«El flamenco morirá si no entendemos que es un arte en continua evolución»

–¿En qué consiste el espectáculo que van a ofrecer en el FIS?

–En 'El maleficio de las mariposas' exploramos, fijamos, y damos esplendor a las coreografías, danzas y bailes que Federico vió, atisbó y participó activamente a lo largo de su vida. El público, a través de nueve escenas, podrá observar una evolución calculada de elementos coreográficos anacrónicos de un tiempo fundamental para la danza y el baile que nutren al Ballet Andaluz.

–Federico García Lorca estrenó hace cien años 'El maleficio de la mariposa', su primera incursión teatral, y supuso un escándalo en el momento. ¿Por qué no se entendió?

–Fue su primera obra teatral, sí, y el público en general no pudo entender a 'aquellos maravillosos bichillos de la pradera' porque fue una obra totalmente adelantada a su tiempo. Tristemente cien años después de su estreno observamos los mismos problemas en la sociedad con la integración, el respecto a la diversidad y a las minorías.

–¿Resulta difícil trasladar las palabras de un poeta a los pasos de danza?

–No, porque la danza en sí es poesía. Precisamente en este espectáculo ayudamos a entenderlo con la conferencia 'El lenguaje de las líneas', que bailó Antonia Mercé 'La Argentina', en Nueva York con la presencia del propio Lorca. Como con un baile desnudo, sin música, la danza es capaz de transmitir cualquier sensación, sentimiento o palabra.

– ¿Lorca es flamenco?

–Sí, sin lugar a dudas. Su obra y su vida lo confirman. Terrenal y universal, por su vinculo con lo 'jondo' y por su interés por las formas poéticas y musicales populares.

–Háblenos del Ballet que dirige. Al poco de acceder al cargo comenzó la crisis sanitaria. ¿Ha podido poner en marcha alguno de los proyectos que se había marcado?

–En cuanto a proyectos, sí. Los chicos y chicas han trabajado duro, en un entorno realmente difícil, donde hemos realizados dos producciones: 'Antonio, cien años de arte' y 'El maleficio de la mariposa' girando con ellas por el territorio nacional. Lo que sí hemos tenido que cancelar han sido los compromisos internacionales.

–¿Cuál es su forma de entender el flamenco?

–El flamenco hay que entenderlo desde la tradición y desde la comprensión de que es un arte vivo en constante evolución. No podemos obviar esto porque si no moriría. Tenemos que ver de donde venimos y con todo ese respeto a nuestras tradiciones populares y con una visión amplia y actual nutrirnos de otras disciplinas para engrandecerlo y conservarlo como el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que es.

–Usted formó parte de este ballet. ¿Ha notado muchos cambios entre los bailarines de entonces y los de ahora?

–No se puede hacer una comparación porque las circunstancias son distintas. Es cierto que los bailarines de ahora poseen una preparación técnica y física insuperable gracias a su formación en los conservatorios y academias especializadas y a que han entendido que la danza actual necesita de bailarines totales con conocimiento de todas las disciplinas. Los de antes, gracias a la cantidad de trabajo y compañías privadas existentes, poseían un gran bagaje y experiencia con una mayor formación encima de los escenarios. Mi función en este ballet no es la de fichar a los mejores artistas actuales sino la de escoger un elenco joven con preparación suficiente para modelar y conseguir que sean los grandes bailarines del futuro. Recientemente hemos cambiado todo el elenco del Ballet y para mí es un orgullo comprobar como los artistas de mi primer elenco están trabajando en compañías importantes. Sin lugar a dudas ese es mi propósito y cometido.

–Está licenciada en danza española. En realidad, ¿qué diferencia hay entre la danza española y el flamenco?

–Ambas forman parte de nuestra tradición y legado artístico y ambas se nutren una de otra. En nuestro espectáculo del maleficio hablamos de eso, de la interacción y tensión de las danzas y de los bailes.

–El flamenco es uno de los tipos de danza más demandados por los niños y niñas que ingresan en las academias, pero luego son muy pocos son los que acaban los estudios. ¿Habría que revisar los planes de estudio?

–Esto pasa en cualquier disciplina deportiva, artística o cultural. Son muchos los que empiezan y pocos los que llegan. Cuando algo te gusta o te llena no hay dificultad que te pare, pero es cierto que en el flamenco echamos de menos, a diferencia de la danza clásica e incluso la danza española, una pedagogía escrita siendo esta una enseñanza un poco anárquica. Posiblemente aquí si queda un recorrido para revisar y trabajar.

–Los profesionales del flamenco siempre dicen que este género está más valorado fuera de España. ¿Comparte la opinión?

–Estoy totalmente de acuerdo. Es increíble la reacción del publico en cualquier actuación de flamenco fuera de nuestra fronteras. A veces hasta ruboriza. Pero hay que entender la diferente perspectiva de la cultura entre nuestro país y el extranjero de cualquier expresión artística. Estamos años luz de cómo se cuida la cultura y a los artistas.

–¿Algún referente en el flamenco que la inspire?

–'El maleficio de la mariposa' se inspira en muchos referentes para mostrar la complejidad de este proceso desde Pastora Imperio, Antonia Mercé 'La Argentina, Encarnación López 'La Argentinita', Pilar López y Carmen Amaya que a su vez se inspiraron en las danzas de Isadora Duncan, Gret Palucca y tantos ballet coetáneos de su tiempo y de una lista interminables de maestros y coreógrafos como Manolo Marín, José Antonio Ruiz, Antonio Gades, etc… con los que he podido trabajar y aprender de ellos.

–Próximos proyectos.

–Nuestro primer compromiso es en la próxima Bienal de Flamenco de Sevilla en septiembre con un proyecto con Israel Galván bajo la dirección de Mario Maya y ya estamos inmersos en los preparativos de la nueva producción para el ciclo 'Lorca y Granada' en los Jardines del Generalife en 2023.