Agudeza acerada y acelerada
Netflix ·
La ficción revela el equilibrio político inteligente de la catástrofe: ese duelo entre la fragilidad del mundo y lo inestable de una parejaEl enredo es tan internacional como expandido, tal como corresponde a un presente de interrelaciones y escenarios globales. Pero lo que subyace, ese magma de ... zonas sensibles, decisiones y emociones, además de un delicado punto de comicidad y humor negro, es lo realmente importante. Es obvio, en un primer vistazo, que 'La diplomática' es un thriller político y, por tanto está sujeto a todo tipo de amenazas, presagios y catastróficas desdichas. Pero lo que la serie de Netflix anuda y desata, entrelaza y desune es un inteligente nudo entre lo más duro del género y un agitado territorio sentimental.
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País EE UU
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Año 2023
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Dirección Debora Cahn (Creadora), Liza Johnson, Simon Cellan Jones, Alex Graves, Andre Bernstein.
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Guion Cahn, Peter Noah, Amanda Zetterström, Mia Chung, Anna Hagen
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Reparto Keri Russell, Rufus Sewell, David Gyasi, Ali Ahn, Rory Kinnear y Ato Essandoh
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Género Drama político
Ambas conviven y colisionan por arriba y por abajo, en la hiperbólica pero creíble trama de funcionarios, espías, guerras de manual otras sofisticadas, atentados, crisis y manipulaciones. Y, del otro lado, intimismo amenazado, relaciones fugaces, un matrimonio que se tambalea. Entre devastaciones enunciadas, un globo a veces pinchado, de temores y tensiones, líderes políticos y poder. La serie, contundente, con ideas claras, diálogos densos y expresivos, es una especie de cartografía que conduce Debora Cahn, la guionista y productora de 'Homeland'. Una construcción con su toque perverso y juguetón, en la que las relaciones de poder en sus diversas capas y pliegues se revelan en toda su dimensión. A los grandes escenarios de la geopolítica opone las estancias de las vidas privadas.
Embajadas, emblemáticos espacios institucionales se combinan con el hábitat más íntimo. Parte del atractivo de la serie, magníficamente protagonizada por el carisma de Keri Russell (The americans) y Rufus Sewell al frente del reparto, reside en su ambigüedad, en preguntas y respuestas huérfanas, en un tono y una pretensión que no parecen tener un flujo común. Quizá los ocho episodios se resienten de tirar demasiado de la cuerda, pero es innegable la sólida factura, la celérica precisión de las conversaciones y ese juego dialéctico paralelo enredado entre el orden internacional con pies de barro y el cinismo que envuelve los mecanismos no siempre engrasados del amor. Un pulso entre las buenas intenciones, las decisiones frágiles, la astucia, el pragmatismo y esa burbuja de ingenio, ritmo y vibración. La inconsistencia del mundo en un gesto equivocado. Una inteligente inmersión en las catástrofes.
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