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Foto: R. Ruiz | Vïdeo: H. Díaz

«El rock and roll tenía el poder de cambiar el mundo»

Fito y los Fitipaldis comienzan esta noche en Santander la gira ‘20 años, 20 ciudades’

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Sábado, 10 de marzo 2018, 08:04

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En el Palacio de Deportes de Santander se vive un preestreno desde hace una semana. Allí desembarcó entonces la flota de 70 personas que arropa a Fito Cabrales, quien esta noche inicia la gira ‘20 años, 20 ciudades’ con sus incombustibles Fitipaldis, Muchachito Bombo Inferno abriendo el concierto y Ariel Rot como invitado.

Instalado en la ciudad desde hace varios días, por la mañana sale a correr por el paseo de El Sardinero. Después toca pulir los últimos detalles del espectacular montaje que se desvelará esta noche. Los técnicos pasean por las entrañas metálicas de este cetáceo varado. En medio, con sus cascos protectores, su hija pequeña circula en triciclo gritando «¡Aita, aita!». Y allá va, uno de los rockeros de más sólida trayectoria nacional, a hacerle carantoñas a la reina de su casa. En plena vorágine, se presta gustoso a posar y a responder sin prisa a cuantas preguntas le planteamos. En la distancia corta Fito tiene la misma cercanía que las canciones que ya son parte de la memoria musical de una generación.

- Está a punto de empezar una gira simbólica. ¿Qué sensaciones tiene?

- Da para mucho. Para pasar cosas buenas y no tanto. La sensación de 20 años es que ha habido años que han durado dos meses y meses que han durado minutos. ¡También minutos que me han parecido siglos! (ríe). Ahora ya estamos aquí.

- ¿Cómo se miden esas dos décadas? ¿En discos, en canciones, en conciertos?

- Cuando se hace como se debe, a pulso, de corazón, es una medida normal, como la de cualquiera, aunque nos dediquemos a cosas diferentes. No lo piensas a diario, que estás liado con tus cosas. De pronto caemos en que que llevamos 20 años, y dices...hostia.

- ¿Qué ocurrió al darse cuenta?

- En realidad, nos llamaron de DRO y nos dijeron «¿Sabéis que hace ya 20 años que salió ‘A puerta cerrada’?» Pues...no. Me quedé planchado. ¡20 años! En mi vida diaria soy igual que tú, pero cuando tienes que pensar en un recorrido así, asusta un poco. Bueno, también lo estamos celebrando. ¡Ojalá haya 150 aniversario! (ríe)

- Y para celebrarlo ha llamado a los colegas para sumarse a la fiesta

- Yo soy un poco contrario a las recopilaciones, pero me propusieron algo que me atrapó. Era algo más, implicando a muchísima gente, no sólo músicos, para escribir y aportar. Además decidieron sacar una recopilación de todas las colaboraciones de estos años. Ya dije: aunque no la saquemos, ¡hazme una para mí que quiero tener eso!.

- ¿Ese repertorio compartido resultó ser amplio?

- Flipamos porque había muchísimas canciones. Para meter todas habría hecho falta otro disco. Vimos que era la excusa perfecta para salir de gira y que esas colaboraciones podríamos llevarlas al directo, aunque no sabíamos si todos estarían dispuestos y disponibles. Ha sido un trabajo extra organizar las agendas, pero esta mismo noche tenemos aquí a Ariel Rot...

- Entre esos amigos está Muchachito Bombo Inferno, que abrirá sus conciertos durante estos meses

- Ese detalle, salir de gira con Jairo, ya me parece brutal. He sido fan, yo y toda la banda, desde hace años porque hemos coincidido muchas veces pero nunca habíamos tocado juntos. Esta gira nos ha unido mucho. Nos hemos encontrado en casa, hemos tocado, hemos cocinado, hemos comido...Ha sido maravilloso más allá de lo musical, tener un trato de amistad en lo personal. Y nada, nos casaremos pronto.

- Es obligatorio preguntarle por Rulo

- Quizá es, junto con Enrique Villareal (El Drogas) o Rosendo, los que más tiempo hace que les conozco. Cuando yo estaba con Platero, él estaba con la Fuga. Hablamos de hace muchos años; eran mucho más jóvenes. Desde el primer momento hubo un buen rollo que se ha mantenido hasta ahora y le llamamos para que se uniera. Él está también de gira y estará con nosotros en Gijón.

La importancia del equipo

- ¿Tenía necesidad de escenario?

- Creo que siempre la tengo. Yo que parezco tan chispeante, me encierro en mi casa y no quiero ir a ningún lado. Me acostumbro a eso. Mi vida me gusta. Me entretengo con muchas cosas; tengo tres hijos, me gusta el mundo del motor, hacer deporte...pero me siento feliz tocando.

- ¿Por encima de lo demás?

- No hay nada que se pueda equipar a cantar, subirte a un escenario con otros músicos, y ya si hay público es la hostia (ríe). El hecho de hacer música es brutal y la oportunidad de hacer giras, contar con profesionales, hacer estos montajes...es un sueño. Que no se me pase nunca esa sensación. Trato de no normalizarlo; no cogí una guitarra y de repente había 70 tíos alrededor. Pero por otro lado, cuando acaba todo, me voy a mi casa, me puedo poner enfermo, nadie me hace fotos y estoy en pijama jugando con la niña y digo: me quiero quedar aquí el resto de mi vida. Todos los que subimos al escenario necesitamos cargarnos como un móvil al llegar a casa. Llevo toda la vida buscando ese equilibrio y aún no lo he encontrado.

Imagen secundaria 1 - «El rock and roll tenía el poder de cambiar el mundo»
Imagen secundaria 2 - «El rock and roll tenía el poder de cambiar el mundo»

- Dice que componer es como enamorarse: te metes ahí y lo das todo. Pero a veces eso te absorbe e impide ver lo demás. ¿Sigue viviendo el proceso así?

- Sigo mucho menos. Por eso no compongo. O al menos le echo la culpa a eso. No me quiero dejar arrastrar. Siempre que he intentado hacer canciones ha sido olvidándome del mundo. Tengo que estar a solas. Y me lo paso bien. Puedo estar tres meses haciendo un disco y me da igual lo demás. Estoy a mi trabajo y solo me importa eso. Estoy intentando hacerlo de forma un poco menos compulsiva pero no me sale. No sé escribir de 3 a 8. Mi casa está llena de guitarras y todo el día estoy tocando, pero escribir es otra cosa.

- ¿Y no ha pensado volcar ese esfuerzo en algo más amplio?

- No me lo he planteado nunca porque me falta esa disciplina para escribir. Tengo que recuperarla con cada nuevo disco. Solo escribo cuando quiero hacer canciones. He hecho diarios, pero no es habitual que se me ocurra algo y lo escriba. Sí he tenido alguna experiencia reciente

- ¿Podemos conocerla?

- Me pidieron hacer el prólogo de la reedición de la historia de Leño. Yo tengo ese libro porque me lo regaló Carlos Raya. Dije que sí y después no podía dormir de la responsabilidad. Escribir sobre algo que como fan ha sido tan importante en mi vida… Estuve como dos semanas escribiendo todos los días y tirando todo. Pero qué maravilla cuando lo acabé. ¡Qué paz!

- Habla como fan, pero en la construcción de este disco que tiene 53 temas, ¿ha pensado en los fans o es una selección hecha para usted?

- Sí que piensas en eso. Estas cajas son para fans. Yo no suelo pensar en nadie hasta que el disco sale, pero este caso es distinto. Por eso están tan cuidadas. A mí me gusta comprar cajas. Algunas incluso las tengo sin abrir. De soul, de R&B o la de Paco de Lucía, que creo que no he puesto ningún disco pero lo tengo ahí. Cuando me preguntan por religión o política yo siempre digo que a quien tengo es a Jimi Hendrix o Rory Gallagher.

- Ha echado una mirada al pasado bastante extensa

- Sí, sí, brutal, casi como leer un diario. Hay canciones que no hemos metido porque las bandas con las que canté desaparecieron, canciones que no recordaba, que no había vuelto a escuchar, no tenían la calidad necesaria o no me mandaron los discos...

- ¿Y las que ha incluido están como estaban entonces?

- Es una recopilación sin remasterización. Queríamos que fuera así, que representara etapas de nuestra historia y nuestra historia no se puede cambiar.

La banda y el éxito

- ¿Lleva la misma banda?

- Sí, salvo un cambio. Esta vez no llevamos teclados. Fitipaldis es una banda que empezó de una forma muy sencilla, con dos guitarras y el saxo, Javi, que siempre ha estado conmigo. Joserra Semperena ha estado diez años de gira con nosotros pero en esta ocasión, yo quería recuperar el sonido original, no tan grande, porque el Hammond da grandeza siempre y por otro, él no quería salir de gira porque está en otro momento musical y lo de girar le da más pereza.

- ¿Y continúa Carlos Raya como director musical?

- Sí, Carlos Raya, en lo que respecta a los músicos, es el que nos dirige. Le queremos un montón y por eso nos dejamos dirigir. Sigue estando Dani y 'Boli' y Javi Alzola. El día que Javi diga que no viene conmigo, me quedo en casa y yo tampoco salgo.

- ¿El éxito es llenar tres noches consecutivas en Madrid?

- No. Es solo una parte. Para nosotros el éxito es dedicarnos a los que nos gusta hoy en día, que casi nadie puede dedicarse a lo que le apasiona. Eso es terrible. Desde mi punto de vista me pregunto ¿cómo puedes trabajar en algo que no te apasiona? Soy humano y lo entiendo, pero para mí eso es el éxito. Yo vengo de una familia de hostelería, sé lo que cuesta. Todo es difícil cuando tienes que hacerlo bien porque hacerlo mal es muy fácil. Pero en esta profesión el éxito también es muy cabrón.

