«Los festivales de cine son el oxígeno que las películas necesitan para existir»

«No conocía las fotografías de Robert Doisneau en color, siempre conocí las de blanco y negro, y fue Anne Morín quien vio las fotos que yo había hecho en Benidorm y las correspondencias y concomitancias entre ellas», explicó durante el recorrido por la Sala Los Arenales de la Biblioteca Central. El juego entre las imágenes, que para Coixet «retratan una mirada sobre un mundo un poco decadente», fue calificado por la autora de 'Mi vida sin mí' o 'Spain in a Day' como «muy sorprendente, porque hay fotos mías que podrían haber sido hechas en Palm Spring en aquellos años, y algunas de las de Palm Spring en los 60 podrían haber sido hechas en Benidorm».

Para Isabel Coixet, la fotografía «permite generar correspondencias y significados con algo que has escuchado o que te has inventado», circunstancia que para una cineasta que siempre trabaja con «lugares físicos concretos» es de gran utilidad. De hecho, la creadora reconoció haber estado haciendo algunas por el centro de Santander antes de visitar el centro cultural cántabro. «Hoy he fotografiado mercerías, estancos... lugares anacrónicos que aquí todavía sobreviven pero que en otras ciudades se están perdiendo, que son realidades que me interesan», explicó. Pese a ello, también reconocido que, pese a ello, su auténtica vocación es el cine, frente a otros cineastas como «Carlos Saura, en el que existe una vocación paralela». Para Coixet, el uso de la fotografía radica «en que me es muy útil para crear».

La directora catalana participará este sábado en la Semana Internacional de Cine de Santander (SICS), donde esta tarde a las 19.00 horas recibirá en el Centro Botín el premio Faro de Honor, en un acto al que precederá la proyección de su largometraje 'La librería' en la Filmoteca. Coixet calificó el retorno de la actividad y de los festivales de cine como una buena noticia que, sin embargo, afronta «con cautela, porque hay que tener cuidado y ver qué pasa», señaló. A su juicio, la celebración de las citas de Cannes, Venecia y otros lugares «es muy positivo porque, en este momento, sin festivales las películas se terminarán». En ese sentido, la realizadora no dudó en afirmar que «los festivales son el oxígeno que las películas necesitan para existir y vivir, aunque sea de una manera efímera», y ante los cambios que la pandemia ha impulsado en la industria audiovisual remarcó que «no sé si habrá una vuelta a atrás en el mundo del cine en lo que al consumo de cine o de las series en casa, aunque espero que sí».

Convertida en un referente para las nuevas generaciones de cineastas, Coixet explicó que «es cierto que hay muchas directoras y mujeres que han pensado en hacer cine y que cuando buscan, no sé si un referente pero sí un ejemplo que demuestre que es posible, piensan en mí, y eso es algo bonito». Una de las figuras de referencia en el género a nivel nacional como Josefina Molina destacó el papel actual de las mujeres en el sector, señalando que «son quienes están realizando las películas de mayor envergadura intelectual», y situó entre ellas a la directora barcelonesa. A este respecto, Coixet reconoció que «está habiendo un boom de jóvenes directoras contando historias de mujeres jóvenes, mayores, de mediana edad... y eso es importante». «Es bonito ver que las cosas para muchas generaciones ya no son tan difíciles», añadió, para concluir señalando que «en realidad siguen siendo difíciles porque hacer cine siempre lo es para cualquiera, pero es un cambio muy bueno y para mí representa un alivio saber que ese camino está ya abierto».

Durante el encuentro, Pablo Zuloaga recalcó «el liderazgo de Isabel Coixet en un movimiento en defensa de una mayor presencia de mujeres artistas y creadoras en los espacios culturales», algo que se materializó en la muestra que recorrieron juntos: «Estas propuestas nos hacen reflexionar sobre la sociedad que tenemos o sobre la que hemos heredado», concluyó.