«En seis meses de pandemia el avance en digitalización ha sido vertiginoso»
«Lo que ha pasado nos debe hacer reflexionar entre depender tanto del turismo o reforzar el papel del conocimiento en el sector industrial», dice el docente
Cuando Luis Muñoz (Barcelona, 1964) habla de «internet sensorial», es posible adivinar un futuro en el que la pantalla táctil sea sólo un suceso iniciático. ¿ ... Y si la velocidad de respuesta llegara a ser la misma con la que nuestro cerebro responde a un estímulo? ¿Y si la tecnología pudiera crear un «entorno inmersivo» en la habitación de un niño y que se sintiera como dentro de un aula? «La pandemia ha cambiado muchísimas cosas en seis meses», dice el catedrático de Ingeniería Telemática de la Universidad de Cantabria, y apunta los retos que vendrán en el futuro que nos ha anticipado el covid.
-Ahora que miramos a Europa para que la financiación resuelva problemas endémicos de la región, la digitalización es el abracadabra del cambio de modelo productivo: ¿puede definir el término?
-Es introducir las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en los procesos productivos de distintos ámbitos y servicios. Puede ser en procesos con una elevada intervención humana que es sustituida por un soporte tecnológico (robots o máquinas) o también empresas que basan su negocio en transformar documentos analógicos en formato digital. Para mí, el gran reto es introducir la robótica, la inteligencia artificial y las supercomputaciones con el objetivo de actualizar la producción en plantas y oficinas.
-Es otra revolución industrial, y trae consigo el miedo a perder empleos...
-No sé si tercera o cuarta revolución. La pandemia en seis meses nos ha hecho avanzar vertiginosamente hacia la digitalización tanto en el ámbito personal como y profesional; hemos cambiado muchísimas cosas. Evidentemente la transformación digital supone un cambio, pero no supone que los puestos de trabajo desaparezcan sino que serán distintos, basados en un uso intensivo del conocimiento, el talento y más especializados.
-¿Qué ha cambiado el covid?
-Ha conllevado limitación de movilidad, pero los ritmos de trabajo se han ido manteniendo, se han mantenido las clases de la universidad de forma flexible y rápida desde el primer día de confinamiento y haciendo exámenes. Ha habido un proceso de adaptación gracias a que las infraestructuras de telecomunicaciones han estado dimensionadas de forma muy racional para las necesidades y el estrés de demanda que ha emanado como consecuencia de la pandemia.
«La educación a distancia no es solo una pantalla, el reto es ir más allá de la realidad aumentada»
¿nuevos entornos?
-Ahora que dependemos más que nunca de la tecnología y que la pandemia ha puesto a prueba nuestra capacidad, ¿qué nota ha sacado Cantabria?
-Debemos estar orgullosos; en general hemos sabido responder al reto que nos ha planteado la pandemia. Los sistemas de primera necesidad han sido más que satisfactorios (supermercados bien abastecidos), pero también el ámbito de la industria cuya actividad estaba permitida por el decreto correspondiente. Sin embargo, los sectores más ligados al turismo se han visto mucho más afectados, tanto en Cantabria como en el mundo porque ha sido global, aunque esto no sea consuelo. No podemos ignorar que el sector turístico tiene un impacto muy notable y lo que ha pasado nos tiene que hacer reflexionar sobre qué modelo debe adoptar España, si seguir con una excesiva dependencia del sector turístico, donde el valor añadido es reducido, o tenemos que reforzar el sector industrial donde el conocimiento juega un papel relevante.
-La pandemia también ha evidenciado la necesidad de poner la tecnología al servicio de los mayores, y no sólo darles las herramientas para hacer videollamadas o Whatsapp.
-Es absolutamente obligado. Y nos tenemos que inspirar en países como Japón. Implica que tienen que poder acceder a todos los servicios telemáticos, dotarles de recursos que necesiten una mínima intervención; por ejemplo, sensores que funcionen de forma autónoma para medirles la glucosa en sangre, la tensión arterial, si están inmóviles: son decisiones factibles y obligadas.
«Es impensable que una empresa se instale en pueblos sin internet: hay zonas infradotadas»
más infraestructuras
-La pandemia también puso a prueba la educación a distancia, y aunque no puede sustituir a un profesor que interactúa con el aula, ¿de qué forma se puede poner la tecnología al servicio de la docencia?
-Más allá del soporte digital que usen los alumnos, en esa distancia el aspecto que choca es el sentido de pertenencia a la clase. El niño está en casa muy bien conectado a través de su cámara o su pantalla, y puede que parte del problema quede solventado, sin embargo en esa situación les falta una sensación de pertenencia y proximidad. Y ahí juegan su papel las TIC: deben generar un entorno inmersivo para que no detecte diferencias entre estar en mi aula o en casa.
-¿Como realidad aumentada?
-Hablo de estar en mi aula a través de dispositivos en torno a mí y sentirme como si estuviera con mis compañeros. Es uno de los retos, ir más allá de la realidad aumentada.
-Hablamos de un futuro mientras el presente de Cantabria sigue sin tener internet asegurado: ¿no es este un objetivo que debería de estar cumplido, un debate propio del siglo XX y no del XXI?
-Cuando se liberalizaron las telecomunicaciones y aparece un régimen de libre competencia, la instalación de líneas es un negocio, y para que sea sostenible los operadores se dirigen donde hay concentración de usuarios, es decir, las ciudades. Y aunque en la asignación de frecuencias se velaba por garantizar la cobertura, a las puertas del siglo XXI, no solo en Cantabria sino también en comunidades vecinas, donde a muchos pueblos con 20 o 30 personas no llega la infraestructura que soporte internet de alta velocidad y eso debía haberse resuelto antes. En Suiza tienen una orografía tan compleja como aquí y sin embargo a esas zonas llega el servicio necesario. Somos herederos de un régimen de monopolio a otro liberalizado y la España vaciada está muy infradotada: es impensable que una empresa se instale allí.
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