Lo fotográfico y lo escénico se funden en la imagen inaugural 2021 de La Caverna de la Luz
Su autor, el santanderino Pablo Venero Aguirre inicia la serie dedicada este año por el espacio de la calle del Sol a la investigación sobre el cuerpo en la pandemia, proyecto comisariado por Raúl Lucio
Un diálogo entre lo fotográfico y lo escénico, entre la imagen y la danza, entre el cuerpo y el alma. Es la primera imagen que ... alumbra en 2021 La Caverna de la Luz. El veterano proyecto de la calle del Sol, tras más de una década, ha logrado consolidar una manera de vivir la fotografía, desde los creadores a los espectadores. Entre ambos, un escaparate, un espejo, un reflejo temático dividido en tantas miradas como meses tiene el año. Interpretación plural sobre el mundo, coleccionismo, creatividad y reflexión confluyen en la serie expositiva de La Caverna de la luz.
La fotografía de Pablo Venero Aguirre inaugura 2021 primer foco que abordará durante el año una investigación sobre el cuerpo como motivo fotográfico. Pero no cualquier cuerpo; el cuerpo de la era post Covid-19: «El cuerpo abatido, el cuerpo abandonado, el cuerpo sitiado, el cuerpo desolado, el cuerpo invisible, el cuerpo enfermo, el cuerpo aislado, el cuerpo esperanzado, el cuerpo renovado, el cuerpo renacido, el cuerpo observado... el cuerpo atrincherado». Bajo el epígrafe 'Nole mi tangere' (No me toques) y comisariado por el fotógrafo Raúl Lucio, La Caverna que dirige Javier Vila pone en marcha este nuevo proyecto fundamentado por esa idea.
Una fotografía en blanco y negro de Javier Vila, de 1996, 'Lección de desnudo con Humberto Rivas (homenaje a Duane Michals)', preside, como avanzó este periódico, la imagen de la Colección. Esa sucesión de imágenes, una por mes, con destino al escaparate de la calle del Sol, propone una especie de imaginario del tiempo presente. Tras dedicar sus miradas de 2020 al retrato, La Caverna ha invitado a una serie de creadores de la imagen a participar en la nueva agenda. Tras Pablo Venero Aguirre, se sucederán las miradas de Ana Martín Zurdo, Maite Moratinos, Chema Prieto, Rubén García Escalante, Miriam Mora, Eduardo Gruber, Miguel Ángel García, Juan Uslé, Cecilia Álvarez Soto, Pablo Hojas y ZuLo (colectivo que se presenta por vez primera).
Desde su juventud, Pablo Venero Aguirre (Santander, 1987) sintió una atracción especial por la fotografía. De niño le encantaba perderse en las cajas de zapatos llenas de imágenes familiares. Desde entonces, lleva años trabajando el autorretrato como modo de expresión fotográfica, «usando su cuerpo y una cámara analógica que le acompaña de forma habitual». Al mirar la fotografía fundacional de esta serie, «vemos un lecho de cantos grisáceos, pulidos por miles de horas de batir de agua, en un ciclo infinito. Al fondo, la oscuridad, la negrura total. Y en el centro dos danzantes, entrelazados, cuyos cuerpos forman otro ser, más poderoso. Como si de dos células se tratase, ambos buscan abrirse paso a través de los huecos que generan sus cuerpos para así adherirse en un único organismo. El cuerpo -los cuerpos- convertido en hogar seguro, cobijo, danza silenciosa».
Tras el epígrafe 'El mar vacío', la reflexión que conlleva esta imagen alude a «tocarse, al contacto... a que juntos somos más fuertes, mejores... más buenos. Como ha comentado recientemente Manuel Borja-Villel (director del Reina Sofía), en el arte hay una cosa muy importante: el afecto. Y esta fotografía está llena de afecto, de conocimiento artístico que es, al final, el conocimiento de la piel».
El propio autor aporta algunas claves sobre su obra: «Lejos ya del miedo al contacto, sedientos y embriagados por el anhelo de ser libres, escuchan secretamente el sonido del mar mientras el viento enfría sus espinas dorsales». El mar está vacío ahora, «como nuestras mentes, que se enfrentan estos días a acontecimientos que les es imposible procesar». Pero hay también en esta imagen «un bello momento de pausa, de tensión controlada, de reposo que parece que va a dar paso a una coreografía improvisada». Y, en este sentido, Lucio se refiere a un sahumerio, «una auténtica ceremonia de purificación que nos demostrará, finalmente, que el mar no estaba tan vacío como pensábamos».
Raúl Lucio (Reinosa, 1967) fotógrafo y gestor cultural, mantendrá este año esta combinación de «miradas heterogéneas, enfocadas todas ellas hacia el cuerpo; esta vez un cuerpo acosado por la pandemia».
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