Era lo que había
Juan Carlos Cano Lavín investiga la historia en la región de las dos instituciones de control social del franquismo
Por motivos no muy difíciles de comprender, se diría que sobre algunos capítulos de nuestra historia reciente –o ya no tanto, pues hace medio siglo ya desde que terminó la dictadura– se extiende un manto de silencio, como si ciertas cosas fuera mejor olvidarlas. O, si acaso, no 'menearlas'. Pasajes y hechos que, dependiendo de las posiciones ideológicas o las implicaciones personales propician todavía un apasionamiento irracional, en el que enseguida aflora esa disputa interminable entre los partidarios de uno y otro bando de la guerra de 1936, como la 'posguerra civil' no se acabara nunca. Difícil, pues, aproximarse con objetividad a asuntos como el control social durante la dictadura franquista.
Exactamente eso es lo que pretende Juan Carlos Cano Lavín en 'La Sección Femenina y el Frente de Juventudes en Cantabria. Su influencia en los ... jóvenes', un pormenorizado estudio sobre esas dos instituciones y su actividad durante cuatro décadas, entre 1934 y 1977, años de actividad de ambos órganos de la Falange, primero, y despu'és del Movimiento Nacional. Sumergirse en las páginas de este estudio de Cano Lavín, más que un ejercicio de nostalgia, supone un viaje a un mundo que ya suena muy ajeno, lleno de Escuelas-Hogar, Círculos de Juventudes, Cátedras Ambulantes, Coros y Danzas, Hogares Rurales, Casas de Flechas… Una época en la que el control social se ejercía a través del adoctrinamiento de la juventud, mediante mecanismos explícitos, como la impartición de asignaturas en las escuelas como Educación Patriótica o Formación del Espíritu Nacional o de modos menos evidentes, como los albergues, campamentos o clubes de actividades deportivas y culturales.
La publicación
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Titulo La Sección Femenina y el Frente de Juventudes en Cantabria
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Autor Juan Carlos Cano Lavín
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Editorial Librucos, 2025.
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Páginas 178
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Precio 15 euros
En todos ellos, además de la disciplina inherente a la 'Nueva España', se trataba de inculcar en los jóvenes la ideología del régimen, con la fe católica como eje vertebrador, la educación física como vía de escape de la fogosidad adolescente, cuyo 'tiempo libre' debía de ser ocupado con todo tipo de actividades inocuas para el sistema político. Para las mujeres, por su parte, el panorama era todavía más asfixiante, bajo el control de la Sección Femenina, sus intrincados sistemas de formación alternativa y hasta un servicio social paralelo al militar. Así, Cano Lavín –doctor en Pedagogía, docente de extensa trayectoria e historiador de la Escuela Normal de Santander– realiza un minucioso repaso de toda esa ingente actividad de ambas ramas del Movimiento Nacional, pero alejado de todo juicio moral; y es que, explica, «era lo que había». No puede haber mayor objetividad.
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