Una bandada de gaviotas frena la salida del vuelo a Barcelona en pleno despegue

Desde Aena se informó a este periódico de que el impacto tuvo lugar «en la carrera de despegue». Las mismas fuentes afirmaban que «se habían tomado las medidas preventivas habituales mediante el servicio de control de fauna», pero que «no siempre se llega al 100%» de los casos. Esas medidas, precisamente para evitar la presencia de aves en el espacio aéreo, son, básicamente, el trabajo de los cetreros con la suelta de halcones que espantan -y cazan- a otros pájaros. También el uso de pirotecnia.

El 'birdstrike' -palabra técnica para este tipo de impactos- es un problema relativamente habitual en todos los aeropuertos. De hecho, este mismo vuelo en el sentido inverso sufrió en el mes de julio otro impacto de ave, desembarcando a los pasajeros en el aeropuerto de El Prat y despegando rumbo al Seve tres horas y media más tarde. Por suerte, el peso de una gaviota (entre 0,65 y 1,7 kilos) no es suficiente como para poner en riesgo la aeronave, «aunque, en este caso, al tratarse de una bandada, sí puede producir una avería grave en la turbina del avión», comentaban desde la Asociación Amigos de Parayas, que felicitó a Vueling por «una actuación muy rápida».

Por otro lado, según explicó un piloto cántabro a El Diario Montañés, «este tipo de impacto puede no sentirse dentro del avión». «Los impactos más temidos -proseguía- son los que protagonizan los buitres debido a su gran envergadura, que sí pueden llegar a suponer un grave peligro». De hecho, un buitre negro se estrelló hace dos años contra el morro de un avión de pasajeros en el aeropuerto de Madrid-Barajas en el momento del aterrizaje.

El Airbus 320 de Vueling se disponía a despegar ayer alcanzando la cabecera de la ría y cogiendo potencia en la carrera de despegue cuando detectó el impacto de las gaviotas. «En este momento se pueden producir dos escenarios», según explicaba el piloto. «Si ya se ha superado la 'V1' -tecnicismo para referirse a la velocidad límite de despegue, también conocida como la velocidad de decisión-, el piloto se ve obligado a despegar y volver a tomar tierra lo antes posible para la revisión de los daños en el avión». Pero en este caso, el piloto detectó el fallo antes de alcanzar la 'V1' y, por lo tanto, «el procedimiento indica abortar antes de irse al aire», como así se hizo. Y aún queda otro escenario posible: que el impacto se hubiera producido en el aire o en la aproximación al aterrizaje. Para cada uno de estos supuestos el protocolo especifica cómo actuar.

Siguiendo ese protocolo de vuelo, todos los pilotos reciben treinta minutos antes del despegue información meteorológica que incluye si se ha detectado avistamiento de aves en la zona. En caso afirmativo, los pilotos «centran su mirada hacia afuera, para anticiparse a las aves». El 'birdstrike' solo se da en bajas altitudes, máximo de 3.000 metros. La primavera es la época del año más habitual debido a las migraciones. En el final de verano, de hecho, son casos más excepcionales.