«El buen amor no le cuadra al neoliberalismo»
La autora clausura hoy la Feria del Libro de Santander con 'Amor fou', una historia de amor y compromiso, un cruel cuento de hadas, un libro que estuvo a punto de sacarla de la carretera
Piensa Marta Sanz que 'Amor fou', la novela que escribió en 2004 y que ahora reedita Anagrama, dialoga con su primera obra, 'El frío' (1995). Piensa Marta Sanz que son dos textos unidos por un hilo estilístico y discursivo, y por una reflexión «sobre las distintas facetas del amor en la vida cotidiana: el amor romántico, espectacular, posesivo o vampírico se enfrenta al amor de la convivencia, las cosas pequeñas, las facturas de la luz. Los amores no tan librescos, no tan 'fou'». También piensa Marta Sanz que 'Amor fou' está unido a su libro de poemas 'Cíngulo y estrella', a su detective Zarco, a la Valeria Falcón de 'Farándula' (Premio Herralde de Novela en 2015)... «Tengo la impresión de que en los textos que una va escribiendo a lo largo de su vida hay obsesiones que persisten y nuevas intuiciones o ideas que se necesita conformar literariamente. Porque yo no soy siempre igual a mí misma. Ni el mundo tampoco».
'Amor fou' es un libro por el que Marta Sanz estuvo a punto de dejar de escribir. Se quedó sin editar durante varios años: aunque dos editoriales compraron sus derechos dejaron la novela en un cajón, y solo La Pereza, una pequeña casa editora de Miami, se decidió a publicarla en 2014. Aquel proceso la removió por dentro.
Jornada de clausura
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A las 12.00 Encuentro 'La autoedición' con Isa Sierra, David Monedero y Roberto Raba. Moderada por Carlos Alcorta.
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A las 13.00 José Luis del Río Fortich con la antología benéfica 'Manual de supervivencia' (Apache.Presenta Ruth Carrasco.
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A las 18.00 Encuentro con la escritora Marta Sanz con su novela 'Amor Fou' (Anagrama). Presenta Paco Gómez Nadal.
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A las 19.30 Mesa redonda: 'Mujeres que cuestionan estructuras. Páginas para la transformación'. Marta Sanz, Olalla Castro, Carolina León y Laura Latorre. Moderada por Patricia Manrique.
Hoy martes, la escritora presentará 'Amor fou' en la jornada de clausura de la Feria del Libro de Santander, un texto que el escritor Isaac Rosa, quien prologa esta edición de Anagrama, describe como una novela de amor −un amor que vertebra buena parte de la literatura de la escritora madrileña−. «Y si es una novela de amor, tiene que doler. Puede que sea una de las novelas mas dolorosas de Marta Sanz, y eso es mucho dolor, aunque sea por nuestro bien: Sanz nunca nos causa daño en vano, las heridas que deja son una forma de lucides. Sirven».
–¿Cómo ha revisado del texto, ha sido un proceso tortuoso, quizá placentero, fue ambas cosas?
–Es un proceso que me ha permitido corregir el estilo del texto, evaluar su pertinencia en nuestro momento político y en nuestro campo literario actual y volverme a formular la pregunta de por qué en 2004 fue un texto que interesó a unos cuantos editores que después no publicaron el libro. En cualquier caso, para mí siempre el instante más tortuoso es la corrección, porque tienes que intentar salir de ti misma y mirarte con otros ojos, atemperar la vanidad y darte cuenta de que el lector está al otro lado. Buscar un espacio de acuerdo. Eso es especialmente difícil cuando han pasado 14 años desde la escritura original.
–¿Por qué volver sobre un libro que estuvo a punto de sacarla de la carretera?
–Porque pienso que merece la pena. A mí 'Amor Fou' me gusta mucho y creo que aborda problemáticas que son más acuciantes hoy que en 2004. Incluso perfila temas que en el 2004 aún no tenían nombre, como la aporofobia o la gentrificación. Es un libro que habla de en qué sentido el emperador de nuestra democracia aún va desnudo y son pocos los que se atreven a señalarlo con el dedo. Lo que en el año 2004 se había concebido como una distopía es hoy un texto realista.
–¿Se ha planteado qué hubiera pasado de haber dejado la literatura, se hubiera desvinculado totalmente de ella?
–Sí, claro. Me habría dedicado a un oficio dignísimo al que sigo dedicándome porque la literatura no me permite cubrir con ella mis necesidades. Yo soy profesora y ejerzo mi trabajo en la Escuela de escritores de Madrid, en [el centro con sede en la capital] Función lenguaje, y en la Universidad de los Mayores de la Complutense de Madrid. Aprendo mucho en las clases y en los clubes de lectura.
