«Tenemos proyectos culturales que cualquier ciudad del mundo desearía tener»
Antonio Tornel | Registrador de la Propiedad e Historiador ·
Antonio Tornel tiene un sentido especial para el arte y la cultura, al igual que para la justicia y conocimiento. Registrador de la Propiedad en ... Madrid, se escapa a Santander todo lo que puede. Apesar de que en el norte la vida va con más calma, él aprovecha todo lo que le da el día. Su mérito, según cuenta, está en haberse rodeado de las personas adecuadas, quienes despertaron aún más su interés por la gestión cultural sin ánimo de lucro. De hablar pausado, que induce a escuchar atentamente, mira a Málaga como un lugar al que Santander podría utilizar como referente en su desarrollo. Además de ser secretario de la Asociación Plaza Porticada, es patrono de la Asociación Iberoamericana Empresarial y de la Asociación Silos. También formó parte del consorcio del Museo Altamira, en sus inicios. Hasta el año pasado, y durante 20 años, fue vicepresidente de Fundación Endesa, que colaboro económicamente con Altamira.
–Licenciado en Derecho y en Historia Contemporánea. Registrador de la Propiedad y notario excedente, además de estar en la directiva de diferentes instituciones culturales ¿La responsabilidad se cruzó con la pasión cuando definió su carrera?
–El derecho regula nuestras vidas y nuestras vidas sin cultura, sin música, literatura, cine o gastronomía serían mucho peores. Mi formación jurídica y el interés por la cultura me han llevado a la gestión cultural sin ánimo de lucro y al fomento de la relaciones iberoamericanas. También han sido determinantes amistades, como la del fallecido editor Pancho Pérez González, un personaje excepcional.
–La gestión público-privada fue exitosa para hacer realidad el Centro Botín. ¿Es optimista en cuanto a que el Banco de España se convierta en la sede asociada del Museo Reina Sofía Archivo Lafuente?
–El ejemplo de la colaboración público-privada en Cantabria en el pasado me hace ser optimista respecto a futuros proyectos. Ahí tenemos los ejemplos del museo y la neocueva de Altamira, además de la espléndida realidad del Centro Botín. Espero que también lo sea en la sede asociada del Reina Sofía-Archivo Lafuente y en el Proyecto Pereda, la reforma de la sede del Banco Santander, para presentar una muy importante colección artística. Se trata de dos proyectos que cualquier ciudad del mundo desearía tener.
–¿Qué opinión le merece que después de dos años y medio del incendio que llevó al cierre al Museo de Arte Moderno y Contemporáneo Santander (MAS), siga sin arrancar el proyecto de apertura?
–Confío en que en los próximos meses se inicien las obras del MAS y que pronto lo veamos abierto con un edificio y un proyecto renovados.
–La Asociación Cultural Plaza Porticada ha concedido este año su galardón a Antonio Zapatero, médico castreño que dirigió el hospital de campaña de Ifema. Imagino que la gestión no debió de ser fácil durante el confinamiento.
–Como para todos, el día a día durante el confinamiento ha sido complicado. Hemos podido organizarnos gracias al teletrabajo y a las gestiones de su presidenta, Elena García Botín, y adaptar una parte de la programación, como el XIII Foro Cultura y Naturaleza, que se ha celebrado on line desde el Centro Botín, junto a la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo .
–Usted disfruta de Santander siempre que puede. Procura venir desde Madrid cada quince días. ¿Cómo ve la ciudad? ¿Le gusta cómo está quedando la remodelación de El Sardinero?
–Veo una ciudad viva, que fue elegida en 2019 destino preferido de los turistas españoles y que, si culminan los proyectos de que hemos hablado, puede reforzar esa posición. También está próxima la inauguración de las naves de Gamazo, que albergarán a la Fundación Enaire, y que deberían ser rebautizadas como naves de Íñigo de la Serna, ya que desde el Ministerio de Fomento, su actuación fue determinante. Lo que sí me preocupa es el mal estado de algunas playas por la falta de arena, como, por ejemplo, la Segunda de El Sardinero y la Magdalena-Peligros. En cuanto a El Sardinero, no puedo hablar mucho de su reforma, dado que sigue en obras. Pero mi deseo es que vuelva a ser el centro de vida social y actividad permanente que fue.
–El deporte está muy presente en su vida. Tiene un equipo de fútbol con el que juega todos los sábados por la mañana cuando está en Santander. Antes lo hacían en la playa y ahora lo hacen el Complejo de la Albericia. Durante el confinamiento, debió echar mucho de menos momentos como estos.
–Por su puesto. Y a día de hoy lo seguimos echando de menos . El campo 'Goyo Zamoruca', en la Albericia, es para mí uno de los lugares de la felicidad. Desde hace décadas, todos los sábados, a las diez de la mañana, jugamos una pachanga (ahora interrumpida por esta situación), organizada por dos amigos vinculados al mundo del periodismo, Claudio Acebo, primero, y más tarde, Pedro López. Durante estos partidos he podido disfrutar del juego y la amistad con los mejores futbolistas de Cantabria, como Amunike, Setién, Narváez, Sañudo... También echo de menos cantar con los amigos de 'Jueves de boleros.
–¿Dónde le gusta disfrutar del aperitivo? ¿Es más de rabas o de caracolillos?
–De las dos cosas. Pero, quizá un poco más de caracolillos en la calle Tetuán o en los chiringuitos de la playa del Puntal.
–Un día nublado de verano, ¿qué ruta cultural y gastronómica me haría?
–Te propongo una ruta por Santander. Visitaríamos primero el Centro Botín y después el Museo De Prehistoria y Arqueología. Y después, a comer al Marucho. En la región, pasaría por la Casona de Tudanca y tomaría un cocido montañés en el valle del Nansa.
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