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Vídeo: Héctor Díaz| Foto: Daniel Pedriza

Preocupación e incertidumbre entre la flota cántabra

Los tripulantes manifiestan la imposibilidad de guardar la distancia recomendada dentro de las embarcaciones

Abel Verano

Castro Urdiales

Miércoles, 18 de marzo 2020, 12:20

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Son las ocho de la mañana. Hora punta en la Cofradía de Pescadores de San Martín de Laredo como consecuencia de la llegada de varias embarcaciones cargadas de verdel. Es la costera que toca. El movimiento de los pescadores y del personal de la Cofradía bien podría ser el de cualquier otro día, pero algo ha cambiado. El coronavirus también ha obligado al sector primario a variar sus hábitos y su manera de trabajar. Ellos también tienen que protegerse y tomar una serie de medidas de seguridad dentro de sus posibilidades. Porque la recomendación de guardar cierta distancia entre personas es algo que no pueden llevar a rajatabla cuando tienen que faenar en un barco con ciertas limitaciones de espacio. Y esa es una de sus principales preocupaciones.

Mascarillas, guantes, desinfección de maquinaria y embarcaciones, geles desinfectantes, controles de temperatura antes de embarcar, control de personas y desplazamientos a las cofradías... Estas son algunas de las medidas de protección que está tomando la flota pesquera para hacer frente al virus que tiene en jaque a todo el mundo. Además, la Cofradía de Santoña está centralizando estos días las subastas de verdel, aunque bien es cierto que cada embarcación descarga y pesa sus capturas en su correspondiente cabildo. Pero esta medida lo que evita es que los compradores tengan que desplazarse de un lado a otro. Simplemente van a recoger la pesca que han adquirido en la subasta.

«Hoy ha sido el primer día que hemos salido a faenar después de que se decretara el estado de alarma y la verdad es que estamos bastante preocupados porque no se guarda la distancia entre la gente, a pesar de que llevamos las mascarillas y los Epis (Equipo de Protección Individual)», apuntaba ayer Alberto Martínez, patrón del Nuevo Virgen Poderosa, mientras descargaba en la Cofradía pejina –protegido con una mascarilla– sus últimas capturas de verdel, ya que ha agotado la cuota que le correspondía. «La preocupación no la quitamos de encima y creo que vamos a parar. No se puede ir a la mar en estas circunstancias. Ahora empezamos la costera de la anchoa, pero no creo que volvamos a faenar», señalaba con resignación.

«La preocupación no la quitamos de encima y creo que vamos a parar. No se puede ir a la mar en estas circunstancias»

Alberto Martínez - Patrón del Nuevo Virgen Poderosa

«El Gobierno regional no ha dicho ni que amarremos ni que sigamos en la mar; nos ha mandado un protocolo»

Miguel Fernández- Presidente de las Cofradías

A unos metros de él se encontraba Carlos Hierro, secretario en funciones del Cabildo de Laredo, que no ocultaba todo lo «complicado» que está resultando para la flota trabajar en estas condiciones. «Hay barcos que no quieren ir a la mar y pescadores que no quieren venir al barco. Imagínate 15 personas todo el día juntas... El parar o no es voluntario, pero los barcos pequeños están trabajando porque la costera del verdel es muy importante para ellos», asevera.

A pesar de todos los inconvenientes ya citados, el patrón mayor de la Cofradía de Laredo, César Nates, quiere quitar algo de hierro al asunto y dice que por lo menos el precio de venta del verdel se está manteniendo (entorno a 0,95 céntimos y el euro). «Estamos trabajando dentro de la normalidad y sin público. Ahora mismo en los muelles están los imprescindibles».

Nates avanza que, una vez que cada embarcación agote su cuota de verdel, tendrán que parar unas semanas para ir a por anchoa, «ya que no vamos a poder ir a la zona del País Vasco y permanecer varios días seguidos allí, con lo que habrá que esperar a que el pescado aparezca frente a Cantabria».

«Los datos son para temblar»

Al otro lado de la bahía, en Santoña, la situación era parecida. A las nueve de la mañana, el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria y patrón mayor de Santoña, Miguel Fernández, aseguraba que algunos pesqueros han parado porque han «agotado su cuota» y por «miedo». «Al final son empresas diferentes y cada cual actúa en consecuencia del miedo que tiene. El Gobierno de Cantabria no ha dicho ni que amarremos ni que sigamos en la mar, simplemente nos ha mandado un protocolo y listo».

Daniel Pedriza
Imagen principal - Preocupación e incertidumbre entre la flota cántabra
Imagen secundaria 1 - Preocupación e incertidumbre entre la flota cántabra
Imagen secundaria 2 - Preocupación e incertidumbre entre la flota cántabra

Fernández resalta la «presión» que supone salir a faenar cuando «estamos viendo la gravedad de las cifras de contagios que nos están dando». «Son para temblar». De ahí que señale que en la Cofradía santoñesa están «para lo justo». «Ni ocho ni nueve horas. Ahora hemos acabado la subasta y se quedarán dos de retén, y el resto a casa. Y en la subasta solo permitimos a un comprador, no dejamos que esté ni un segundo ni un tercero de la empresa. Y luego el que compra es el que trabaja con su gente, los demás fuera». El patrón santoñés afirma que en circunstancias normales suelen acudir bastantes personas al puerto: transportistas, gente de fuera. «Por lo menos ahora no vienen los abuelos, las madres, ni vecinos a buscar una bolsa de pescado. Santoña es muy respetuosa en ese sentido. Si un día normal suele haber entre 300 o 400 personas, ahora mismo habrá veinte».

Desde Colindres, el patrón mayor, José Luis Bustillo, traslada un panorama idéntico al de Laredo y Santoña, ya que hay barcos que están de cuarentena y otros que salen a faenar regularmente «con problemas». «Mientras haya comercialización aquí estamos, pero la situación es muy complicada». Bustillo asegura que, en principio, y salvo que haya alguna decisión del Gobierno, la Cofradía va a seguir con su actividad, tomando las precauciones necesarias y las correspondientes medidas de seguridad.

En los últimos días, han circulado varios rumores relativos a que uno de los barcos de la flota colindresa había decidido parar su actividad por un posible contagio, pero el patrón mayor descarta este extremo. «No hay nada oficial al respecto y si se produjera algún contagio en nuestra flota tendríamos que cerrar la Cofradía y ponernos todos en cuarentena», aclara Bustillo, con la sensación de que la situación que están soportando «no se resolverá a corto plazo». Paciencia.

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