Ruiloba, «el último paraíso de Europa» del que Ussía hizo su hogar más feliz
Amante de la buena gastronomía, los paisajes cántabros y las tardes de toros en Santander, vivía en el pueblo desde hace tres décadas
La última de las muchas entrevistas que Alfonso Ussía dio a esta cabecera fue hace apenas unos meses. Cuatro, concretamente. Decía entonces que lo ... que más apreciaba del verano en Cantabria era «la temperatura, el paisaje y la belleza». Hacía tres décadas que el periodista hizo de Ruiloba, «un pueblo precioso», su residencia permanente. En el inicio, un refugio para la amenaza que la banda terrorista ETA representaba para él y su familia. Y desde hace años, un lugar donde se sentía «absolutamente feliz», y que definió como «El último paraíso de Europa».
Fan declarado del cocido lebaniego, los boquerones, las anchoas y el pescado, de pasear con amigos, de jugar los «complicados» bolos cuidando la tradición y de seguir escribiendo en papel, porque «es inconcebible escribir poesía en un ordenador, eso es una vergüenza porque la sensibilidad va directamente a la punta de los dedos», defendía. Y también consultando sus libros. Más de 5.000 atesorados entre los muros de piedra de su hogar cántabro en Ruiloba, a cuya biblioteca municipal donó otro millar.
Fue también en el pequeño municipio cántabro donde ese mismo mes de agosto recibió el Premio de Cultura 2025 en la categoría de Literatura que otorga la comunidad de Madrid. Con la movilidad reducida por una caída, el escritor no pudo desplazarse para recoger el galardón, así que fue la presidenta de la capital, Isabel Díaz Ayuso, la que acudió a su domicilio donde, ante una treintena de invitados, familia y amigos cercanos, destacó «la magnitud de su carrera» por tratarse de «un escritor de escritores».
Consideraba el articulista que a la gente «le molesta y le aburre mucho la columna política diaria», lo que hacía necesario saltar de ese contenido, al costumbrismo. A lo largo de su trayectoria, Ussía lo hizo. Publicó más de 40 libros como 'Coplas, canciones y sonetos para antes de una guerra', 'Fustazos y caricias', 'Cosas que pasan' y la serie 'Memorias del marqués de Sotoancho', con títulos como 'La albariza de los juncos', 'El secuestro de mamá' y 'Lo que Dios ha unido que no lo separe mamá'. Para él, Paco Umbral y Jaime Campmany eran «los dos grandes columnistas de finales de siglo».
Si bien decía «no aspirar a nada», con el mantra de «virgencita que me quede como estoy», el premio que recibió en Cantabria se sumó a los otros muchos de que se hizo acreedor a lo largo de su prolífica carrera, algunos singulares, como la medalla de oro del Museo de la Real Fábrica de Artillería de La Cavada. Fue el verano de 2024, cuando se comprometió a ser «el mejor embajador del museo».
Si bien bromeaba diciendo que a Santander iba «obligado», allí, en el Ateneo, en mayo del 23, Ussía acompañó a un escritor especial: su hijo Alfonso, que presentaba su libro 'El puente de los suicidas' y se refirió a él como «el jefe». En el mismo Ateneo donde hizo lo propio Ussía senior con varios de sus libros. Fue apenas unos días después de asistir a la presentación de la Feria de Santiago, donde glosó lo que significan los toros para Santander y no perdió la ocasión de introducir algún guiño político en su discurso. Su presencia era, de hecho, habitual en el coso santanderino, a pie de albero.
Amante de la buena mesa, de acudir al Club Estrada, al Joseín, a comer a Caviedes o a Potes, tenía claro el madrileño que mejor «no intentes imponerte a un montañés» porque «defiende muy bien su sitio y su forma de ser»
Precisamente, por ser «un nombre estrechamente vinculado, por afecto y por convicción, a nuestra tierra», el Gobierno de Cantabria se ha sumado a las condolencias por la muerte del escritor.
La presidenta, Mª José Sáenz de Buruaga, ha destacado su relación personal con esta región, y le ha calificado como un «excelente embajador» de nuestrasmanifestaciones culturales más arraigadas. «Cantabria tuvo el privilegio de contar con su cariño y su implicación personal. En reiteradas ocasiones mostró su admiración por nuestra región, su cultura y sus paisajes, convirtiéndose en «un embajador espontáneo de los valores que definen a esta tierra» ha manifestado la presidenta.
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