«Hacen falta más horas de intérpretes de lengua de signos en colegios e institutos»
Ha escrito «un cuento accesible, el primero publicado en Cantabria», que surge de su «vivencia personal y de la de muchas otras personas sordas»
«La idea del cuento '¡Qué bonita eres, Estela!' surge un poco a partir de mi vivencia personal y la de otras muchas personas sordas», ... cuenta Cristina Hernández Amo (Valladolid, 1974; si bien es salmantina de corazón y formación), que acumula 22 años en la enseñanza pública en Cantabria: doce en la especialidad de Audición y Lenguaje (con perfil de lengua de signos) y diez en Infantil, donde ahora ejerce.
Hace unos meses publicó ese cuento basado en su experiencia personal y profesional, un proyecto fruto del trabajo colectivo. Invitada a formar parte del grupo 'Docentes Sordos en Lucha' –«creado a partir de la pandemia, durante la cual hemos visto muy mermada nuestra capacidad de comunicación con el uso de mascarillas»–, allí conoció a la maestra y dibujante Rosa María Esteves de Sousa, que se sumó a su proyecto, como luego hicieron también la profesora Laura López Espejo, que ha narrado el cuento en lengua de signos; Leticia Martínez Couce, psicóloga, intérprete y responsable del montaje del vídeo signado con subtítulos y audio; y Julián Ramiro, que se ha ocupado de maquetarlo y de lidiar «con el gigante Amazon», donde ahora puede adquirirse '¡Qué bonita eres, Estela!', aunque la idea es llevarlo también a las librerías.
Para escribirlo, Cristina se inspiró en los cuentos de Ing Edition, «muy utilizados» en las escuelas Waldorf. «Soy una enamorada de esta pedagogía. La belleza de sus ilustraciones y la sabiduría que encierran me fascinan», revela. Al igual que en esos relatos, ella quería que su libro «se desarrollase en un bosque, que la protagonista fuese una niña gnomo, que participaran animalitos sensibles y que el final fuese feliz. El niño pequeño ha de creer que el mundo es bueno, para crecer seguro y con confianza en el futuro. Y estos cuentos son reflejo de ello».
«Hace falta más sensibilización en la sociedad acerca de la deficiencia auditiva y sus dificultades»
«La integración no es real y mucho menos la inclusión. Todavía existe segregación»
El libro ha tenido buena acogida. «Está despertando mucho interés» y, coincidiendo con el Día del Libro, se leyó en colegios cántabros y bibliotecas. La accesibilidad está garantizada: '¡Qué bonita eres, Estela!' presenta «un tipo de letra adaptado a deficientes visuales» e incluye un código QR con acceso a vídeo en lengua de signos. «Creo que es el primer cuento accesible que se publica en Cantabria y de los pocos que existen en España. Ha gustado mucho este formato», indica Cristina, queanuncia que los beneficios de su venta irán a la «infancia sorda de la Fundación Vicente Ferrer», donde su familia ha apadrinado a un menor sordo.
¿Y hay herramientas suficientes para procurar una educación de calidad al alumnado sordo? Hernández es clara: en España no, por varios motivos. El primero es que en muchos casos «existe privación lingüística, es decir, se niega a muchos niños sordos algo tan básico como es el derecho a aprender lengua de signos, una herramienta pensada por ellos y para ellos».
Además, «el bilingüismo (enseñanza de lengua oral y lengua de signos) está muy poco extendido», expone. Ella es partidaria de implementarlo. Ha observado sus ventajas en su familia, y constata que, «en ningún momento, la lengua de signos ha retrasado el habla», sino que ha facilitado su aprendizaje. Cristina conoce además a muchos jóvenes bilingües que cursan carreras universitarias. «Sigo a algunos en las redes sociales y da gusto verlos porque se muestran seguros, confiados, capaces, orgullosos de ser sordos y de la lengua de signos. Son personas que inspiran».
Las reivindicaciones son también claras: «Hacen falta más colegios bilingües en España», señala, y también «más horas de intérpretes de lengua de signos en colegios e institutos. Las horas de traducción que tienen muchos alumnos sordos son insuficientes. Es frecuente leer artículos de padres quejándose. Es indignante. La integración no es real y mucho menos la inclusión, todavía existe segregación».
Pero, sobre todo, dice, «hace falta mucha información, sensibilización y concienciación en la sociedad acerca de lo que es la deficiencia auditiva y las dificultades que eso conlleva. Aunque las personas sordas nos hemos hecho más visibles, todavía queda mucho por hacer». La unión de siglas –entre ellas, CNSE (Confederación Nacional de Personas Sordas), Fiapas (Federación Española de Padres de Niños Sordos, creada por su propia familia) y AICE (Federación de Implantados Cocleares)– también es clave. «Uno de mis sueños es contar con una única entidad fuerte que nos represente a todos, independientemente de si llevamos audífonos, implantes o somos signantes. Un organismo en el que todos los sordos tengamos cabida», aspira Hernández.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión