Las huellas de un relato underground
El Archivo Lafuente reúne fragmentos clave de la contracultura en 'Vicios modernos' y propicia un retrato histórico
Deseaba que llegara un día en el que pudiera «peinarse y perfumarse con aguarrás». Antes de convertirse en el pintor que rezumaba poesía de las malas calles de Madrid, Ceesepe fue un «precoz, tenaz y brillante dibujante de historietas». Su obra en el ámbito del cómic se desarrolló a lo largo de apenas una década, pero su influencia y resonancia no se limitó a ese periodo. Hoy, en tiempos de corrección política, autocensura y superficialidad, aún recobra más valor aquella creación alentada por un puñado de artistas del underground.
La Casa Encendida de Madrid alberga una exposición que bucea en los orígenes del artista madrileño en su papel de puente con la Barcelona contracultural. El artífice vertebrador de este paisaje olvidado y que se creía desaparecido en muchos contenidos, es el Archivo Lafuente. La inauguración de la muestra demostró el ingente contenido que Ceesepe -fallecido el pasado año- guardaba en una maleta de manera bastante ordenada; también la importancia de unas piezas, desde lo escolar y la adolescencia hasta su conversión en pintor, que revelan el imaginario de un artista mayor. Y, finalmente, el atrevimiento, la rebeldía e insumisión de un grupúsculo que encauzó «la voz insumisa de las nuevas generaciones». La apertura de 'Vicios Modernos. Ceesepe 1973-1983' propició además un retrato colectivo histórico (ver imagen arriba) en el que posan muchos de los creadores que enhebraron los trajes alternativos de ese periodo. De las primeras historietas a sus cuadernos de apuntes y dibujos, de Star y Slober a El Rrollo y la Cascorro Factory. Y nombres como Nazario y Mariscal, Alberto García-Alix, Ouka Leele y El Hortelano. La muestra incluye 'El día que muera Bombita', mediometraje, y 'Mis años Ceesepe', fotografías de García-Alix. Un proyecto que encumbra al Archivo Lafuente como generador de una indagación esencial.