«La fotografía de hoy en día tendría que mostrar mucha más humildad»
Pepe Lamarca, conocido como los «ojos del flamenco» por sus icónicas imágenes, repasó ayer su trayectoria en un encuentro que tuvo lugar en la Torre de Don Borja
Guarda Pepe Lamarca (Buenos Aires, 1939) una vivencia de muchos de sus viajes en coche a Andalucía que ayer quiso compartir con el público que asistió a escucharle en Santillana del Mar. «En prácticamente todas las gasolineras y bares de carretera se vendían llaveros, botellas y hasta relojes en los que aparecían las fotos que yo he hecho a algunos de los artistas flamencos más importantes de todos los tiempos. Había artículos de todo tipo y yo me los compraba todos», aseguró entre risas. El fotógrafo, que ya lleva años afincado en Cantabria, protagonizó un nuevo encuentro organizado por la Torre de Don Borja en el que, acompañado por su amigo y también fotógrafo Javier Vila, fue desgranando muchos de sus recuerdos profesionales al tiempo que se proyectaban algunas de sus imágenes más icónicas. Como las fotografías que hizo a Paco de Lucía y Camerón de la Isla para sus primeros discos o el retrato de Pepa Flores, tantas y tantas veces reproducido. También habló de su encuentro con Julio Cortázar y la editora Carmen Waugh, de Octavio Paz y de los trabajadores anónimos a los que fotografió en sus comienzos cuando aún vivía en Argentina y trabajaba para los sindicatos.
Y durante el acto, que fue conducido por Marcos Díez, director de la Torre de Don Borja, el veterano profesional, peronista confeso, admirador del Betis, gran amigo de la gente sencilla reconoció que lo que más le ha preocupado siempre es «lograr que la foto represente al artista o a la persona que esté delante de la cámara. Es casi una obsesión porque entiendo que la fotografía no debe satisfacer al que la hace, sino al que sale en ella». Al hilo de esto, comentó también que tiene la sensación de que hoy en día «la gente no hace fotos para contar algo, sino para contarse así mismo» y reconoció que «la fotografía tendría que tener más humildad».
Pese a que sus inicios en el mundo de la fotografía fueron como reportero y a que ha cubierto algún conflicto bélico como la Guerra del Líbano, un accidente en los años setenta le dejó una lesión que le obligó a centrarse en la fotografía de estudio. Una especialidad de la que ha hecho escuela y por la que está considerado uno de los mejores de España. «Siempre he hecho fotos por encargo», aseguró «y a lo mejor, si no hubiera tenido ese accidente hubiera seguido haciendo reporterismo, pero lo que no me gustó nada fue la experiencia como fotógrafo de guerra. Me pareció muy peligroso y, aunque me ofrecieron renovar, no quise hacerlo. No iba bien cubierto por la agencia que me contrató. Admiro a los fotógrafos que se juegan la vida porque yo no tengo valor», reconoció.
«Admiro a los reporteros de guerra porque no tuve buena experiencia en Líbano. No tengo su valor»
Aprendió el oficio en su país de los que considera su maestros, Humberto Rivas y Rolando Paiva. Ellos le enseñaron lo que a la postre ha sido uno de sus mejores valores, el manejo de la luz, pero fue un encuentro en su país con Antonio Gades y con Paco Reves lo que de alguna forma cambió su vida.
Tras ese primer contacto y cuando ya decidió instalarse en España, Reves le abrió la puerta a un mundo, el del flamenco, del que pronto se ganó la admiración el respeto hasta el punto que fue el único fotógrafo invitado a la boda de Camarón. «Reves me hizo un encargo, una serie de fotografías a los artistas del momento para mover en Japón, país donde quería promocionarlos y para algunas de las portadas de sus discos». Los primeros en pasar por su estudio fueron Paco de Lucía y Camarón de la Isla, y las imágenes que salieron de aquellas sesiones han dado la vuelta al mundo y siguen siendo referencia. Y eso, que tal y cómo le recordaba Javier Vila, el padre del guitarrista no se lo puso nada fácil. «Cayó en mis manos un libro de Fernando de Triana que fue todo un descubrimiento porque gracias a esa publicación me di cuenta de que los gitanos flamencos les gustaba ir al estudio y les encantaba posar. No les gustaban nada las fotos improvisadas. Así fue como me llevé a todos al estudio», aseguró.
Y aunque el padre de Paco de Lucía hubiera preferido que las imágenes hubieran sido más serias o Antonio Gades no parara de porfiarle en la sesión que preparó para el disco 'Galería de perpetuas' de Pepa Flores, las fotos del argentino han marcado un antes y un después en el mundo de retrato.
Alguna de ellas se pudieron ver hace unos años en la Sala Robayera (Miengo), en una muestra organizada por Juan Manuel Puente, presente ayer en el acto, y de la que Lamarca aseguró «ha sido la mejor exposición que han hecho de mi obra».