«Fue un susto, pero pasamos las horas bajo el nevero con cachondeo», dicen los senderistas de Vigo rescatados
Cantabria ·
Efectivos del dispositivo de emergencias relatan el arriesgado rescate y el peligro real que corrió el grupo, sorprendido por la noche, la niebla y la nieve en una zona de Palombera a 1.700 metros de altitudLa montaña cántabra mostró este domingo su cara más fiera al grupo de senderistas gallegos que realizaba una ruta temática sobre la botánica y ... la zona megalítica de la Reserva Natural del Saja-Besaya. Por delante, un recorrido espectacular para contemplar la naciente floración de la primavera, «con buena climatología aunque nevaba un poquito, y el paisaje precioso del Saja, dejando el río al lado», ha contado esta mañana el guía del grupo, Gerardo Fernández. Pero de pronto, la niebla se les echó encima. La nieve cayó con más intensidad de la que preveían y borró el camino. Se dieron cuenta de que no podrían volver por sus propios medios. Caía la noche. Refugiados de la ventisca bajo un nevero, facilitaron las coordenadas al 112 y esperaron a que llegaran sus rescatadores. Cinco horas de espera, desde las 20.00 que dieron aviso hasta las 01.00 que llegaron sus salvadores. A lo largo de ese tiempo, el frío era cada vez más intenso y la noche, más cerrada. Llegaron a soportar -8º y una sensación térmica de -12º. Allí parados, los 25 senderistas de entre 24 y 73 años, se pusieron a hacer de todo para no claudicar ante tan extremas condiciones. «Cantamos, saltamos, hicimos gimnasia... Una se sabía todo el repertorio de los 80, otra a contar chascarrillos. Que no baje el ritmo. Con mucho cachondeo, así lo pasamos», explicaron esta mañana tres de las caminantes, Mari Carmen, Luz y Ángeles, después de descansar unas horas en el hotel San Roque, de Reinosa.
Reconocen que lo que vivieron esta pasada noche «fue un susto», que hubo gente que lo pasó especialmente mal, sobre todo una joven diabética y otra mujer de 73 años, y se mostraron muy agradecidos ante el gran despliegue de efectivos y el trato recibido por la gente que participó en el rescate. «Quiero agradecerles todo muchísimo, se portaron de maravilla, nos trataron genial», ha dicho el guía. «Cuando vimos a la gente de emergencias fue un momento muy guay, es gente increíble y nos ayudaron en todo momento», ha añadido una de las senderistas.
Según ha explicado a este periódico Jesús Cañas, agente del Medio Natural y guarda forestal en Cabuérniga, en la localización del grupo fue muy importante el papel que desempeñó la perra labrador que acompañaba a los senderistas, llamada 'Bruma'. «Ellos estaban debajo de un nevero, éramos un equipo de 19 personas los que salimos en su busca y pasábamos por encima con un silbato, pitando, y nada. Y gracias a que el perro ladró pudimos encontrarles», ha dicho. Al llegar al grupo vieron que estaban «en una situación crítica. Si no les rescatamos en ese momento tal vez hoy estaríamos lamentando una tragedia». Cañas ha querido destacar la «gran coordinación» desarrollada durante la noche. «El mecanismo funcionó a la perfección. El equipo supo qué había que hacer en cada momento».
Desde el lugar en el que esperaban a ser rescatados (bajo el Cueto de la Concilla, a 1.700 metros de altitud) tuvieron que recorrer a pie siete kilómetros hasta el refugio de Bucierca. No todos realizaron este recorrido en buenas condiciones, según apuntó otro agente que les acompañó. «A una la bajamos en camilla y a otra, de 73 años, la bajé yo con mis manos, me decía que la dejara morirse... Hasta la pista la tuve que llevar casi a cuestas. En cuanto llegué hasta ella vi que tenía la cara negra, me quité los guantes y la chaqueta, le puse todo lo que pude. Estaba muy mal, con un cansancio brutal. Si no llegamos anoche, hoy tendríamos mucho que lamentar», ha contado César. Al llegar al refugio todo cambió. Allí les dio la bienvenida una fogata en la que pudieron desentumecerse, bebida caliente y bocadillos. También este rescatador valora lo «bien que funcionaron los protocolos. Hasta nos conocemos entre nosotros. Sabemos lo que tenemos que hacer cada uno y nos coordinamos muy bien».
Desde este refugio, ya pudieron ser trasladados en vehículos hasta el centro de interpretación del Saja, donde el 112 había establecido el puesto de mando avanzado (PMA). Aquí, pasado el shock inicial y sabiéndose a salvo, los rescatados aplaudieron y abrazaron a miembros del equipo, que esperaban su llegada con el edificio caldeado, con mantas térmicas y todo lo que pudieran precisar. Esas horas que duró el rescate se vivieron desde el PMA con cierta incertidumbre, al tratarse de personas de cierta edad (la mayoría rondaba los 60 años) y porque sabían que el lugar del monte en el que estaban no era precisamente un sitio amable. Los agentes del Medio Natural y las cuadrillas de Montes tuvieron que ir a retirar varios árboles caídos sobre la pista de acceso al refugio, un primer paso imprescindible para llevar a buen término la misión. Mientras tanto, el conductor del autobús contratado por el grupo esperaba en la base muy preocupado. A este hombre, que no conocía a los senderistas, le cambió el semblante cuando supo que la situación estaba controlada.
Miembros del dispositivo consideran que el grupo no fue consciente del todo del peligro que llegaron a correr. «No lo vieron tan crudo como lo vimos nosotros, esa es la triste realidad. Son senderistas muy experimentados, e iban bien equipados, con GPS y todo lo necesario. Pero el problema es que se les echó la noche encima, el frío, la nieve, la niebla... Nosotros que conocemos muy bien esa zona vimos el peligro que corrieron», ha añadido el agente forestal.
Sobre las seis de la mañana llegaron al hotel de Reinosa en el que el grupo estaba hospedado. Ya a primera hora tenían a las puertas a un buen número de periodistas de varios medios de comunicación. Sobre las 12, accedieron a contar sus impresiones y a resumir su aventura: «Ha sido un susto. Una experiencia más de la vida. Pero estamos bien», ha contado una de las senderistas.
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