El gran despliegue de las oposiciones de enfermería pone en un brete al hospital
Sólo de Valdecilla se presentan al examen del domingo un millar de profesionales, el 60% de la plantilla enfermera. En total, se han registrado 3.980 solicitudes
«El domingo será nuestra oportunidad de oro», dice la enfermera María González, ante el mayor concurso-oposición de la última década para su categoría ... profesional, que casualmente coinciden con la conmemoración del Día Internacional de la Enfermería. El personal interino y eventual lleva meses «estudiando a conciencia», porque es una incógnita cuando se repetirá la ocasión. En juego, 485 plazas, para las que se han registrado 3.980 solicitudes de participación, aunque esa cifra se reducirá por tratarse de una convocatoria común a casi todas las comunidades (en alguna la cita será por la tarde).
El sindicato Satse avanza que «no será suficiente para cubrir todas las necesidades de plantilla» del Servicio Cántabro de Salud (SCS) debido a la elevada tasa de interinidad. Sólo de Valdecilla, se presentan al examen un millar de enfermeras, que supone un 60% del total, puesto que sólo 600 son fijas. Ese gran volumen de aspirantes, al igual que ocurriera hace un par de semanas con la OPE de auxiliares de enfermería (a la que optaba el 64% de la categoría: 690 de 1.110), ha puesto al hospital en un brete.
La Dirección ha tenido que hacer virguerías para garantizar la cobertura de todas las ausencias generadas por el examen. «Ha sido complejo organizarlo por el alto número de profesionales implicados, porque además también se examina todo el personal sustituto que se contrata cuando hay vacaciones, permisos o reducciones de jornada», admite Nuria Martínez, directora de Enfermería. De ahí que hayan tenido que recurrir a la voluntariedad de las compañeras fijas para cubrir los turnos del fin de semana en aquellos servicios que funcionan las 24 horas, como Urgencias, Cuidados Intensivos, el área de hospitalización y quirófanos.
Martínez garantiza que «lo importante es que no se va a producir un impacto en la asistencia». Pero habrá enfermeras que se examinen por la mañana y, en vista de las carencias de personal, trabajarán la tarde y noche del domingo. «Tengo que agradecer a toda la gente que ha colaborado para organizar la cobertura del fin de semana, porque ha sido un trabajo en equipo». Así, se cuenta con enfermeras de consultas, que habitualmente tienen jornada de lunes a viernes, para suplir ausencias en las unidades en las que el grueso de la plantilla es interina y que, por tanto, se quedan en cuadro con la OPE. Un esfuerzo que se compensará con días libres (el doble de las horas trabajadas). También el Hospital de Laredo ha recurrido a «un plan de contingencia con personal habitual» para afrontar el gran despliegue de las oposiciones, aunque su gerente, Ander Larrazabal, asegura que «no ha repercutido sobre los servicios».
«Nuestra oportunidad»
Y es que «es un examen muy esperado por toda la enfermería de Cantabria», subraya Eva Izaguirre desde el centro de salud de Colindres. «La gente está muy motivada, estudiando mucho». No es vano, «hemos pasado más de diez años sin tener una oportunidad real de acceder a una plaza», añade Marta Labrada, enfermera de quirófano de Valdecilla que después de 22 años de carrera profesional aspira a hacerse con una plaza en propiedad. «Muy presionada y nerviosa», reconoce que esta vez «he hecho un esfuerzo muy grande para prepararme», compaginando durante meses el estudio con su jornada laboral y «sacrificando tiempo para mis tres hijos». En la OPE de 2007, que se celebró tres años después, se quedó «a dos puestos de la plaza». Por eso, esta vez no quiere dejar escapar la ocasión: «Llevo desde septiembre casi sin salir a la calle, nada más que para trabajar».
Satse se siente «engañado por el Servicio Cántabro de Salud»
El sindicato Satse, que llegó a un acuerdo con el gerente del Servicio Cántabro de Salud, Benigno Caviedes, para desconvocar la huelga enfermera de la pasada semana, denuncia que las instrucciones remitidas a los centros de salud, para responder a partir de hoy a la demanda de aquellos pacientes que acuden sin cita, no respetan los cambios negociados. El filtro (triaje) de esa demanda, que era el gran punto de desacuerdo con respecto a lo pactado por Sanidad con el Sindicato Médico, que atribuía esa función a enfermeras y personal administrativo, fue el principal detonante de los paros convocados por la profesión. Por eso ayer, tras recibir estas instrucciones que «dan lugar a confusión sobre las competencias enfermeras», se celebró una asamblea urgente en el Colegio de Enfermería, en la que se exigió que se reúna cuanto antes la mesa sectorial «para oficializar» el acuerdo alcanzado con el SCS, para su posterior aprobación en Consejo de Gobierno y publicación en el Boletín Oficial de Cantabria.
Mientras tanto, los asistentes a la reunión decidieron que seguirán realizando el trabajo que les compete, «siempre dentro del protocolo enfermero ya establecido». Esta nueva situación ha disgustado al colectivo enfermero, que se siente «engañado por el SCS», puesto que «no se está respetando lo pactado, donde quedaba claro que la enfermería se ocupará de la demanda enfermera y el equipo médico, de la médica». Advierte que no aceptará las instrucciones recibidas ni ningún cambio sobre lo consensuado. Es más, están dispuestos a volver a la huelga «hasta que se cumpla de forma escrupulosa el acuerdo».
Un panorama que se asemeja al que describe María Martín, enfermera del Hospital de Laredo, en los días previos al examen, que son de «agobio total». Ya sabe lo que es pasar por unas oposiciones sin éxito, aunque llegara al aprobado. «Cuando se ofertan tan pocas plazas, como ha ocurrido en las últimas convocatorias, casi ni te animas a prepararte en serio, porque las opciones son mínimas. Pero en las oposiciones del domingo las expectativas son diferentes, porque es un número de plazas mayor», apunta. No obstante, considera que el personal veterano sale perdiendo, al contar como méritos, que supone el 40% de la nota (el examen representa un 60%), «solo 13,5 años trabajados, cuando en otras comunidades, como Madrid o Castilla y León se puntúan hasta 25 años».
Conscientes de que sólo uno de cada ocho aspirantes se sacará la plaza, Izaguirre confía en que «al menos se mantenga la dinámica de convocar oposiciones periódicas». Llegados a este punto, después de meses dedicando «todo el tiempo de no trabajo a estudiar y, como todos, tirando de familias y amigos para el cuidado de hijos», ya solo piden que «pase ya». Un deseo compartido. «¡Porque sigue habiendo vida después del examen!», dice María González, enfermera de Atención Primaria. «Me tomaré el sábado de descanso para ir a por todas el domingo. Y espero que una de esas 485 plazas lleve mi nombre».
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