Un lugar en el mundo
Groucho ·
Una obra a veces hermosa, entre el deseo, la insatisfacción y lo inabarcable. Otras, desmayada ante la rotundidad de sus escenariosAquí no hay mal de alturas. Salvo la sombra de saber que llegará la muerte y esas pérdidas de lo fugaz y pasajero. El paisaje ... es personaje. Y cada gesto, cada mirada es una suerte de complicidad con el entorno. La naturaleza con mayúsculas es protagonista, claro, pero la ficción de 'Las ocho montañas' es también un soplo de vida, con sus vértigos y sus encuentros cielo y tierra. La amistad vertebra esta historia que parece anacrónica, con la textura de un cine que busca las emociones aún intactas, preservadas, protegidas frente a ese artificio virtual que cada vez más envuelve a lo humano.
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País Italia
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Año 2022
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Dirección y guion Felix Van Groeningen y Charlotte Vandermeersch
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Reparto Luca Marinelli, Alessandro Borghi, Filippo Timi y Elena Liettii
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Género Drama
Hay también dos formas enfrentadas, confrontadas y contrastadas, más en comprensión que en colisión, a la hora de acotar un lugar en el mundo: por un lado la de quien hace de lo próximo y local un cosmos rotundo; por otro, la de quien convierte lo universal y lo inabarcable en un fragmento de intimidad. Se trata de caminar por las cimas en busca de un cobijo sin límites, sin puertas, agitado por la necesidad de búsqueda de afectos en tiempos de turbiedad y confusión. A excepción del abuso presencial de la banda sonora, el filme discurre en equilibrio, sostenido, sin giros ni efectismos a los que ha acostumbrado al espectador más joven consumidor de un cine-chicle que se mastica, que casi nunca exprime su lenguaje. 'Las ocho montañas' no busca la conmoción fácil y tampoco es contemplativa.
Felix Van Groeningen, cineasta de 'Beautiful Boy', firma junto a Charlotte Vandermeersch una obra que tiene algo de poso documental, belleza formal y reivindicación de ese idealismo protector de las vivencias compartidas. Una amistad construida desde la infancia, quizás la más auténtica, que crece frente a los estereotipos y las banalidades. Una obra de espacios inmensos y sentimientos grandes que requieren lugares secretos necesitados de cuidado. Una obra a veces hermosa, entre el deseo, la insatisfacción y lo inabarcable. Otras, desmayada y rendida ante la rotundidad de sus escenarios.La propia película como la vida es una montaña. En esa ecuación lo iniciático es el tono dominante. El problema es que lo solemne ante la mirada, empequeñece cualquier rastro de conflicto. Lo grandioso pide poner distancia. El afecto busca su sitio contra el tiempo.--
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