«Ya es hora de revisar el teatro de Lorca y dejar de dar vueltas a su trilogía rural»

-Atalaya regresa a Santander con 'Así que pasen cinco años'.

-Así es. La primera vez que estrenamos esta obra, en 1986, estuvimos en Santander en el Aula de Teatro que dirige Francisco Valcarce y luego hemos vuelto muchas veces con otras cosas. Pero nunca hemos estado en el Palacio de Festivales. Así que yo lo vivo casi como el cierre de un ciclo. Entonces era la primera vez que yo dirigía teatro de texto y esta obra fue la que nos dio a conocer.

-Se trata de una de las obras más desconocidas de Lorca. ¿Qué es lo que les atrajo de ella?

-Forma parte de la trilogía del Teatro Imposible junto con 'El público' y 'La comedia sin título'. Es una obra con un áurea muy misteriosa y mágica e incluso yo diría que terrible. Lorca empezó a escribirla en Nueva York influenciado por ese aluvión de imágenes que detectó en esa ciudad y la termina el 19 de agosto de 1931. Justo cinco años después Lorca es asesinado de un disparo, como el protagonista. Otra coincidencia es que en la obra se habla de un pozo en el que supuestamente caeríamos al cabo de cinco años. Pues bien pasado ese tiempo todos los españoles cayeron en el pozo de la Guerra Civil y algunos literalmente en una fosa como fue su caso.

-¿Qué temas aborda?

-Lorca escribió 'Así que pasen cinco años' influenciado por dos grandes personajes del momento: Einstein y Freud. El primero estuvo en la Residencia de Estudiantes en los años 20 para dar una conferencia sobre la relatividad del tiempo que impresionó mucho al poeta. Freud no llegó a estar físicamente en Madrid pero en esa época publicó su famosa 'Teoría de los sueños' que también le influyó mucho. Así que el tiempo y los sueños son los principales temas de esta obra que Lorca aborda con ese lenguaje suyo tan mágico y tan onírico.

- La obra se enmarca en el llamado Teatro Imposible. ¿Cómo se puede llevar a escena una libreto que de entrada se autodenomina así?

-Lorca decidió llamarlo así en el año 1931 cuando la leyó y sus compañeros y amigos le dijeron que era muy rara y que siguiera escribiendo en la misma línea que llevaba hasta el momento con obras como 'Mariana Pineda', 'El romancero gitano' o 'La zapatera prodigiosa'. Entonces todavía no había escrito la trilogía rural ( 'Yerma', 'La casa de Bernarda de Alba' y 'Bodas de sangre'). Fue esa resistencia tan grande a 'Así que pasen cinco años' o 'El público' lo que le llevó a escribir otras cosas más 'fáciles' cómo esa trilogía que le dio tanto a conocer y que se han representado tantas veces que el tiempo las ha envejecido. De alguna manera él vio que no era una obra para aquel momento aunque siempre confió en que después de algunas décadas iba a ser el teatro más querido de todo lo que había escrito.

-¿Y acertó?

-Creo que fue demasiado optimista. Algunos de sus estudiosos como Ian Gibson afirman que estas obras son las que realmente nos dan idea del Lorca contemporáneo y que ya toca ponerlas en primer plano porque no debemos ni podemos seguir dando vueltas a su trilogía rural por los siglos de los siglos. Yo también lo creo. Sin embargo al público aún le cuesta entrar en ellas.

-Atalaya la representó hace más de tres décadas. ¿Encuentra muchas diferencias entre la España de entonces y la de ahora?

-Muchas. España, con respecto a entonces, ha sufrido un retroceso. En aquel momento, en el año 1986, sólo había dos televisiones (La Primera y La 2) pero eran infinitamente mejores a las que hay ahora. La actual oferta televisiva ha provocado un empobrecimiento cultural en el país porque la programación de entonces no tiene nada que ver con la estupidez que tenemos ahora. Echo en falta programas como 'La clave' de Balbín y me sobran los reality show de Tele 5 y los telefilmes rancios que emiten. Volver a llevar esta obra a escena me ha servido de termómetro para ver el retroceso que tiene este país.

-¿Por qué la han puesto de escena de nuevo?

-Ha sido un encargo del Centro Dramático Nacional. Su director, Ernesto Caballero quería que Atalaya hiciera una producción nueva con ellos. Yo le propuse hacer 'El público', pero él me recordó que esa obra se había hecho ya y que prefería encomendarnos 'Así que pasen cinco años' pero con otra visión.

-Normalmente a Lorca se le define como poeta, ¿usted reivindicaría a Lorca como dramaturgo?

-Por su puesto. 'Así que pasen cinco años' y 'El público' son de una tremenda calidad literaria. También 'La casa de Bernarda Alba' que para mí es enorme e incluso 'Bodas de sangre'. 'Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín', por ejemplo, es otra joyita, pero con su Teatro Imposible Lorca se adelanta a todo el teatro que vino después con el surrealismo e incluso el absurdo. Si a Lorca no le hubiesen asesinado con 38 años hubiese sido uno de los grandes dramaturgos del siglo XX a nivel mundial porque no cabe duda que lo es a nivel español. 'Así que pasen cinco años' la escribe con 33 años mientras que Valle Inclán con 38 años no había escrito prácticamente teatro. 'Luces de bohemia', 'Las divinas palabras' y las grandes obras de Valle Inclán las escribe con cerca de sesenta años, unos quince antes de morir. Así que imagínate lo que Lorca hubiese podido escribir si no lo hubiesen asesinado.

-Hablar de Lorca y teatro significa hablar de La Barraca. En cierta forma Atalaya ha heredado cosas de aquel proyecto como llevar a escena grandes clásicos.

-Eso es un gran piropo para nosotros porque La Barraca fue uno de los grandes proyectos del siglo XX para el teatro en nuestro país. Si hay concomitancias en la idea de hacer un teatro de los grandes clásicos. La Barraca no representó ningún texto contemporáneo si no a Calderón de la Barca o Lope adaptados para llevarlos a pueblos donde no se había hecho antes teatro. Para nosotros también resulta muy importante el llamado teatro comunitario y llegar a todo tipo de público.

-¿Cuales son los próximos proyectos de la compañía?

-Estrenaremos en el Festival de Almagro 'Rey Lear', que es nuestro segundo viaje a Shakespeare . También estamos revisando 'Electra'.