Deseo de escucha
Los Ángeles ·
La historia es un ligero pero bien armado adagio de perplejidad, humanismo y fragilidad, tan sutil y sin afectación como dolorosamente entrañableLa primera imagen de este retrato sobre lo que escuchamos y quién realmente nos escucha, es el primer plano rotundo de un rostro empapado en ... lágrimas. A partir de ahí solo puede haber comedia. Dramática, sí, pero comedia humana y de la buena.
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Año 2024
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País Estados Unidos
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Dirección y guion Tracie Laymon
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Reparto Barbie Ferreira, John Leguizamo, French Stewart, Rachel Bay Jones
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Género Comedia dramática
Hay ocasiones en que este álbum de soledades encadenadas, de espejismos de felicidad y de soliloquios enrejados en un teléfono móvil y sus variaciones en red, parece elegir definitivamente la sátira. No es así, presenta en apariencia una superficie amable en la que se desliza nuestra complicidad con las criaturas. El perdón recorre la entraña de un filme magníficamente interpretado con momentos hábiles y rotundamente expresivos como ese primer encuentro entre el padre y la hija exponente transparente de incomunicación maquillada por las buenas formas. Ya nadie escucha, parece decirnos la cineasta Tracie Laymon, en 'Un like de Bob Trevino', excelente ópera prima, protagonizada por un enorme Barbie Ferreira.
La cáscara de confusión la rompe evidentemente la función y el rostro anónimo de las redes, mientras los personajes bucean en el desconcierto. John Leguizamo da réplica a la actriz en un trabajo magnífico. La debutante cineasta crea una atmósfera que, sin enmascarar el patetismo, logra dejar un margen flexible de comprensión, de complicidad y de cierta ternura a través de humor que elude la tentación del cinismo. El azar y el enredo unen a dos personajes. Y tras ese juego asoma lo complejo de las relaciones, los deseos frustrados y esa dramedia que bien conjugada siempre rima con aquello que los personajes esconden y revelan. Hay sentimentalismo bien entendido, un despliegue descomunal de la protagonista que reinterpreta hechos al parecer casi autobiográficos de la cineasta. Del trauma al abismo, del asidero ocasional a la sanación de palabra, obra y omisión. Tracie Laymon, con aires de cine indie y guiño a películas amargas revestidas de una gestión casi cómica de la realidad, hace fácil el discurso y las situaciones que se suceden entre una leve conmoción y una tristeza que va cubriendo la cinta. Tal como refleja su criatura, la historia es un ligero pero bien armado adagio de perplejidad, humanismo y fragilidad, tan sutil y sin afectación como dolorosamente entrañable.
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