«Planteo al lector hasta qué punto son verdad las historias que nos cuentan»
La editorial Blackie Books publica 'Agnes', la segunda novela del autor gallego, que presentó la semana pasada en la Librería Gil de Santander
Se hizo periodista porque quería ser escritor y, alcanzados los 40, desilusionado con la profesión y mermadas sus esperanzas de poder abrirse camino en el ... mundo editorial, escribió una novela, 'Infelices', a modo de terapia. No pensaba publicarla, así que fue el primer sorprendido cuando recibió el decidido apoyo de una editorial de la talla de Blackie Books. Fruto de aquel comienzo semifortuito, el autor gallego Javier Peña (A Coruña, 1979) ha publicado en septiembre su segundo título, 'Agnes', una novela en la que vuelve a ahondar en la compleja realidad humana en un texto absorbente con el periodismo como telón de fondo. Considerado por la crítica nacional como uno de los escritores emergentes con mayor proyección, Peña presentó su nueva novela el pasado viernes en la Librería Gil de la Plaza Pombo de Santander.
-Ha presentado 'Agnes' en Gijón y un día después lo ha hecho en Santander. No para usted.
-Sí, ahora se publican un montón de libros y hay que estar ahí, luchando para que te lean.
-La críticas de su nueva novela, pese a que apenas lleva dos meses en el mercado, son realmente buenas. Eso algo ayuda, ¿no?
-La verdad es que está gustando mucho y estoy muy contento con la recepción que está teniendo. Hay gente que me dice que se lo está leyendo en uno o dos días, que engancha mucho. Aun así hay que intentar que llegue a más y más lectores porque me daría mucha pena que un libro que está gustando no llegase a todos los lectores a los que podría llegar, así que si para conseguirlo hay que recorrer toda España lo haré.
-¿En qué medida ha renunciado al periodismo para dedicarse a la literatura?
-Absolutamente, aunque nunca se sabe lo que puede pasar en el futuro. Ahora mismo no me planteo un regreso al periodismo. Estuve 16 años trabajando, primero nueve en el Diario As y después otros siete en la Xunta como asesor de comunicación, donde escribía discursos.
-De un periódico deportivo a escribir discursos políticos. Un cambio de registro total...
-Para mí era parecido escribir las crónicas del Deportivo y del Celta que escribir discursos. Eran la misma misma fantasía. Fue una etapa con sus luces y sus sombras pero de la que no reniego porque aprendí mucho y, al final, la vida son precisamente las cosas que vas aprendiendo por el camino. Además creo que también ha influido en mi escritura y en mi forma de ver la vida, pero es una etapa que ya he quemado.
-Y ahora, ¿se siente cómodo con la profesión de escritor?
-Es muy difícil vivir de las ventas de un libro porque no se cobra mucho por cada ejemplar vendido. Ahora, alrededor de las novelas que he escrito hemos creado talleres literarios y en Santiago de Compostela hemos creado una residencia literaria que dirijo yo y que es un proyecto que me hace mucha ilusión. Así que en general estoy viviendo de las novelas y de todo lo que surge a su alrededor.
-¿Dio el paso por amor a la literatura o por hartazgo del periodismo?
-En realidad estudié periodismo porque quería ser escritor, así que de alguna forma se torció desde el principio (ríe). Una vez metido en la profesión me di cuenta de que el periodismo no tenía nada que ver con escribir ficción. Es verdad que después de 16 años me casé mucho del periodismo, especialmente de la parte de comunicación política, que fue la que me dejó con mal cuerpo. De esas malas sensaciones nació 'Infelices', mi primera novela, que escribí simplemente como una terapia, aunque después, por una serie de casualidades, acabó publicada en una editorial potente como Blackie Books y entendí que era mi oportunidad para intentar cumplir ese sueño por el que estudié periodismo hace ya 24 años.
«Escribir crónicas del Depor o del Celta y discursos políticos en el fondo es la misma fantasía»
PERIODISMO
-'Agnes' tiene aspecto de novela negra pero también muchos elementos propios del género realista social. ¿Cómo definiría usted su novela?
-Es algo que me pregunta mucha gente. Al final son etiquetas que les vienen muy bien a las editoriales, las librerías e incluso a los medios, pero es algo que cuando escribo no me planteo. Me gustó mucho la reseña de un lector, que decía que 'Agnes' es a la vez novela negra, de viajes, biográfica... Una novela muy posmodernoa porque mezcla muchas cosas. En ese sentido es una novela amplia, porque toca muchos palos aunque no se centra en ningún género en concreto.
-Lo que no puede negar es que se trata de una propuesta muy original, que trasciende muchos de los postulados sociales actuales...
-Estamos viviendo un momento en el que las novelas y la sociedad en general están muy centradas en uno mismo, en el yo y el ego, y esta novela quiere reivindicar esa costumbre maravillosa de contar historias, que es algo que parece que se está perdiendo porque parece que ahora solo podemos contar cosas de nosotros mismos.
-La capacidad para generar tensión narrativa es otra de sus virtudes. ¿Cómo lo logra?
-No es algo que tenga muy claro. Tengo una cierta idea pero cuando escribes nunca sabes si vas a conseguir cautivar al lector. En este caso creo que se trata de una novela que tiene muy buen ritmo, entre otras cosas por sus diálogos, que son bastante dinámicos, entretenidos y están cargados de ironía. También ayuda el hecho de que en la trama ocurren muchas cosas.
-Más allá de los sucesos que acaecen, ¿busca su novela transmitir otra serie de mensajes?
-Hay un montón de mensajes en la novela, pero no son mensajes que haya pensado de antemano. No me gusta lanzar mensajes dirigidos porque parece que hablas desde un púlpito. Esos mensajes acaban saliendo porque si ese tipo de pensamientos te obsesiona cuando escribes al final acaban saliendo. Es ahora, cuando la novela ya está terminada y en manos de los lectores, cuando realmente veo esos mensajes.
-¿Cuáles son?
-La novela plantea hasta qué punto nos podemos creer las historias que nos cuentan, hasta qué punto algo puede ser considerado verdad y qué es ésta. Es algo que entronca mucho con las redes sociales y las 'fake news', con la duda recurrente de si nos cuentan la verdad o su verdad. También en la forma en que Foret, el escritor, trata a las mujeres, hay un mensaje implícito bastante potente y actual, y lo mismo ocurre con el periodismo.
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