Pedro Sobrado Pintor | Pregonero del Día de Cantabria
«La cultura depende más de las personas que de la ideología»
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Pedro Sobrado Pintor | Pregonero del Día de Cantabria
«La cultura depende más de las personas que de la ideología»Dicen los que le conocen que no habla mucho, que Sobrado (Torrelavega, 1936) es más de expresarse a través del arte. Sin embargo, durante la ... media hora que dura la entrevista, apenas hay silencios. Es el artista de la vanguardia. Incombustible y capaz de adaptarse a cualquier tiempo, atrapa en el cuadro la realidad de cada momento. Será, este viernes, el pregonero del Día de Cantabria, en Cabezón de la Sal. «Toda una sorpresa, que no esperaba» y para que el «espero estar la altura de un evento de esta importancia».
-¿Se le otorga suficiente valor a la cultura por parte de las instituciones?
-Creo que depende de las personas, más que de la ideología política. El Gobierno de Cantabria me organizó hace más de un año una exposición itinerante por Cantabria.
-Cuenta con una vasta trayectoria artística y ha experimentado con diferentes técnicas. ¿Cómo desarrolla una identidad pictórica propia?
-Siempre he hecho lo que el momento me pedía. Expuse en Santander en el año 1959 y tuve un gran éxito. Después me marché a Madrid y en 1961, a París. Cuando llegué, frecuenté la Escuela del Louvre y empecé a pintar abstracto porque es lo que estaba de moda entonces. En 1968 tuvo lugar la revuelta estudiantil y me centré en temas relacionados con las barricadas.
-Para pintar abstracto, ¿no es necesario contar antes con una base figurativa sólida?
-Depende, yo tenía amigos que no sabían dibujar y hacían abstracto. Los pintores representaban siempre el mismo cuadro, una y otra vez, y no se salían de ahí. Yo no era tan estricto, procuraba variar. Ellos, sin embargo, se repetían todo el tiempo.
-En Madrid también se dejó influenciar por la Movida.
-Iba a Rockola (sala de conciertos de la época) y realizaba exposiciones de la Movida. Me anunciaba en una revista llamada La Luna de Madrid, que era una publicación de entonces. Fue mi época de las pinturas negras y apenas empleaba el color. Representaba temas de la noche, mujeres fumando, hablando por teléfono, parejas en las esquinas... Hice dos grandes exposiciones sobre esta temática.
-¿Entonces, la clave el éxito es adaptarse a la vanguardia?
-A lo que me pide el momento, lo que estoy viviendo y lo que veo por la calle. El ambiente.
-Pero siempre llevado a su propia personalidad a la hora de pintar...
-Yo tengo una técnica propia, personal. ¿Conoces las pinturas chinas y japonesas que se basan en la línea? ¿Y la elegancia de lo japonés? Pues yo tengo una técnica parecida. Lo mío es la línea. No la cubro. De hecho, tengo una anécdota curiosa. En mi última etapa en París firmé un contrato con una galería de Madrid, lo que me obligaba a venir a España cada dos meses y tenía que pasar la aduana. Pues bien, en una de esas ocasiones, el aduanero me pidió que sacara los cuadros del coche y al verlos pensó que estaban sin terminar. Eran manchas y dibujos, y por entonces en España los artistas no mantenían el dibujo, sino que lo tapaban. Empleaban el dibujo solamente para los bocetos.
-Aportaba la nota de modernidad. La vanguardia parisina...
-A finales de los años setenta no se hacían exposiciones de dibujos, porque los pintores los guardaban para bocetos. No se mostraban. Sin embargo, era mi forma de expresarme y continúa siéndolo. El dibujo es la base y ahí está toda la fuerza. La composición y el color lo arropan y lo ennoblecen, le otorgan vida. Puede parecer algo sencillo, pero en realidad es muy complicado de ejecutar.
-¿Cómo fue la época que pasó en Cantabria?
-Cuando llegué a España empecé a pintar temas costumbristas, como el mar o el campo... Era lo que pedían las galerías. Estaba de moda Benjamín Palencia, que representaba muchos paisajes. Luego ya me metí en la Movida Madrileña y dejé todo lo anterior. Dispongo de muchos registros y no me limito. Nunca he tenido problemas para adaptarme.
-¿Continúa dándole importancia a la figura femenina y a los rostros sin definir?
-No utilizo los rostros para expresarme, sino la actitud de las figuras. Cuando me encargan un retrato, lo hago sin rostro, pero pinto la expresión a través del cuerpo, del movimiento.
-¿Hoy en día vale todo en el arte?
-Está de moda hacer cosas diferentes, que no se hayan hecho antes, que se dan por válidas aunque no estén bien realizadas. La gente pinta cualquier cosa y luego depende mucho de con quién des o quién te represente. Yo trato de crear con sentido común y calidad, empleando una técnica y unos medios concretos.
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