Los virus habituales de otoño resurgen en niños y aumentan las consultas e ingresos
«Por primera vez estamos viendo crisis asmáticas, neumonías y bronquiolitis en esta época del año», advierten los pediatras, que lo achacan «al mayor contacto social» y «a la relajación de las familias»
A las consultas de los pediatras han llegado en tromba las consecuencias del «baile de virus» que habitualmente afectan a los más pequeños, ... con catarro, fiebre, tos perruna... Pero en la estación equivocada. «Estamos viendo crisis asmáticas, neumonías y bronquiolitis en una época del año en la que no son nada habituales, es la primera vez que pasa», explica María Jesús Cabero, jefa de servicio de Pediatría de Valdecilla, donde «se han duplicado las urgencias en el último mes y los ingresos en menores han aumentado hasta un 30%». Una abundancia de cuadros víricos, con la laringitis como uno de los diagnósticos más repetidos, que también llena las consultas pediátricas de Atención Primaria, como constata el doctor Alberto Bercedo: «Estamos desbordados, con una cantidad de pacientes terrible. Los meses de mayo y junio han sido exagerados. No me acuerdo en mis 28 años de profesión de haber visto tanta laringitis a estas alturas, otitis, alguna neumonía, una bronquiolitis diaria...».
Y coinciden en el detonante. «Mientras se han aplicado las medidas de contención frente al covid, se ha frenado todo lo demás». De hecho, el pasado invierno fue el primero sin gripe, fruto del distanciamiento social y el uso generalizado de la mascarilla, el mejor aliado de los pediatras. Medidas que evitaron también la habitual proliferación de bronquiolitis al inicio del otoño. Pero desde que se empezó a superar la cuarta ola del covid y la incidencia cayó, al tiempo que se ha ido extendiendo la vacunación, «ha habido una relajación en las familias, ha aumentado el contacto social, que por otro lado es entendible por el propio cansancio pandémico», subraya Bercedo. Pero «hay que aguantar, está visto que no se puede bajar la guardia porque el virus sigue ahí, y en cuanto se suavizan las medidas, reaparece», añade Cabero. Y la prueba es el repunte actual de contagios, concentrado en los jóvenes, como consecuencia de las celebraciones de fin de curso, las comuniones, los reencuentros familiares y las fiestas. Eventos que favorecen también la transmisión de otros patógenos, hasta ahora contenidos, y que «normalmente circulan a partir de octubre», exponen los pediatras. Caso del rinovirus, el parainfluenza ('primo' de la gripe) o el virus respiratorio sincitial (VRS).
«Es lo que pasa cuando se pierde el miedo. Está claro que la mascarilla ha sido útil para el covid y para todo lo demás», opina la jefa de Pediatría de Valdecilla, que destaca que «en el último año, por ejemplo, no hemos tenido ningún brote de tuberculosis». Su preocupación ahora es «qué ocurrirá el año que viene con esos niños que no han pasado ni gripe ni bronquiolitis, no sabemos si aumentarán los casos y la gravedad al no tener inmunidad». Es una de las incógnitas del futuro a corto plazo, pero preocupa igualmente la situación que se vive en las consultas y los servicios de urgencias en la actualidad. Este viernes, en la planta de Pediatría de Valdecilla, había ingresados 19 niños, más otros diez en Neonatología, 16 en el área de Maternidad y tres más en la Unidad de Corta Estancia. «La presión asistencial es muy alta», añade. Predominan los problemas respiratorios en los más pequeños, que son los que «no usan mascarillas y donde más se nota el impacto de las guarderías», apunta Bercedo. «Esperemos que al acabar el curso escolar la situación mejore algo», aunque está por ver el impacto de la no obligatoriedad de la mascarilla al aire libre, vigente desde hoy.
«En el último mes se han duplicado las urgencias y hemos registrado un 30% más de ingresos; circulan ahora los virus del otoño»
Jesús Cabero | Jefa de Pediatría de Valdecilla
«Calendario viral alterado»
«El calendario viral se ha alterado, con un mayo y un junio atípicos. La gripe aún aguantará porque no le favorecen las altas temperaturas, pero hay que tener en cuenta también que hay mucho infradiagnóstico de lo no covid», dice el presidente de la Sociedad de Pediatría de Atención Primaria. Llegados a este punto, ambos profesionales insisten en «la concienciación de las familias. Si el niño tiene catarro o cualquier otro síntoma, hay que evitar la interacción social».
«Hay una epidemia brutal de infecciones víricas, sobre todo en los más pequeños, que son los que no llevan la mascarilla»
Alberto Bercedo | Pediatría de Atención Primaria
En adultos ese incremento de cuadros respiratorios no ha llegado a ser significativo en las urgencias hospitalarias, como admiten desde Valdecilla, aunque dentro del entorno familiar cada vez son más frecuentes, con fiebre, dolor de garganta, tos y congestión nasal. Allí la presión, con días de atasco de más de 350 urgencias, es una mezcla de motivos, desde cuestiones banales que no han llegado a pasar por el médico de cabecera, a episodios de gravedad o pacientes mayores con enfermedades crónicas que se descompensan. El covid sigue repercutiendo poco, en comparación con otras etapas de la crisis. A nivel pediátrico, además, el incremento de trastornos de salud mental y al abuso del alcohol hacen que los equipos se muestren «expectantes» ante el verano a la vista.
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