Denuncian que un hombre intentó llevarse a una niña de cuatro años a la salida de un colegio de Santander
La menor logró zafarse mordiendo la mano del individuo, según el relato de los testigos, y la Policía investiga lo sucedido
La Policía Nacional ha abierto diligencias para investigar un posible intento de secuestro de una niña en un colegio de Santander, el Santa María Micaela, ... situado en el barrio de Cazoña, un inquietante incidente que ha tenido final feliz, pero que ha causado un gran temor en la comunidad educativa y que pone en entredicho los actuales protocolos de entrega de los alumnos a sus tutores legales cuando termina el horario lectivo.
Este caso ocurrió el martes a la salida del colegio, cuando un padre que tiene dos hijas escolarizadas en este centro acudió a recogerlas, como siempre obligado a cumplir el sistema impuesto en los colegios con la pandemia para evitar riesgos por las aglomeraciones: las salidas son escalonadas y, en muchos casos, por puertas diferentes según las edades. Y en este caso, una de sus hijas está en cursos superiores y sale por la 'puerta norte', la pequeña tiene cuatro y sale después por la situada al sur. Primero va a por la mayor con idea de ir con ella a recoger a la de cuatro años. Pero en cuestión de un instante todo se torció.
Al parecer, mientras el progenitor iba a la puerta norte, en la del sur los padres de los pequeños ya se concentraban en la puerta para esperar a sus hijos. Los maestros van mostrando a cada niño y el familiar levanta la mano y, al ser reconocidos, se les entrega. Y en esta vorágine estaban cuando, al mostrar a esa niña de cuatro años, un hombre «de mediana edad, ataviado con mascarilla y con una capucha sobre la cabeza», según han contado padres del colegio a este periódico, levantó la mano y dijo «aquí», y la pequeña creyó reconocer a su abuelo, por lo que la profesora la dejó salir. El hombre dio la mano a la pequeña y se puso a caminar con ella.
Algo extraño detectó la niña porque, cuando habían avanzado unos metros por la acera, casi en la esquina frente al Torres Quevedo, quiso soltarse. El hombre la agarró con fuerza para impedirlo y, entonces, la pequeña le mordió la mano y se echó a llorar. En ese momento, el individuo, del que no han trascendido más datos, se marchó de allí a paso apresurado, dejándola sola...
Fue cuestión de minutos, porque el padre, que todavía estaba dando la vuelta al centro para dirigirse con su hija mayor hacia la puerta sur, fue advertido por una madre de que «acababan de encontrar a su pequeña llorando fuera del colegio», y que ella misma había explicado a esas mujeres, a las que conocía por ser vecinas, que «un señor le había dado la mano», y fue acompañada por ellas de vuelta al colegio.
Y allí se reencontró con su padre, que esa noche compartió la historia en Facebook en un foro público de Santander, «para que estemos todos atentos, porque me parece un tema muy serio». Este miércoles, pasado el mediodía y cuando la historia de la alumna de cuatro años la conocía ya media ciudad, el equipo directivo del centro envió una circular a las familias «ante la alarma generada por el incidente». En la carta se explica que la dirección del colegio, una vez informada de lo ocurrido por la familia, se puso en contacto con la Policía Nacional «para tomar las medidas oportunas». Aclara que, además, se seguirían empleando «los organismos oficiales correspondientes» para garantizar la integridad de los menores en los casos referidos a cuestiones de seguridad, en clara alusión a la difusión de estos asuntos por las redes sociales. Y, sobre el protocolo de entrega de los alumnos, en la circular se indica que, como medida de refuerzo, se actualizarán los datos de las personas autorizadas a recoger a los niños de Educación Infantil, y de 1º y 2º de Primaria. La carta concluye con el ruego a la comunidad educativa «que si detecta la presencia de personas sospechosas en las inmediaciones del colegio se comunique, si es posible en el mismo momento de la detección, a cualquier miembro de nuestro personal, para proceder a identificar o intervenir si fuese necesario». Y es que en el caso del Santa María Micaela, que ahora se investiga si ha sido un intento de secuestro, tuvo lugar el martes a primera hora de la tarde, pero la denuncia no fue presentada en la Policía Nacional hasta el miércoles pasadas las 14.00 horas.
Boo de Guarnizo
Se da la casualidad de que el mismo día, en otro punto de Cantabria, en Boo de Guarnizo (El Astillero), ocurría algo parecido. Un alumno de los cursos inferiores de la ESO en el instituto Nuestra Señora de los Remedios contó, al llegar a clase, que cuando se dirigía al centro caminando por una calleja se cruzó con una «furgoneta blanca con un señor con barba al volante». Ese vehículo siguió su camino pero, por lo visto, aunque le rebasó se detuvo a pocos metros del chaval. Aunque el conductor no le dijo nada ni se bajó del vehículo, el niño se asustó y relató lo que había pasado a sus profesores. La dirección del centro recomendó a la familia que diera aviso a la Guardia Civil para que constara este incidente y, aunque no se presentó denuncia, este miércoles se intensificó la presencia de agentes en la zona escolar «por tranquilizar a los padres y alumnos», según han confirmado desde la Guardia Civil. En este caso, no pasó nada más que «el susto del alumno» al ver que una furgoneta paraba la marcha cerca de él, pero ni la Guardia Civil detectó nada extraño ni en el centro le han dado mayor importancia.
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