«¿La vacuna de AstraZeneca? No hay miedo»

El Ministerio de Sanidad dio luz verde para su uso siempre que se administrara a profesionales de las fuerzas de seguridad, militares, bomberos o docentes. Su turno está previsto que llegue tras inmunizar contra el covid a profesionales sanitarios que están expuestos al virus como odontólogos o higienistas dentales. No obstante, vetó la inmunización de las personas mayores de 55 años por la falta de ensayos. A pesar de las idas y venidas, entre los trabajadores de Cantabria que forman esos colectivos no se han generado inquietudes y la mayoría tiene claro que se pinchará.

«¿La vacuna de AstraZeneca? No tengo ningún miedo», resume Ángel Peramato, tutor de 6º de Primaria en el colegio María Sanz de Sautuola, en Santander. «Peor que como ahora no vamos a estar», opina. Por eso le parece «genial» recibir las dos dosis de la fórmula. Vale cualquiera de los fármacos que están ahora en Cantabria. Él confía en los medicamentos porque «han pasado los debidos controles» y los organismos internacionales dicen que «son seguras». A sus 50 años, Peramato considera que «si no nos fiamos de esto, ya no nos fiamos de nada». Dos pinchazos que, cuenta, «no van a ser peor que contagiarme». Así que no tiene ninguna duda de qué hará.

En esa misma línea está la opinión de Borja González, miembro del Cuerpo de Bomberos de Torrelavega. «No me genera inquietud», reconoce certero. El profesional está a favor de las vacunas porque «han salvado muchas vidas». Y confía en este fármaco en concreto dado que está autorizado. Va más allá y hace una comparación. Del mismo modo que «el Cuerpo de Bomberos está formado por gente cualificada», los organismos que han desarrollado y aprobado las vacunas «también cuentan con gente que sabe de lo que habla», opina. Con esta idea, él lo tiene claro y «no lo pongo en duda», es un paso «importante» porque las consecuencias del coronavirus «las conocemos todos», añade.

Lo que comparten estos grupos «esenciales» es que, por su trabajo, tienen contacto diario con mucha gente. Por eso para Marina Candela, de la clínica Fican Fisioterapia, recibir las dos dosis es una «tranquilidad extra». Tanto para ella como para los pacientes a los que atiende cada jornada. De ahí que el mero hecho de estar en «la lista de espera» le resulte un «lujo» y por eso está encantada de que les administren la fórmula pronto: «Estoy deseosa de poder decir que ya me he dado la vacuna», reconoce.

Las primeras 2.400 dosis de los viales de AstraZeneca llegaron a Cantabria el pasado lunes repartidas en 24 cajas y empezaron a administrárselas a algunos de sus compañeros de profesión. Al día siguiente registraron «más reacción» de las que tuvieron las personas vacunadas con Pfizer y Moderna. Sin embargo esos efectos secundarios tampoco le generan ninguna duda. «Confío plenamente -añade la fisioterapeuta- y no le doy más vueltas». Lo único que, entiende, puede pasar es que «no sea efectiva».

Después de casi un año trabajando con mascarilla, equipos de protección y acostumbrarse a desinfectar cada esquina de la clínica, Candela cuenta con que «algo de eso se va a quedar». Pero al menos la vacuna le da «mucha tranquilidad». Y esa tenue luz al final de un túnel que parece no terminarse nunca.

Las mismas ganas de pincharse las comparte Álvaro Fernández, miembro de la Policía Local de Camargo, que ve el momento como «una oportunidad y un lujo». El poder pincharse, el hecho de que los fármacos ya estén aquí, es «un logro». Asegura que, para él y sus compañeros, es «importante» vacunarse porque están en contacto con gente a lo largo de toda la jornada, pero no lo han hablado demasiado entre ellos. Cuando llegue, «será bien recibida». Las vacunas son «un avance clave y salvan vidas», resume el policía. Lo único que le genera dudas es la «falta de información» y los datos cruzados. Aún así, sabe que es el «camino para salir de esto».