Un julio de récord reabre el debate sobre el modelo turístico de Cantabria

La Semana Grande de Santander ha mostrado el tirón que desde hace unos años vienen experimentando las fiestas, que se han convertido en el principal motor turístico regional durante el mes de julio. La imagen más constante de esta edición ha sido la de actos completamente llenos. Los datos que maneja el Ayuntamiento así lo corroboran. El primer fin de semana ya se rozó el lleno. La ocupación hotelera fue del 87%, una cifra que aumentó en cuatro puntos –hasta el 91%– a la hora de hacer el balance general. «La afluencia ha sido máxima, con lo que, al no haber más plazas hoteleras, podemos decir que la ciudad ha estado llena en su capacidad. Ha habido días en que algunos hoteles han estado al 100%», afirma la alcaldesa Gema Igual.

La agenda festiva ha estado repleta de eventos multitudinarios. La Campa de la Magdalena, lugar de celebración de los conciertos de pago, ha reunido a 65.000 personas, según los organizadores, que han presenciado las actuaciones de los 22 grupos y artistas que se han subido al escenario en los festivales Magdalena en Vivo, Remember Campa, Hoky Music y la doble cita de la gira de despedida de Joaquín Sabina. A esto hay que sumar la sede de La Porticada, lugar de los recitales gratuitos, donde artistas como Melody, según Igual, «reunió entre 6.000 y 7.000 personas».

Otra muestra del crecimiento y popularidad de la Semana Grande ha sido la Feria de Santiago, uno de los polos que más visitantes de fuera de la región atrae, al haberse convertido en la cita taurina de referencia en el norte de España. El ruedo, con una capacidad para algo menos de 12.000 personas, ha colgado tres días el cartel de no hay billetes. Fuentes cercanas al coso cántabro cifran en 65.000 los aficionados que han presenciado la corridas. «Hemos logrado llegar al récord en el número de abonados», subraya la alcaldesa. Como novedad, este año hubo 1.300 abonos para jóvenes de menos de 24 años, al precio de 57 euros, que se agotaron al poco de salir a la venta.

La Feria de Día, donde 35 negocios de restauración han ofrecido sus mejores pinchos y cañas, también ha sido otro foco de interés, aunque en este caso no hay cifras oficiales al ser un recinto abierto. Aun así, desde la Asociación de Hostelería de Cantabria –su organizador– se muestran «contentos porque ha habido más participación, ya que el año pasado el primer fin de semana hizo muy malo y este no ha sido así». Otros eventos llenos hasta la bandera han sido los fuegos artificiales y las tradicionales ferias y barracas instaladas en el aparcamiento de los Campos de Sport de El Sardinero.

Pero si Santander ha estado abarrotada, el resto de la región no le ha ido a la zaga. La presidenta María José Sáenz de Buruaga lo explicó esta semana cuando afirmó que «Cantabria está de moda». Una popularidad que ya aventuraban las cifras de junio, mes cada vez más vacacional. Las pernoctaciones hoteleras crecieron un 8,7% respecto a 2024, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En los hoteles se alojaron un 10% más de turistas que hace un año: 153.262 en total –el 72% españoles y el resto extranjeros–. Todo ello pese a la subida de los precios, ya que la tarifa media diaria por habitación alcanzó los 85,5 euros, un 3,6% más que en el cómputo interanual. Con todo, la ocupación media en la comunidad se cifró en el 52%.

Junio dio el pistoletazo de salida a la temporada turística y elevó el listón, pero julio lo ha catapultado. La ocupación hotelera regional se ha incrementado hasta el 85%, según la Asociación de Hostelería de Cantabria, y algunos establecimientos de Santander han rozado el 100% en algunos momentos puntuales.

