Borrar
Los policías condecorados posan con el presidente Miguel Ángel Revilla, la consejera Paula Fernández y la vicepresidenta del Parlamento, Emilia Aguirre Sane

El valor detrás del uniforme

La asociación de Policías Locales y Bomberos distingue a una veintena de agentes por sus actos de excepcional mérito

MIGUEL PÉREZ

Santander

Domingo, 15 de diciembre 2019

Comenta

El Parlamento de Cantabria se convirtió ayer en una asamblea de tragedias evitadas. Había como trescientas personas y muchas historias de vidas salvadas, asaltos frustrados, rescates extremos y arrestos donde es más fácil que te partan la cara que cerrar unas esposas. El objetivo era condecorar a una veintena de agentes distinguidos por sus años de servicio, en el caso de los jubilados, su constancia o sus méritos excepcionales, figura que designa las decisiones tomadas al filo del precipicio. Muchas veces, por 1.200 euros mensuales.

Por eso, algunos de los presentes mostraban en su rostro la huella nostálgica de cuando se repasa la vida. Otros tensaban el gesto sobrepasados por la emoción. Y unos cuantos estaban allí relajados, como si hace unos meses no hubieran arriesgado sus vidas en un acantilado para salvar a un pescador herido en Noja o buscando posibles atrapados en una bodega en llamas en Santoña. «Cuando todo el mundo echa a correr, tú estás ahí; lo haces inconscientemente y luego lo piensas», explicaban estos últimos, los agentes Eduardo Cabieces y Carlos Santamaría, con las medallas prendidas de unos uniformes donde «cabe todo el honor y el valor», según la Asociación de Policía Local y Bomberos de Cantabria.

Miguel Ángel Revilla, acompañado por la consejera de Presidencia, Interior, Justicia y Acción Exterior, Paula Fernández, y el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, asistió al acto junto con la directora general de Administración Local, Rosa Valdés, los secretarios generales de la Confederación de Seguridad Local Autonómica, Óscar Camacho, y de la Asociación de Policía Local y Bomberos, Félix Quintana, además de una nutrida representación de las fuerzas de seguridad. El presidente, que envió irónicamente al líder socialista Pedro Sánchez el mensaje de que si esta vez no conforma el Gobierno, «yo igual ni voy a votar», elogió el papel de la guardia urbana y los bomberos y recogió «las reivindicaciones» de los primeros para que su trabajo sea considerado una profesión de riesgo como en la Policía Nacional y la Guardia Civil. «No puedo concebir que a igual trabajo, gente que se juega la vida no tenga el mismo reconocimiento salarial», apostilló el presidente de Cantabria.

Rafael de la Sierra

En una mañana brillante, hubo un instante de lluvia. Un momento en que el atrio del Parlamento se contrajo con un nudo en la garganta. La asociación concedió, a título póstumo, la Cruz de Servicios Distinguidos al exconsejero de Presidencia Rafael de la Sierra, fallecido el 19 de junio. «Siempre tenía las puertas abiertas de su despacho para recoger nuestro sentir», recordó el colectivo. A continuación, habló su hermano, Emilio de la Sierra. «Rafael era un humanista, un hombre bueno», dijo, resumiéndolo todo.

Rescate heroico en Noja: «Actos como los nuestros pasan muchas veces desapercibidos»

Fernando Cerro y José Luis Revuelta protagonizaron el pasado septiembre un rescate extremo de un jubilado de 79 años, que resultó malherido al despeñarse por un acantilado en Noja. Mientras su compañero le apoyaba, Cerro –esa tarde, libre de servicio– no dudó en bajar por lugares imposibles para salvar al hombre, que presentaba heridas graves por la caída y el embate de las olas. «Pensé en el riesgo, pero la situación requería una actuación rápida y con decisión. En caso contrario se hubiera ahogado», explica el agente municipal de Noja. Distinguido junto con su compañero con la medalla al mérito excepcional, sostiene que «reconocimientos como éste engrandecen la profesión, porque un acto como el que nosotros hicimos ocurre muchas veces en la Policía Local y pasan desapercibidos».

36 años en la noche de Santander: «De la calle Panamá hemos salido a palos y al grito de 'toreros'»

Pablo López ingresó con 19 años en la Policía Local de Santander. Lo hizo como voluntario en el turno de noche. Y ahí sigue casi 37 años después, patrullando de madrugada la capital, ahora en la Unidad de Atestados de Tráfico. Es el guardián de la noche santanderina y le gusta realizar un trabajo «diferente al que se hace de día. Entonces hay más gente alrededor y de noche todos los gatos son pardos», dice, con la sabiduría de quien ha visto pasar de las peleas a puñetazos de antaño «a los 'pinchos' y la droga, cada vez más presente. La noche ha cambiado; ahora sale mucha más gente y lo aprovechan los delincuentes para camuflarse». Recuerda sus patrullas cuando la calle Panamá era un hervidero de bares y discotecas. «De allí hemos salido aplaudidos, a palos y al grito de 'toreros'», exclama.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes El valor detrás del uniforme

El valor detrás del uniforme