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Los integrantes del dúo vallisoletano Siloé. DM.
Siloé: «Nunca hemos tenido local de ensayo ni una nevera con cervezas»

Siloé: «Nunca hemos tenido local de ensayo ni una nevera con cervezas»

El dúo vallisoletano actúa este viernes a las 22.00 horas en la Sala Niágara de Santander para presentar 'La luz', su último disco y catapulta a los festivales el pasado verano

Javier Gangoiti

Santander

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Jueves, 1 de enero 1970

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Charlar un rato con Fito Robles es como hacer añicos todos los estereotipos que rodean a los músicos. No es su formación clásica en los conservatorios de Valladolid y Boston lo que consigue acabar con los tópicos más manidos. El cantante y líder de Siloé lo deja muy claro desde el principio: «Somos unos frikis del estudio». Junto al bajista Xavi Road, Robles presentará su nuevo disco, 'La luz', a las 22.00 horas en la Sala Niágara de Santander en el marco de la gira San Miguel Music Explorers On Tour. Será la primera vez que tocan en Cantabria, una tierra que tenían «muchas ganas de visitar» y una nueva oportunidad de deslumbrar a un público cada vez más grande en España.

-¿Por qué 'La luz'? ¿Demasiada oscuridad alrededor?

-Personalmente, creo que muchas veces la buscamos nosotros mismos. Al final, donde está la luz es donde se encuentra la verdad y donde los objetos y las canciones se reflejan. A nosotros este disco nos ha servido para encaminar nuestra vida, como una autoayuda psicológica. Una luz que teníamos que ver nosotros mismos para darnos cuenta de a dónde queríamos ir. Por eso este disco es mucho más concreto. Hemos afinado muchísimo más lo que queríamos hacer y las letras que queríamos escribir.

-¿Qué puede esperar el público de Santander este viernes?

-La premisa fundamental que tenemos es no desvirtuar las canciones e intentar transmitir su pureza, cómo han nacido y cómo crecen en nuestro estudio, etc.. Somos unos frikis del estudio. No somos una banda de rock al uso, nunca hemos tenido local de ensayo y una nevera con cervezas, eso no nos va mucho. Tenemos una cafetera, eso sí, que nos ha ayudado a pasar un año entero preparando la gira. Eso es de lo que se trata: de comunicar con la gente y que entiendan lo que tú quieres decir. A la salida, muchos salen del concierto sabiendo que no han ido a que los entretengan y a dar unas palmas. Aunque en nuestros directos se cante y se baile muchísimo, la mayoría sabe que ha venido a algo más.

-La música de Siloé se define como pop de autor y rock de guitarras. ¿De dónde bebe este disco?

-Los cantautores latinoamericanos siempre sonaron en el coche de mi padre: Pablo Milanes, etc. Esa influencia está mezclada con la música anglosajona que escucha mi generación: grupos de finales de los años 1990 y principios de los 2000 como Coldplay y otras muchas bandas que han tocado muy hondo en nosotros. En cuanto a las letras, me encanta empaparme de las cosas de mi tierra, de las raíces y de maestros como Joaquín Díaz o el cancionero popular castellano. En ese aspecto, hay mucho poso de raíz castellana.

-¿En qué ha consistido el papel de Xavi Road y Óscar Herrador en el proceso de grabación?

-Xavi hace un trabajo de posproducción increíble para repensar las canciones y ofrecer una visión diferente. Muchas veces yo llevaba unas canciones al estudio y él se dedicaba a musicalizarlas. Luego realiza un trabajo increíble para llevar al directo esa música. Es complicadísimo mezclar la música electrónica con lo que hacemos nosotros. Por su parte, Óscar se dedica a producir y proponer diferentes enfoques: probar esto, lo otro, etc. Es un auténtico experto en captar la magia de los temas. Es algo muy complejo, con muchísimo tiempo invertido, casi nos tiramos de septiembre a enero en el estudio. Hoy en día no se graban discos en tanto tiempo.

-Su formación en música clásica pasó primero por Valladolid y luego por la Universidad de Berklee de Boston. ¿Cómo marcó su paso por EE UU en su música?

-Ahí existe una cultura diferente. En primer lugar porque la población es mucho más joven, pero también hay signos de un respeto muy grande hacia los artistas vayas donde vayas. Desde el camerino, las tomas de corriente o la mesa de mezclas, se crea una cultura tremenda alrededor del concierto, la música y el local que recibe una actuación. Ahí es donde la sociedad estadounidense revela los siglos que lleva prolongando esa cultura, con la comunidad afroamericana haciendo jazz en cada esquina y un ambiente musical realmente complejo en cualquier lugar. Esto sucede en algunas ciudades de España, no en todas.

-Las letras de 'La luz' vuelven a ser un aspecto esencial de las canciones. ¿Alguna vez ha guardado alguna en un cajón por ser demasiado introspectiva o íntima?

Lo cierto es que soy muy celoso de mis canciones. Hay veces que es necesario dejar enfriar las letras y volver a leerlas más tarde. Entonces es cuando decides si te gusta o no lo que estás contando. No desde una perspectiva de concurso de talentos sino desde tu gusto personal y sin caer en opiniones drásticas de si algo es una basura o una genialidad.

-En su obra, las referencias a Dios son recurrentes. ¿La religión se deja al margen de la música?

Sí y no. Lo dejo al margen de la música profesional, pero es algo que no se puede elegir. Uno no se pone o se quita la mochila en función del tema. En este país muchas veces, los propios religiosos muchas veces se han sentido acomplejados de decirlo, lo que supone un error para todos. No debería haber límites para sentirse libres o decir en lo que uno cree. Yo lo llevo con absoluta normalidad.

-¿Qué opina de las últimas polémicas en relación a los sentimientos religiosos y la libertad de expresión? ¿Le ofenden este tipo manifestaciones?

La verdad es que no. Como dice la frase, no ofende quien quiere sino quien puede. No creo que tenga mucho sentido que alguien maldiga algo en lo que no cree. Creer o no es algo personal y profundo que cada uno vive y que tampoco sienta necesidad de proteger. Por otro lado, creo que vivir maldiciendo las creencias de los demás no forma parte de una sociedad sana. Yo me he frustrado con muchas cosas en mi vida, pero intento no proyectarlo en nada y menos en las creencias de los demás.

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