Pero no todos los visitantes que apuestan por Cantabria se decantan por esta modalidad para alojarse. Los campings, los pisos turísticos y las viviendas de turismo rural acumulan cada vez mayor demanda. «Sin poder dar aún cifras concretas y cerradas, nuestra horquilla de ocupación en julio se mueve entre el 85 y el 90%», afirma Eneko Valle, presidente de la Asociación de Empresarios de Campings. «En cuanto a las parcelas, se habrá rondado el 75%», añade. «Ha sido un buen mes, con una ocupación muy alta», subraya Jaime Paino, presidente de la Asociación de Viviendas de Uso Turístico (Avutcan). «No puedo decir que el 100%, pero sí entre un 90 y un 95%», afirma. Por último, el turismo rural tampoco se ha comportado mal. «Julio ha sido caluroso, lo que nos ha ayudado a subir respecto al año pasado. Desde el 23 de julio hasta la tercera semana de agosto estaremos rozando el lleno», explica Jesús Blanco, presidente de la Asociación de Turismo Rural.

Cantabria lleva acumuladas este estío numerosas imágenes de concentraciones multitudinarias como la de la actuación de la orquesta gallega Panorama en Casto Urdiales, que reunió a miles de personas, los conciertos del Sonorica o la procesión y fiestas de la Virgen del Carmen en Revilla de Camargo. Pero ninguna de ellas ha suscitado tanta polémica como el reciente macrobotellón celebrado en la playa de El Puntal de Somo, en el municipio de Ribamontán al Mar. Miles de jóvenes –4.000, según el PSOE–, se reunieron el fin de semana pasado para beber en un entorno natural protegido y medioambientalmente muy frágil. La polémica ha abierto la caja de Pandora. Mientras el Gobierno regional presume de «turismo de calidad y sostenible» y trata, junto con el Ayuntamiento de Ribamontán al Mar, de involucrar a la Delegación del Gobierno para que no se repita, la oposición enjuicia el actual modelo turístico.

El Ejecutivo se enerva cuando sus rivales políticos aseguran que Cantabria «está masificada». El PP de Sáenz de Buruaga defiende a ultranza un sector económico que genera el 12% del Producto Interior Bruto y el 10% de las afiliaciones a la Seguridad Social. «No somos la Ibiza del Norte ni mucho menos Magaluf», ha respondido la presidenta esta semana ante las acusaciones recibidas. «Es una grave irresponsabilidad alentar la 'turismofobia'», ha añadido. «Cantabria no está masificada por el hecho de que haya 40 días al año de alta ocupación o lleno total», ha zanjado. «No buscamos un turismo de masas, el objetivo es atraer viajeros todo el año y hacer compatible la calidad de vida de los cántabros con el fenómeno turístico», ha apostillado el consejero de Turismo, Luis Martínez Abad.

Ambos respondían de esta forma a formaciones como el PSOE, Cantabristas o Izquierda Unida, muy críticas con la actual filosofía. «El negacionismo no cambia la realidad de masificación que vemos y sufrimos durante el verano», defiende el portavoz de Cantabristas, Paulu Lobete, a raíz del macrobotellón. «Desde el Gobierno regional se sigue promocionando la afluencia turística sin ningún tipo de planificación ni control», insiste. Por su parte, el secretario de Transición Ecológica del PSOE, Gonzalo Fernández Villegas, considera que el incidente de El Puntal «nos obliga como sociedad a replantearnos el modelo turístico» e insiste en que la región «no puede convertirse en la Ibiza del Norte». Por su parte, el coordinador general de Izquierda Unida, Israel Ruiz Salmón, anima al Gobierno «a dejar de mirar hacia otro lado».

Al margen de la discusión política surge una pregunta al hilo de las cifras de ocupación turística ofrecidas por los distintos actores. ¿Dónde está el límite? «Tenemos mayor capacidad, sin duda, pero sobre todo fuera de la temporada alta», reconoce Eduardo Lamadrid, presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria. «En verano, el margen de crecimiento en hoteles y campings es muy escaso, ya que la ocupación es elevada», subraya.

«Nosotros no podemos crecer más», afirma rotundo el presidente de las viviendas turísticas. «Con el nuevo decreto no podemos acoger más visitantes. Lo que quieren es eliminarnos. La alcaldesa de Santander, con su postura de retirar los permisos a las viviendas turísticas en altura, va a eliminar más de 1.000 inmuebles. Pero vamos a dar la batalla judicial. El objetivo que se han marcado es eliminar esta modalidad de alojamiento por la que apuestan miles de familias », afirma Paino.