Los donativos a Cáritas Cantabria subieron un 43% en 2020 pero la demanda de ayuda «se disparó»

La directora de Cáritas Diocesana de Santander, Sonsoles López, ha advertido que la pobreza en Cantabria ha aumentado desde el inicio de la pandemia y va a «empeorar», ya que en la actualidad la situación esta contenida por los Expedientes Temporales de Regulación de Empleo (ERTEs) y las personas que están «en situación irregular sobrevenida». Desde marzo de 2020, la demanda de ayuda «se disparó» y la organización se vio «desbordada», llegando a atender a más de 9.000 personas durante marzo y abril, con más de 185.000 euros destinados a necesidades básicas.

Así lo ha señalado este martes en rueda de prensa, en la que ha hecho balance del primer año de la campaña 'Cada gesto cuenta', cuyo objetivo era servir de «barrera» para evitar que «tantas familias» acabaran en exclusión social. López ha comparecido junto con las coordinadoras del área de Acogida y Acompañamiento y el equipo de Cáritas Parroquial de Santa Cruz de Bezana, Lara Mazorra y Consuelo Gómez, respectivamente.

Todas ellas han trasladado su agradecimiento por el compromiso y la generosidad de la sociedad cántabra en esta campaña, que hacía un llamamiento a la solidaridad para ayudar a las personas que peor lo estaban pasando. Por eso se han mostrado agradecidas por los donativos recibidos durante la pandemia, que aumentaron en un 43%, algo importante porque solo el 17% de los recursos de Cáritas procede de las administraciones. Han asegurado que fueron significativos los meses de abril y mayo, que recibieron más del doble que el año anterior, y noviembre y diciembre. Además, han constatado que más del doble de personas que necesitan ayuda son mujeres.

De esta forma, las personas beneficiadas de las ayudas de Cáritas aumentaron de mayo a septiembre, especialmente durante el mes de agosto de 2020, que registró un 17% más que en 2019. Asimismo, en el último año también se incrementó el voluntariado: 34 personas nuevas se sumaron al proyecto. Al cierre de 2020, la organización tenía 511 voluntarios.

Mazorra ha explicado que una parte importante de las personas que recurrieron a Cáritas durante el confinamiento era gente que se había quedado sin trabajo y carecía de prestaciones de ningún tipo. En los últimos meses se ha sumado un nuevo perfil de personas «que nunca pensaron que tendrían que pedir ayuda». El informe de Foessa (un informe que retrata la exclusión y el desarrollo social en España) ya había advertido que existe una franja de población en situación «muy frágil» y que su trabajo «precario» le ha llevado a quedarse en los márgenes sociales.

Además, la coordinadora de Acogida y Acompañamiento ha subrayado que 'la nueva normalidad' ha mostrado la brecha digital existente entre los niños y jóvenes de la región, que es origen de la desigualdad, cuyos programas de Cáritas de 2020 ya detectaron: más del 90 por ciento de los menores no contaban con los dispositivos tecnológicos necesarios para aprovechar una educación a distancia, lo que pone en peligro su derecho a la educación.

Desde el inicio de la crisis del covid Cáritas ha intensificado el acompañamiento y ha flexibilizado y adaptado su modelo de atención, incorporando medios tecnológicos e impulsando la 'tarjeta monedero', para que puedan elegir lo que compran y «dignificar» así el apoyo. También se ha realizado una acogida telefónica, sin horario, centrada en la escucha y manteniendo un contacto quincenal.