Roban un ordenador con información confidencial de la Facultad de Medicina
El director del laboratorio de Radiactividad Ambiental de la UC denuncia la sustracción de un material valorado en más de 40.000 euros
Fue entre la una y las cinco de la tarde. Un ordenador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria (UC) desapareció ayer ... sin dejar rastro. Pero no era un equipo cualquiera. En su interior alberga información almacenada durante los últimos cuatro años por el Grupo Radón, una formación de ocho profesionales dedicados al estudio de este gas y su incidencia en los hogares españoles.
El director del laboratorio de Radiactividad Ambiental de la Universidad de Cantabria (UC), Luis Santiago Quirós, trabajaba por la mañana en el proyecto, pero tuvo que ausentarse para reunirse con el vicerrector de la facultad. Cuando regresó, ya no estaba. «Ni el ordenador, ni el teclado, ni los cables que lo unen al microscopio», se lamenta.
El equipo tiene unas características muy concretas que impiden que se pueda utilizar como un ordenador corriente. Tiene un sistema operativo adaptado a la investigación que realiza el grupo de expertos y no se pueden realizar copias de seguridad ni acceder a las aplicaciones habituales. Además, sólo tiene utilidad si se conecta a un microscopio capaz de revelar los niveles de radón concentrados en un pequeño cristal. «Quien lo tenga, no va a poder utilizarlo para nada», sentenciaba Quindós. En su interior alberga más de 8.000 medidas de gas radón realizadas durante los últimos cuatro años en hogares de todo el territorio español. «Con toda la información que contiene, su valor alcanza los 40.000 euros».
El laboratorio de Radiactividad de la UC es el único a nivel estatal acreditado por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) para realizar estas mediciones. «Si un auditor nos exige los datos, no vamos a poder ofrecerle nada. Nos han metido en un brete». La habitación en la que estaba el ordenador se encuentra al final de un pasillo en el que también hay varios despachos de los expertos del Grupo Radón. Es una zona que no dispone de seguridad ni requiere identificación para acceder.
«La Universidad es un espacio abierto, pero después de esto habrá que cerrar ciertas áreas a cal y canto», sentenciaba. Además de los cientos de estudiantes de la facultad, entran en el edificio multitud de personas que estudian en su biblioteca. «Hemos denunciado en comisaría y van a revisar las cámaras del aparcamiento para comprobar si aparece alguien transportando el ordenador». Quindós espera que, al comprobar que no se puede acceder al equipo, la persona que lo ha sustraído recapacite y lo devuelva.
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