«No entiendo a los autores que dicen que escriben para sí mismos»
Con su primera novela, 'La señora March', la autora ha conquistado a la crítica estadounidense. La actriz Elizabeth Moss llevará su historia al cine
Sintió desde pequeña la pasión de escribir, que compartía con su familia y amigos, pero no lo vio claro y acabó decantándose por una vía ... más segura a nivel profesional, como la publicidad. Tras viajar por el mundo -Londres, París, Nueva York- y triunfar en este sector, la escritora Virginia Feito (Madrid, 1988) decidió dar una oportunidad a su sueño infantil, y su decisión no puede haber tenido mejores consecuencias. Fruto de ello, la autora publicó en enero 'La señora March', su primera novela, un apasionante 'thriller' con el que debutó en Estados Unidos el año pasado convirtiéndose en todo un fenómeno editorial. Fue tal su éxito que no sólo recibió grandes críticas en medios de la talla de The New York Times, The Guardian o The Times, sino que acabó siendo fichada por la prestigiosa agencia literaria de la editora Carmen María Machado. Por si fuera poco, la conocida actriz Elisabeth Moss ha comprado los derechos de la historia para llevarla a la gran pantalla. La autora presentará su debut literario mañana a las 19.00 horas en la Librería Gil de la Plaza Pombo.
-La de 'La Señora March' es sin duda una gran historia, pero la de la señorita Feito no le va a la zaga. Literatura, arte dramático, publicidad. París, Londres, Nueva York. ¿Puede resumir semejante trayectoria?
-Hay de todo, sí, pero la verdad es que escribir vino antes, desde que era muy pequeña. Fue lo primero que se me ocurrió hacer. Lo que pasa es que no me parecía muy realista como trabajo, así que me metí a publicidad y también me dio por ser actriz en mi adolescencia porque me di cuenta de que los escritores nunca eran el centro de atención y por esas fechas yo estaba fatal de atención. Además fui a algún casting y fue horrible, la peor experiencia de mi vida, así que pensé que la publicidad era una manera de ser creativo, de escribir cosas originales y de tener una nómina y un despacho. También de vez en cuando podía salir haciendo un cameo en mi propio anuncio. Pero después de unos años vi que aquello ya no me llenaba.
-Y decide dejarlo todo y centrarse en su sueño de infancia...
-Sí. Cuando tomé la decisión solo me di un año para no asustarme. Todas mis personalidades trabajaron juntas para no presionarme demasiado, así que mi intención fue solo terminarlo. Ni siquiera me puse como meta publicarlo, porque sabía que eso no tenía por qué ocurrir. Hay brillantes manuscritos en los cajones de muchísimos escritores con muchísimo talento y muchos llevan ahí veinte años. Sólo quería intentarlo y poder decir que había acabado mi libro.
-Pues en materia editorial se equivocó por completo.
-La verdad es que sí (ríe). Y menos mal. En el fondo es lo que siempre deseas, ver tu libro publicado, pero no te atreves porque si dices que vas a vivir de esto suenas a princesa de cuento encantado.
-¿De dónde surge la historia del libro, una historia tan oscura, psicológica y cautivadora?
-No lo sé, por lo visto he dado con la fórmula secreta que ni yo misma conozco. Desde pequeña siempre he escrito cosas más bien oscuras. Una amiga del colegio que leía mis textos por aquel entonces me lo recordaba hace poco, que siempre había muerte, oscuridad y humor. He ido desarrollando esos pilares en mi obra y son cualidades que a mí como lectora me encantan y que son las que he ido absorbiendo con los años. La oscuridad me llevaba un poco al mundo 'thriller', y además en ese sentido hice un poco de trampa porque ese tipo de propuesta porque lo que más conozco es estar en la cabeza de una persona todo el día, en la mía, que es bastante claustrofóbica, todo el día metida también en mi piso. Ambiente ahí la novela para no tener que volverme loca con una investigación excesiva. No quería tener que pasar por la búsqueda de un policía que me explicara su trabajo y cosas así. No me lo quería poner tampoco muy difícil. Fue una decisión que tomé a medio camino entre el gusto y la practicidad.
-Para eso de sorprender y cautivar a la gente, la publicidad habrá sido una buena escuela.
-Se trataba de contar de una historia de la manera más original posible y sí, para eso la publicidad fue un buen entrenamiento. No entiendo a los escritores que dicen que escriben para sí mismos porque yo lo hago para que alguien me lea. En el segundo libro en el que estoy trabajando sí que he hecho más ese ejercicio de ponerme en la cabeza del lector, pero al escribir el primero tenía la libertad de hacerlo sin imaginarme a nadie más que a mí misma, y en ese sentido intentaba escribir las cosas que me sonaran más intrigantes, interesantes y cautivadoras, pero desde mi propio gusto ignorante.
La autora presentará su novela mañana a las 19.00 horas en la Librería Gil de la Plaza Pombo de Santander
EN CANTABRIA
-El peso del éxito...
-Es verdad que ahora no voy a poder evitar imaginarme al lector, a mis editores, a mis agentes, a mi madre... (ríe) Son distintas presiones. De la publicidad destacaría el entrenar el cerebro para ver cómo puede contar una historia de una forma diferente cada vez, porque los mensajes suelen ser muy parecidos o los mismos pero la manera de contarlos va evolucionando muchísimo. Creo que en literatura ocurre lo mismo.
-Ha cautivado a la crítica estadounidense. ¿Esperaba una respuesta así?
-No, no me lo esperaba. Era algo con lo que fantaseaba, pero una cosa es recibir tu Grammy en la ducha y otra muy distinta recibirlo en persona. No sé cuáles son las claves de este éxito, lo que sí tengo claro es que lo más importante para escribir es leer. Cuanto más lees más entrenas el cerebro de escrito y más afilas la pluma. También es importante intentar hacer lo que te gusta, porque aunque no es garantía de éxito, sí es mucho más probable que se te dé bien.
-En un mundo como el actual, en el que todo es tan fugaz y egocentrista, ¿cómo sigue siendo posible la literatura?
-Es una reflexión interesante. Creo que el arte y la literatura también están para reflejar esos cambios tan ligados al propio ser humano. Por eso, por ejemplo, ahora se ven muchos libros que eran impensables hace unas décadas sobre lo que vive la gente hoy en día, del estilo 'Cómo afrontar la soltería a los 35' (ríe). También la tecnología tiene cada vez una presencia más importante en la propia literatura, en la que ya aparecen mensajes de Whatsapp o se habla de los que se dice y ocurre en las redes sociales. Más allá de eso, hay mucha gente con ganas de crecer, y esos siempre tendrán buenos libros de los que aprender.
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