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Una romería de 'prau' en la capital
La lluvia no deslució el Día Infantil de Cantabria, que celebraba su 47 edición en la campa de La Magdalena de Santander, aunque restó afluencia de público
«Nos puede asustar el ojáncano, pero no la lluvia», decía la cuentacuentos a los niños que aguardaban a que comenzara su función. El agua ... no deslució la 47 edición del Día Infantil de Cantabria, se pudo celebrar, aunque sí es cierto que, al menos durante las primeras horas, restó afluencia de público. Las nubes bajas y el intermitente calabobos –como se llama aquí a esta llovizna pertinaz–, echó para atrás a muchas familias que suelen aprovechar para acudir a la campa de La Magdalena de Santander, tirar el mantel de cuadros al suelo y disfrutar de una comida campestre en un día marcado por la exaltación de las tradiciones y el folclore.
Los colores rojo y blanco tiñeron esta península santanderina desde los primeros compases, y no sólo en las personas que acudían ataviadas con sus trajes regionales. Eran hombres y mujeres con un acento distinto, una tonalidad en el habla más propia de latitudes meridionales: aficionados del Granada Club de Fútbol que por la tarde jugaba muy cerca, en los Campos de Sport de El Sardinero, contra el Racing. «¿Esto qué es?», preguntaba uno de estos grupos de hinchas que hacían turismo por el palacio de La Magdalena. «Esto, niñuco, es una romería de 'prau', una romería de pueblo, pero en la 'capi', en la ciudad, para que me entiendas», le respondió por sorpresa una mujer que portaba un cuévano a la espalda. Los foráneos no dejaban de grabar con las cámaras de sus teléfonos móviles. «Esto debe de ser la jota de aquí», comentaban tres con la camiseta del equipo nazarí. Justo en esos momentos, terminaba la actuación de los picayos de la Agrupación de Danzas Virgen de las Nieves de Tanos-Torrelavega, que además fue uno de los colectivos homenajeados.
Un instante antes se había celebrado el momento más institucional de la jornada: el izado de las banderas de Cantabria y del lábaro con el sonido de fondo de gaitas y tambores interpretando el himno regional. La Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria (ADIC) organiza el Día Infantil, fiesta de Interés Turístico Regional, desde 1978.
Una 'carlimba'
El izado tuvo algo de revelador. Las nubes se fueron retirando, cogiendo altura, y los tímidos rayos de sol que se filtraban cambiaron el otoño por la primavera. Tocaba darse un paseo por los puestos. Había de todo. Indudablemente, una vez superado el mediodía, el olfato hacía de lazarillo. El olor a chorizo frito y a panceta atraía a los amantes de lo salado. Los más golosos también disponían de una amplía oferta que podría hacer coger la baja por estrés al nutricionista más preciado: rosquillas recién fritas, avellanas y almendras garrapiñadas, emparedados de merengue o sabrosas quesadas eran algunos de los reclamos.
La artesanía también copaba gran parte de los puestos. Palos y cachavas, campanos, cuernos de vacas, artesanos que tallaban seres mitológicos en un trozo de madera, piedras litografiadas con el escudo de Cantabria, el lábaro o la estela de Barros, libros sobre Cantabria y escritos por cántabros, cestos de mimbre y albarcas, muchas albarcas.
La gente se arremolinaba en torno a estas casetas, pero había una que llamaba especialmente la atención de los visitantes que curioseaban, en la que se detenían más tiempo. Dentro, un hombre tocaba algo parecido a una 'kalimba', un instrumento de origen africano formado por un tablero de madera con lengüetas de metal, que produce un sonido muy dulce. Se llama Carlos Mata y es psicólogo. «He inventando y patentado la 'carlimba' (por su nombre y 'kalimba'), en 2019», explicaba. A diferencia de la africana, la suya tiene una doble pletina de lengüetas, lo que amplía las posibilidades musicales. Ahora está en fase de registrar la 'aqualimba', que cuenta debajo de la tabla de resonancia con un recipiente con agua que al moverlo mientras se toca genera un sonido más tamizado, muy parecido al de un 'hang', que es esa especie de platillo volante metálico que suena como un gong.
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