Lo innombrable
Filmoteca de Cantabria ·
El vértigo primario se halla no tanto en lo sobrenatural como en esa soledad existencial de todos los seres de esta geografía atávica«Me resultaba intolerablemente conmovedor presenciar el trabajo de su cerebro desconcertado, sus escasos recursos puestos en tensión, luchando entre su inocencia y la perversidad ... que le había sido inoculada». Terror, sí. Conmoción enraizada en lo primitivo e ignoto, también. Sobrenatural y gótico, por supuesto. Pero en 'Suspense', –mejor 'Los inocentes' del original– la adaptación de Jack Clayton de 'Otra vuelta de tuerca' de Henry James, cabe un denso estado de melancolía, fragilidad, sensación de provisionalidad, todo ello mezclado con un viscoso diálogo de presencias y ausencias. En la construcción de este relato de institutriz puritana, niños dotados de cierta oscura perversión en su comportamientos y antiguos criados muertos, lo inquietante está instalado desde el principio en el interior de todas las criaturas, visibles e invisibles, con cuerpo o volátiles. «Aquel aire indescriptible de no saber nada de las cosas de este mundo, fuera del amor».
-
País Reino Unido
-
Año 1961
-
Dirección Jack Clayton
-
Guion Truman Capote, William Archibald
-
Reparto Deborah Kerr, Peter Wyngarde, Megs Jenkins, Pamela Franklin, Martin Stephens
-
Género Sobrenatural
Fascinación y repulsión se combinan en un territorio de extrañeza. Como todo clásico, como toda historia alimentada por muchas otras, volver a 'Los inocentes' supone descubrir otras zonas oscuras y alumbrar la densidad de sus sombras. Pocas veces se resalta, pero además de la sólida dirección y de las delicadas miradas que Deborah Kerr posa sobre su personaje y a través de él, el reflejo deslumbrante en pantalla debe mucho al guion de Truman Capote, cuya escritura afrontó entre dos de sus obras mayores, las adaptaciones de 'Desayuno con diamantes' y 'A sangre fría'. Sin dejar de ser nunca una historia de fantasmas, lo que recorre la entraña de este cuento dotado con muchos pliegues, espejos y reflejos, reside en ese temblor ancestral, en la textura de lo psicológico y en la tensión sexual que acompaña como un parásito la convivencia en una casa, no menos protagonista. Intriga y misterio, perversión y turbiedad son los ejes de una trama que se convierte en un ecosistema de ambiguo desasosiego en el que confluyen lo paranormal y lo poético, las alucinaciones y las visiones de sueños y temores sugestivos donde la represión e inhibición sexual parece fundir todo ello.
Se revela el juego entre lo que se oye y se intuye, lo que se dice y lo que realmente se quiere callar. El vértigo primario se halla no tanto en lo sobrenatural como en esa soledad existencial y sin tiempo de todos los seres de esta geografía atávica. Lo que no puede nombrarse. Ahí habita lo insondable, el horror, el descenso interminable.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión