Las primaveras de Arancha Goyeneche en el Museo de la Naturaleza
La artista santanderina reúne en 'El año que hay primavera', una serie de once piezas a modo de reinterpretación del género del bodegón floral mediante la incorporación de formas tridimensionales
'Un acto de resistencia' es el epígrafe que el crítico y comisario de exposiciones Fernando Gómez de la Cuesta dedica a la artista santanderina ... Arancha Goyeneche a la hora de enmarcar su nueva creación. Premio de Artes Plasrtica de Cantabria en 2020, reciente protagonista de una donación al Museo de Altamira y coherente y activa perseguidora de formas y espacios renovadores del hecho pictórico, Goyeneche «lleva tiempo trabajando en ello, haciendo y ofreciendo, buscando la manera de activar una nueva forma de ser y de estar, de vivir, integrarse y crecer».
El Museo de la Naturaleza de Cantabria, en Carrejo, acoge desde el próximo sábado, día 9, su nueva muestra en la que confluyen dos proyectos marcados por una frontera en la época abrupta de la pandemia.
Y lo hace, subraya el crítico, «realizando unos recorridos, físicos y mentales, que van forzando este perímetro, exigente y exigido, mientras transita por esos espacios liminares en busca de conocimiento y de experiencia, analizando todo aquello que nos rodea, observando y comprendiendo cómo se desarrolla la naturaleza en equilibrio sin esa injerencia humana que ha demostrado ser tan tóxica, pretenciosa y perniciosa».
Tras la pandemia y el confinamiento plasmado por Goyeneche en 'El año que no hubo primavera', ahora en el Museo de la Naturaleza mostará 'El año que hubo primavera'. Las obras de esta exposición se gestaron mientras la artista paseaba con su bicicleta por Cantabria, durante la primavera de 2021. Ambos trabajos tienen que ver con ese periodo estacional, solamente que relacionados con dos años consecutivos muy especiales que coincidieron con la aparición del virus.
Unas simples flores silvestres que cada primavera inician su ciclo vital son el germen para desarrollar este doble proyecto artístico.
Goyeneche explica que estas series dialogan en su conjunto y entroncan con la idea que lleva desarrollando desde hace bastantes años en un estilo de vida, de acercamiento y respeto hacia la naturaleza.
«Habitualmente realizo incursiones andando o en bicicleta en parajes naturales con los que convivo, para desarrollar los aspectos terrenales sensitivos con los que me encuentro (el color del cielo, el vaivén de las olas, el flujo del viento, floraciones...), y así nutrir una sensibilidad que servirá de motor para la realización de toda mi producción artística».
Observación directa
La nueva serie de once piezas que comenzó hace un año provienen de la observación directa de la floración silvestre de los meses de febrero a julio en la que ese año fue, como ocurrió en 2020, especialmente exuberante. «Es una reinterpretación del género del bodegón floral mediante la incorporación de formas tridimensionales, así como una catalogación de las distintas especies que crecen en estado salvaje», sostiene Goyeneche.
Cada obra alude a una flor o conjunto de flores: Escobas, escajos y espinos; Botón de oro, flor del sol con amapola; Margarita; Arroyo con lirones; Gordolobo; Culebrera; Acianos y amapolas en el trigal… Recorrí más de 1500 kilómetros en bicicleta y exploré los campos y montes de Cantabria durante el cierre perimetral, además de la Montaña palentina, una vez que se abrieron las limitaciones. .
«Transitar, recorrer, hacer y crear, aplicar esfuerzo, profundidad y conocimiento son las maneras de permanecer de Arancha Goyeneche», subraya Gómez de la Cuesta ante esta nueva comparecencia.
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