–En el año 2014, cuando Editorial La Pereza editó 'Amour fou', usted declaró en una entrevista: «Creo que los editores que la compraron y que no la publicaron en su momento me hicieron un favor […]. Es posible que 'Amour Fou' me hubiese cerrado muchas puertas». ¿Al escritor −incluso ya premiado, como era su caso−, no se le permite 'defraudar' o romper las expectativas del mercado, de las editoriales?
–Supongo que depende mucho del estado en el que se encuentre tu carrera literaria. Tengo la impresión de que algunos escritores y escritoras pueden permitírselo casi todo, mientras que para otros es más complicado. No obstante, pienso que siempre hay un elemento de censura o de autocensura que se relaciona directamente con el mercado y con el valor que las sociedades de mercado le asignan a la cultura en general o la literatura en particular.
–En este libro plantea el amor sereno y basado en el compromiso. ¿Por qué ese tipo de amor parece hoy tener menos gancho que el amor loco, el amor desbordado e intenso?
–Intuyo que porque ese amor tranquilo, solidario y comprometido fomenta una serie de vínculos fuertes, ligados al tacto y a la temperatura, a la necesidad de compartir un espacio que se coloca en las antípodas de las realidades deslizantes, lo efímero y lo virtual. Plantea un amor y una concepción del compromiso político en los que una no puede hacer clic para desconectarse.
«He tenido necesidad de resignificar las palabras robadas a los pobres, los exiliados, las mujeres»
Por otro lado, este tipo de amor tiene menos gancho porque no parte de una visión publicitaria ni espectacular de las relaciones afectivas y no fomenta el consumo a todas horas: yo antes me sentía una mujer reprimida porque mis impulsos sexuales resultaban vergonzosos y sucios en una sociedad nacional-católica; ahora me siento una mujer señalada porque no quiero estar practicando sexo justo hasta el instante antes de morir. El buen amor no le cuadra al neoliberalismo.
–¿De qué modo el sistema económico moldea las relaciones personales? ¿Somos presos de una lógica comercial y de consumo en el amor?
–El sistema económico proyecta en la vida de las personas una lógica de competitividad que cristaliza en relaciones de poder y jerarquías en todos los ámbitos: el trabajo, el dormitorio, el cuarto de estar de la casa, la escuela y los parques infantiles. Ahora más que nunca pienso que lo personal es político. Ahora más que nunca me doy cuenta de que siempre he escrito libros con esa inquietud en la cabeza. Y con otra muy importante: la necesidad de resignificar las palabras robadas a los pobres, los vencidos, los exiliados, las mujeres... A las mujeres pobres, vencidas, exiliadas, explotadas, no blancas, que son invisibles y que aspiramos a visibilizar con una mirada, un lenguaje y unos relatos que, partiendo de una tradición marcada por el discurso patriarcal, la enriquezcan y la renueven.
«La literatura es una forma de decir que a veces intenta poner cierto orden en el dolor y el ruido»
–Hay también en 'Amor fou' una mirada crítica sobre el patriotismo o 'patrioterismo' de banderas, pulseras, pines. ¿Qué esconden estos símbolos?
–'Amor fou', además de una historia de amor, es un cuento de hadas cruel en el que la metáfora de la ponzoña vertebra el relato: el veneno de la manzana se identifica con el óxido del franquismo que de algún modo sigue corroyendo nuestro sistema y nuestros valores, naturalizando una simbología en la que muchos y muchas no nos reconocemos y propiciando leyes mordaza que no solo vulneran la libertad de expresión, sino que además nos muestran que la justicia no es igual para todos: no hay más que ver lo que les pasa a los raperos, frente a los que les sucede a los miembros de la Fundación Francisco Franco. A unos se les pide quince años de prisión; cuando los otros jalean «su victoria», despreciando el espíritu de conciliación, el dolor de las víctimas y encizañando la democracia, no hay acciones judiciales desde el gobierno. Solo acusaciones populares.
–El escritor Isaac Rosa destaca en el prólogo de 'Amor fou' la consistencia −temática, voluntad estilística− de toda su obra literaria (doce novelas, tres poemarios, dos ensayos). ¿Esa consistencia se persigue, es un objetivo?
–Esa consistencia es inmanente a mi trabajo. Soy escritora, trabajo con el lenguaje y las palabras. Busco la mejor manera de expresar mis miedos, preguntas, fantasmas o certezas a través de estilos que van cambiando en función de lo que quiero decir. Las formas de la literatura son lo que la literatura en definitiva comunica. Durante mucho tiempo, quienes vinculábamos nuestras construcciones literarias a un impulso cívico, ético o político parecía que ensuciábamos el sacrosanto territorio de la literatura: Pero la literatura no forma parte del más allá, sino del más acá. Es una forma de decir que a veces intenta poner cierto orden en el dolor y el ruido. Otras veces aspira a fracturar ese orden perfecto de las cosas, el espejismo que nos hace infelices.