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Colas para comprar flores, ayer, en los puestos del mercadillo que se encuentra situado junto al Ayuntamiento de Santander. Roberto Ruiz

Flores para no caer en el olvido

Todos los Santos ·

La víspera de la jornada en la que se recuerda a los seres queridos supone un «25 por ciento» de la recaudación anual para el sector de las floristerías

Lucio V. Del Campo

Santander

Viernes, 1 de noviembre 2024, 01:00

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Cantabria vive hoy otro día en el que se recuerda, con todavía más cariño, a todos los seres queridos que dejaron este mundo. Una muestra para demostrar ese afecto es una flor. Algo que a simple vista puede ser banal e insignificante, pero que simboliza el amor. Una flor es algo que hay que cuidar y mimar cada día, como la relación con las personas. Un riego constante de cordialidad, cariño y acompañamiento en el que no se espera a que llegue la primavera para lucir los resultados, sino que en cada momento se siente esa satisfacción personal.

Ayer, las calles de las distintas localidades de Cantabria dejaban un olor especial a claveles, margaritas y cirios que iban a ser depositados en nichos y panteones de los cementerios. Pese a ser un día de recuerdo a los fallecidos, en Santander, en la víspera del 1 de noviembre, se respiraba un ambiente de «celebración» porque llevando las flores a los camposantos los familiares se sienten «más cerca» de sus seres queridos. «Yo he cogido unas rosas amarillas porque era su color favorito», señalaba una mujer que posteriormente se iba a acercar a Ciriego, mientras que otra le respondió que ella era más de margaritas blancas.

En la cola de las floristerías ayer se montó un auténtico debate que daba para rellenar noches enteras de los programas deportivos. En las flores, como en el fútbol, cada uno tiene su predilección favorita y de ahí no se baja nadie. Para los que no son tan 'forofos' del tipo de planta, donde puede haber más rompeduras de cabeza en llevarse una natural o artificial. «Depende mucho del cuidado y atención que le vayan a prestar», explicaba una de las dependientas de una floristería, quien añadía que «muchos no se complican y optan por las artificiales porque dan menos trabajo».

Una mujer coge uno de los ramos preparados para la ocasión. Roberto Ruiz

Aún así, matizaba que para estas fechas «normalmente» siguen ganando el partido el equipo de las naturales. «Son días especiales y su venta aumenta». Y tanto que aumenta la compra de flores: para el sector, el día de Todos los Santos es «el gran día». «Supone un 20 o 25 por ciento de la recaudación anual», detallaba otra floristería consultada por El Diario Montañés. «Son cifras que mejoran las jornadas del Día de la Madre o del Padre», añadía el responsable del negocio.

Y la calle así lo reflejó durante la mañana y la tarde de ayer. Colas y colas en las floristerías de Santander, donde desde primera hora los vecinos se acercaron para comprar ramos y flores, como por ejemplo en el mercadillo situado al lado del Ayuntamiento. «Yo siempre vengo aquí porque me encantan los claveles que tienen», subrayaba una clienta, quien se mostraba «sorprendida porque este año había notado más gente que otros». «Da gusto ver cómo la gente se anima y compra flores en un día tan señalado».

Y del centro, a Ciriego. En el camposanto la fotografía que se podía ver ayer fue la de una significativa multitud de personas, de diferentes edades, que acudieron al cementerio para «reencontrarse» con sus seres queridos. Hay quienes llevaron grandes ramos y coronas, otros unas pequeñas flores, y algunos que cogieron un cubo con agua y jabón acompañado de un trapo. «Voy a limpiar la lápida», apuntaba uno de ellos. Entre los muros de Ciriego se sentía un aire frío, pero que se entremezcló con el calor de las personas que fueron a recordar a los fallecidos. Delante de los panteones o nichos, cada uno hacía su pequeño ritual. Tocar la lápida, quedarse inmóvil leyendo las inscripciones de la misma o incluso 'conversar' con el fallecido. Diferentes formas de no olvidar. La muerte no es el final de la vida, sino el inicio del recuerdo. Bajo esa premisa se citaron ayer los que acudieron a Ciriego, un lugar privilegiado situado al lado del mar.

La brisa inundaba los pasillos del camposanto mientras los familiares y amigos de los que allí descansan eternamente renovaban el aspecto de los panteones y nichos. Las lápidas brillaban más de lo normal y las flores estaban, en su mayoría, en un perfecto estado. Nuevas, coloridas. Los rayos de sol se sentían con más fuerza, como si desde arriba se notase el agradecimiento por los cuidados. Hoy es un día para seguir regando esa flor inmortal que regalar a los seres queridos, estén o no entre nosotros.

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