La Policía dispara al aire para reducir a un hombre con un hacha en Porrúa
El individuo, de 57 años y con numerosos antecedentes penales, amenazó con el arma a los agentes. Pasó esta mañana a disposición judicial
Prácticamente todas las tardes –cuando no llueve–, A. Z., varón de 57 años y vecino de toda la vida del barrio santanderino de Porrúa, compra ... unas cervezas en la tienda de la esquina y se acomoda junto a la pista de fútbol hasta que llega la noche. «Es un hombre que ha dado más problemas ya; pero no tiene por qué ser mala persona. Lo que pasó el otro día fue que todo se calentó y acabó mal», relata un testigo de los hechos. Comenzó como una discusión menor y terminó con A. Z. esgrimiendo un hacha con la que amenazó a los vecinos y hasta a la Policía, que tuvo que efectuar un disparo «disuasorio» para reducirlo y detenerlo.
Sábado a las 21.30 horas. A. Z. toma sus cervezas junto a la pista y observa jugar a los niños. «A veces los invita a todos a chucherías y eso que no anda muy bien de dinero», relata otro residente de la zona. Unos chiquillos se caen al suelo y lloran porque se han hecho heridas. Él acude a socorrerlos y cuando lo hace grita en alto: «¿Dónde están los padres de estos niños?»; y cuando estos llegan, comienza la discusión. «Son extranjeros y probablemente tampoco se entendían muy bien».
Confusión y gritos
Todo se vuelve confuso, A. Z. pierde los estribos y se retira a su casa; pero no para eludir la disputa, sino para esgrimir otro tipo de argumentos, los de la amenaza, pues cuando regresa a la pista lo hace con un hacha en la mano.
Se suceden los gritos y los vecinos contemplan atónitos el espectáculo. Alguien llama a la policía. Cuando se presentan los agentes, el hombre no se arredra, sino todo lo contrario. «Se envalentona aún más porque es que ya estaba fuera de sí. Creo que había bebido por lo menos nueve latas de cerveza», cuenta otro de los que vieron la escena.
Los agentes indican en el informe que hubo un momento en el que «temimos por nuestra integridad personal, pues el hombre estaba apunto de atacarnos», y fue entonces cuando uno de ellos decidió desenfundar la pistola y disparar al aire. Resultó eficaz. A. Z. se arrodilló y pudieron detenerlo.
Ayer en el barrio no se hablaba de otra cosa. «Está separado y ahora vive solo. Es de aquí de toda la vida pero no tiene una vida muy ordenada, que digamos y ha tenido problemas con más de uno y de dos», cuentan en el barrio. A. Z. pasó esta mañana a disposición judicial y está ya en libertad con orden de alejamiento respecto de tres personas. Se le imputa un delito de amenazas y otro leve de lesiones por propinarle un puñetazo a un vecino.
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