«Hay que ver el envejecimiento de la población como una oportunidad»
Andrés Pedreño, experto en nuevas tecnologías, invita a crear una estrategia en torno al turismo, salud y nuevas tecnologías, que haga que España tenga «la mejor medicina asistencial»
En 1998, Andrés Pedreño (Cartagena, 1953) era reelegido rector de la Universidad de Alicante (UA) y se encontraba con un presupuesto exiguo. «La UAllegó a ... tener el presupuesto por alumno más bajo de toda España», recuerda; se preguntó entonces cómo hacer que la UA, con tan poco margen, tuviera algo diferenciador. Se le ocurrieron varias cosas: creó el primer Vicerrectorado de Nuevas Tecnologías de España y un campus virtual –cuyo modelo se exportó a Latinoamérica–, impulsó proyectos como la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, participó en la creación de Universia... «Lo virtual me descubrió un mundo de gran profundidad», indicó en la UC, donde el jueves impartió una charla dentro del ‘Career Day’ organizado por el Centro Internacional Santander Emprendimiento. Pionero y experto en Nuevas Tecnologías, presidente de AlicanTec o cofundador de la ‘startup’ ‘IT&IS’, Pedreño habló de cambio y conocimiento.
–Su conferencia habla de ‘Una nueva mentalidad para la era digital’.
–En una sociedad digital la mentalidad tiene que ser digital para integrarnos, para triunfar. Esa mentalidad la tienen que asumir los innovadores y emprendedores, pero también los gestores públicos y las empresas no digitales que tienen que transformarse. La digitalización es un factor de competitividad: o te transformas o es difícil sobrevivir. Eso es válido para un periódico, un banco, un taxista, un hotel.
–¿Qué papel ha de jugar la universidad en el proceso?
–Las universidades son proactivas. El tema es si lo son suficientemente, como pasa con toda la sociedad. No es una crítica, es un reto que hay que lanzarle a la universidad, porque ella tiene los fundamentos del conocimiento y, como tal, está preparada para tener mayor liderazgo en esta cuestión. De hecho, las universidades deberían de estar liderando los actuales cambios: si hablamos de ‘blockchain’, desintermediación, eficiencia o seguridad, la universidad tiene que ser proactiva en el cambio, no sólo dominar la técnica ‘blockchain’, sino proponer ideas. Si la Inteligencia Artificial (IA) lo va a cambiar todo, la universidad debe de acotar esos cambios, protagonizarlos o medir su profundidad.
–Habla de Inteligencia Artificial. ¿España está preparada para competir o sólo para consumirla?
–Si sólo estuviésemos preparados para consumir tendríamos un problema, porque es evidente que la automatización puede destruir muchos puestos de trabajo, o también crearlos. No podemos ser dependientes económicamente de la IA, tenemos que protagonizarla. ¿Cómo? Aplicándola, desarrollándola en sectores en los que somos importantes: ciudades inteligentes; tecnología aplicada al turismo, a la construcción, a servicios específicos; la banca… EE UU, China o Francia han hecho una declaración de intenciones muy ambiciosa. En España se está elaborando el ‘Libro blanco sobre IA y Big Data’, en el que participo. Es una oportunidad para trazar una estrategia y que España ostente el liderazgo de alguna vertiente.
–¿Usaremos bitcoines o critpomonedas como elemento de pago?
–Como economista, me merece una admiración extraordinaria, lo cual no quiere decir que bitcóin cumpla ahora los requisitos para ser un medio de pago. La volatilidad de la moneda hace que hoy valga seis mil, mañana doce mil y al revés. Y hay otras restricciones: a mucha gente le falta esa seguridad para pasar de un dinero tutelado por bancos centrales a una criptomoneda no regulada por nadie. Pero como ejercicio teórico es brillante. El futuro está ahí. En EE UU algunas universidades han propuesto al creador de ‘blockchain’ como Premio Nobel... ¡y es anónimo! ¿Por qué? Porque ha establecido un sistema tecnológico que soluciona grandes problemas que nos plantea la economía de la desintermediación con una seguridad enorme, con una autentificación que otros gigantes han copiado. Es un ejercicio al que los economistas tenemos que prestar atención.
–Participa el día 13 en un encuentro sobre economía digital y envejecimiento. ¿Qué planteará para enfrentar una sociedad envejecida?
–Haré un planteamiento que intenta ser original. Los adelantos tecnológicos, casi de ciencia ficción, que potencian la memoria o la comunicación, incluso cuando se pierden esas capacidades... Eso me ha animado a pensar que los economistas, además de hablar de la quiebra del mercado tenemos que aportar a este contexto. Hay que verlo como una oportunidad. En 2050 España va a ser la potencia más envejecida del mundo. Aquí hay potencial para desarrollar la mejor medicina asistencial para enfermedades crónicas, cirugía robótica... Creemos la mejor medicina en torno al envejecimiento, la medicina personalizada, también la preventiva. Administremos todo eso, hagamos una estrategia económica para ser una potencia. El resto de Europa también está envejecida, es un territorio que demanda este tipo de servicios: asistenciales, médicos, etc. Mi invitación es a que sobre la base de tres sectores −turismo, salud, residencia− tengamos una estrategia proactiva para hibridar estos sectores y el envejecimiento.
–¿Cómo se financia esto?
–Aquí recupero el concepto marxista de excedente. Una economía basada en la IA tiene una altísima productividad, lo que hay que plantear son procesos de distribución [...] Tener una población de mayores es una ventaja porque aceleraremos los procesos de productividad y automatización. Lo importante es lograr una distribución, calidad de vida.
–¿Qué pasará con quiénes no afronten la digitalización?
–Lo mismo que le pasó a quien, tras inventarse la rueda, seguía arrastrando la piedra. El avance, el progreso a veces no es tal porque introduce restricciones, y la IA tendrá las suyas. Pero la humanidad siempre avanza. Los procesos no tienen que ser dramáticos, hay que ayudar al taxista o al hotel a reinventarse. Es necesario que los países hagan prospectiva: no tanto analizar lo que ha pasado sino lo que pasará. Cada vez hay más capacidad para predecir los avances tecnológicos y su impacto.
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