Fampa, Torre detalla que «en los centros más pequeños hay incertidumbre por el número de matrículas y solicitudes», algo que, «lleva a preocuparse por la subsistencia de los centros educativos».
Supresiones
Sin alumnos no hay centros. Y en Cantabria el cierre de escuelas infantiles y colegios, como las ocho supresiones que publicaba el BOC la semana pasada, alarma a la comunidad educativa. «Es una responsabilidad de todos», asegura Conchi Sánchez. Pero hay muchos factores en juego para el mantenimiento de los centros públicos. Desde STEC critican «la inversión en la educación concertada en Cantabria» y creen que «el Gobierno destina más líneas de inversión que en los centros públicos». Por ejemplo, plantean que «los centros concertados cuentan con orientadores públicos, ya que son los únicos que pueden emitir informes, pero además, desde hace relativamente poco también pueden disponer de orientación privada».
Una peculiaridad como esta, dicen, «puede explicar que más de la mitad de alumnos de Educación Especial en Cantabria se decanten por las líneas concertadas». En este sentido, el consejero asevera que «el descenso en independiente a la titularidad de los centros», es decir, afecta por igual a lo público y a lo concertado.
En Cantabria el descenso de alumnos el curso 2024-25 se cifra en un 0,4%, una pérdida mayor que la de la media nacional. Todo ello, a pesar de ser la quinta comunidad con mayor aumento en estudiantes extranjeros, un 10,7%, que «no son suficientes para paliar el efecto de la baja natalidad». Además, la titularidad pública es, en general, la preferida en la región, a excepción de en Educación Especial, donde solo el 45,8% del alumnado está matriculado en centros públicos.
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