Fernando Jáuregui: «Es necesaria una regeneración urgente de la política en España»
El periodista de origen cántabro pasa los veranos en Santoña, desde donde opina sobre la actualidad
Fernando Jáuregui es uno de los periodistas más importantes de la historia de la democracia española y analiza la situación política en un ángulo de ... 360 grados. Lo hace además con la distancia que permite la inteligencia y el saber.
-Nacido en Santander, ¿continúa vinculado a Cantabria?
-Continúo pasando todos los veranos en Santoña y tengo muchos amigos en Cantabria. Soy miembro de algunas cofradías gastronómicas, como la de la anchoa y el queso. Me gustaría ser cofrade del hojaldre.
-¿Cómo hemos pasado de los diez millones de votos que lograba el PSOE en 1982, tal y como refleja en su libro 'La foto del Palace', a las victorias pírricas actuales?
-Hemos sufrido una degeneración colectiva y llegado a una situación absolutamente chusca, porque ya no es una exigua mayoría lo que se da, es otra cosa. En el 82 luchábamos por abandonar los resabios de la dictadura y construir una democracia y un país más moderno, pero ahora ya no interesa tanto profundizar en la democracia. Es necesaria una regeneración urgente de la política en este país.
-¿En qué se diferencia el perfil político de Adolfo Suárez o Felipe González, y el perfil de los actuales representantes?
-Entonces primaba un concepto de Estado. Felipe González, que por cierto cedió la presidencia a Aznar en 1996, tenía un concepto del Estado muy diferente al que puede tener Pedro Sánchez. Ahora nos faltan estadistas. Alfonso Guerra era un estadista; Santiago Carrillo era un estadista... No podemos decir lo mismo de nuestros líderes actuales, que piensan más en el poder que en el Estado. Es un concepto muy bastardo.
-Entonces había menos alternativa de partidos y sin embargo ahora la sociedad parece más polarizada.
-Estamos en un bifrontismo que mantiene a España dividida entre izquierda y derecha. La solución sería que se diera un acuerdo temporal entre las dos grandes formaciones, de manera que se estableciesen las bases para llevar a cabo una reforma constitucional; de la normativa electoral y del propio concepto del Estado de bienestar.
-En su libro 'Qué nos queda de Franco' analiza cómo evoluciona la Transición. La pregunta ahora sería, ¿qué nos va a quedar de la Constitución del 78?
-La Constitución ya se incumple en muchos apartados y en otros es imposible no hacerlo. Hay leyes que requieren una modificación urgente. Lo que no tiene justificación es la parálisis política en la que hemos caído y tener que acudir casi en peregrinación a Waterloo porque no se sabe muy bien a cambio de qué se va a apoyar la investidura. Las elecciones del 23J han sido nefastas para la buena marcha de la democracia. Se han violado normativas y se ha pisoteado la libertad de expresión a base de hablar con discreción, que en realidad es opacidad para hacer lo que les da la gana.
-En esta coyuntura, ¿los medios hacen de moderadores o azuzan la situación?
-Hay muchos medios, y ninguno de ellos está en Madrid, que intentan moderar la situación, pero en la capital hay mucha crispación porque ahí están las sedes de las cámaras y hay intereses en juego.
-¿Hasta qué punto la ideologización de la prensa condiciona el derecho de los ciudadanos a la información?
-Yo defiendo que hay grupos netamente profesionales, sobre todo en provincias, que juegan un papel bastante tranquilizador. El Diario Montañés es uno de ellos, porque está en una posición de moderación y equidistancia para contar la realidad. Esto no excluye la autocrítica que debemos hacer los periodistas. No he visto una sola protesta porque ayer no dejaran preguntar a los periodistas en la sede del PSOE, lo que me parece increíble. Nos estamos autolimitando y cada vez pintamos menos en la hechura de la vida pública de este país y yo sigo convencido de que somos el cuarto poder.
-¿Se ha perdido la corrección en la prensa escrita?
-Hemos disminuido la calidad porque muchas veces se siguen argumentarios de partidos y empresas. Noto que hay medios que hacen campañas que funcionan en las redes sociales, que están en la desintermediación. El periodista ha de ser el intermediario entre la fuente y la opinión pública.
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