- El éxito no siempre va de la mano del talento

- La competencia es brutal en este mundo y no sabes nunca qué es lo que te va a llevar el éxito. Hay gente increíble, con mucho más talento que yo, más altos, más guapos, pero no comunican nada. No sabes por qué a ti de repente te quieren escuchar. Hay sonidos por todos lados y entre todas, alguien coge tu canción y le gusta. Eso es alucinante. A mí me gustan los discos, no porque sean los mejores cantantes o las mejores canciones, pero me conmueve, me hace sentir algo y no quiero escuchar otro. Lo pongo y me siento bien.

- ¿Ha visto a mucha gente quedarse en el camino?

- Sí, en lo personal y lo musical. El éxito es increíble, la fama es una mierda. El éxito me hace tener un equipo mejor, preparar los discos sin prisa porque no necesito un disco para comer. Me facilita las cosas. Pero como todo en la vida, la gente no se da cuenta de que no es solo cantar o tocar la guitarra. Yo no estoy aquí porque cante bien, toque bien o componga bien. Es porque tengo un equipo detrás. Si no, podría irme con mi acústica a tocar en alguna de las terrazas de El Sardinero y hacerlo muy bien: seguirían siendo mis canciones, pero todo esto sería imposible sin un equipo. Siempre he estado rodeado por unos cracks. Desde que era un chaval, cuando empecé musicalmente… Aprendí mucho de las cosas. He tenido la suerte de estar siempre arropado. Cuando estás solo es más fácil equivocarte.

- En el rock está muriendo todo el mundo de tres años para acá

- ¡Es que ya tenemos una edad!

- ¿Va a sobrevivir el género a estas nuevas generaciones o tendremos que conformarnos mirando al pasado?

- Mi máxima es que las bandas no se mueren, se mueren los músicos. Yo sigo escuchando a Janis Joplin, a Beethoven o a los señores muertos, como dice mi mujer, pero no tengo esa sensación. Los tiempos cambian, el talento se va renovando. Hace falta un poco de historia, claro. La gente va a ver a los Stones porque son los Stones y aunque no tengan sus discos. Ahora hay veces que tienes tanto talento alrededor que no sabes por donde empezar. Las bandas de hoy necesitarán un tiempo para que se les reconozco como a Eric Clapton, por ejemplo. Lo que sí es verdad es que ya no existirán unos Beatles

- ¿En qué sentido?

- El rock and roll o el pop, durante una época, tenían el poder que hoy tiene Google. Daba una dirección a seguir, un sentido a la vida, casi un rollo bolchevique. El corte de pelo, lo que decían...cambiaban el mundo con la música. Ahora ya no se cambia el mundo con la música. Dentro de unos años habrá bandas que nos parezcan gigantescas porque estarán resumiendo años de nuestra vida.

- Hablando de cambiar el mundo, este jueves ha pasado algo muy importante con el 8M. ¿Cómo lo ve?

- Es un buen paso. Está bien. Pero cuando hay que reivindicar cosas que no habría que reivindicar es raro. Que tengan que salir las mujeres o los jubilados...Cosas que nadie pensó que habría que reivindicar. No solo hablamos de esos colectivos. Vivimos momentos de cinismo total. Todo el mundo se sube al carro y solo hay gestos. Lo demás es mentira. Vamos a lo importante. Por ejemplo, ¿por qué no se habla de la prostitución? Aún hay temas muy tabú, pero te pones un lazo y ya eres guay. Si quieres arreglar las cosas, primero que te cueste dinero. Eso demuestra que estás en el camino de que lo quieres hacer. Al Gobierno, lo mismo. Cuando le cueste sabré que va en la buena dirección. Igualdad de verdad.

- En el texto de Eduardo Izquierdo que presenta ‘Fitografía’ se dice que mirar al pasado es una forma inmejorable para encarar el futuro. ¿Qué ve en ese futuro?

- No lo veo muy diferente a como lo veía antes. En lo musical, en la vida sí. Quieras o no, la perspectiva es otra: con la mitad del camino andado, la mirada ha cambiado. Tengo tres hijos, además. El primero y el segundo no los viví igual y mucho menos que la niña, que ahora es mi brújula. En lo musical el reto para mí siempre es hacer canciones. La semilla, cuando aún no te puede ayudar nadie, estás con el papel y la guitarra, no ha cambiado nada en estos treinta años. Lo sigo viendo igual. Quizá es lo bueno. Que la primera lluvia de la que sale la hierba sigue siendo la misma.

- ¿Qué sensación le gustaría que la gente sacara de estos conciertos?

- Felicidad.

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