«El gran problema que tiene España es que los mejores no están en política»
El ensayista Tom Burns presentó ayer en el Ateneo su nueva obra, una crónica que narra el agotamiento y fracaso del bipartisimo español
MARÍA CAUSO
SANTANDER.
Viernes, 9 de marzo 2018, 07:31
En un día en que costaba mucho ser protagonista, Tom Burns Marañón (Londres, 1948) se hizo amo y señor del Ateneo de Santander para ... presentar su último ensayo. Para el escritor hispano-británico, estar en Santander y Cantabria significa estar en su segunda casa. De la capital sólo le salieron palabras de cariño y «una sensación de enamoramiento profundo». Con ello, Burns se ganó al Ateneo desde el primer momento. Su árbol genealógico le sirvió de ayuda. El escritor es nieto del médico Gregorio Marañón y confesó tener una «pequeña cabaña en Selaya, cerca de Villacarriedo» y a la que va «siempre que puede».
Con la relación afianzada con los asistentes, el escritor comenzó a escrutar las tesis de su libro. Una obra de análisis profundo y de gran calado sobre la política española más contemporánea y actual. La gran tesis gira sobre el fin de un ciclo y de una era. La puesta de sol de una etapa en la que ha habido mucho «ruido y jaleo» es la que ha permitido a Burns escribir 'Entre el ruido y la furia'. El título hace referencia a una cita de Shakespeare en su obra 'Macbeth': «La vida es una sombra... Una historia contada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa».
Nada significa porque todo pasa, todo sigue y todo evoluciona. «Es cíclico», decía Burns. Los tiempos se repiten y haciendo referencia a una de las tesis de su ensayo -el bipartidismo en España ha fracasado- el escritor inglés comenzó su ponencia poniendo toda la carne en el asador. Ejemplarizando realidades y hechos y cautivando a los asistentes del salón de actos del edificio santanderino.
«España funciona a punta de dedazo, inercia y aparato. No existe la separación de poderes»
«Zapatero tuvo un pensamiento ciertamente desordenado con sus políticas sectaristas»
En un viaje al pasado, Burns recordó que esta alternancia del poder, propia de las democracias liberales, se rompe hace apenas tres años, en 2014, y abre el tablero político a una variedad multipartidista «nunca antes imaginada en España», apuntó Burns, con la irrupción de Ciudadanos y Podemos. Esta ruptura se manifiesta a los 40 años del comienzo de la Transición y del final del régimen de Franco. Una cifra «redonda», afirmaba el aclamado novelista.
Y de cifras redondas iba la cosa. Porque el hilo de esta ruptura lo unió con el centenario de la famosa conferencia de Ortega y Gasset en Madrid que tituló 'Vieja y nueva política'. En esa ponencia, el filósofo escrutó la fractura entre la España oficial de la época y la España vital del bipartidismo del futuro, en esos tiempos encarnada por Sagasta y Cánovas del Castillo. En un control total de la lírica y la oratoria, Burns señaló que a estos «números redondos», hay que añadir una nueva peculiaridad: «La conferencia de Ortega y Gasset en 1914 sobre esas dos realidades del país también se celebraba 40 años después de la Restauración de Alfonso XII». Los tiempos, por tanto, se miden.
Con el público totalmente en el bolsillo, Burns se metió de lleno en el tema del independentismo catalán, otro de los grandes puntos tratados en su obra. Un nacionalismo periférico -dice- que se aprovecha de la debilidad del Gobierno para irrumpir en la escena pública. «Ante esta crisis, sugiero que el gran problema de España es que no están los mejores en política», afirmó. Culpó a la partidocracia, la endogamia y a la «manera cerrada» de operar que tienen los partidos actuales con las listas cerradas. «España funciona a punta de dedazo, inercia y aparato. No hay separación de poderes». Sin duda, otra perspectiva que expone en su ensayo.
Mostró también cierta añoranza de los «buenos» gobernantes. «De lujo», aclaró Burns refiriéndose a Suárez, González y Aznar, a la vez que lamentaba el debacle del «extraño» gobierno de Zapatero y el actual gobierno «funcionarial» de Rajoy. Estuvo especialmente crítico con el último líder socialista, al que acusó de «sectarismo» y de tener un «pensamiento ciertamente desordenado», mientras que al actual líder popular le reprochó «el poco patriotismo crítico de partido» y, sobre todo, «la falta de sensibilidad en Cataluña, comunidad en que no tiene apenas representación».
En definitiva, una lectura con visión crítica y foránea de la realidad política española más actual. El nacimiento de una nueva era y el final de un ciclo bipartidista. Ante tanto desafío, se atrevió a augurar tres posibles Españas: una llena de incertidumbre y desgobierno como Italia; una gran coalición «a la alemana» entre PP y PSOE, a la que calificó de «impensable», o el surgimiento de un Macron español. El tiempo dirá.
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